*Narra Elena*
Comienza el día. Estoy más nerviosa que nunca. No me había sentido tan agobiada desde que decidí entrar en esta carrera. Hoy me toca presentar un trabajo muy importante, y si consigo que me den una nota alta podré conseguir la beca para irme a Holanda a seguir estudiando. Estoy completamente segura de que la voy a cagar en esta exposición porque son muchas partes, un trabajo muy largo y aunque está lo mejor elaborado posible va a haber mucha gente y seguro que me quedaré en blanco.
Intento no pensar en todo eso y salgo de la cama de una vez. Me he levantado más temprano de lo normal para poder arreglarme un poco e ir mejor vestida de lo habitual.
Al salir de la cama me quito el pijama y me dirijo, con la ropa de ese día en la mano, hacia el cuarto de baño. Me doy una ducha, me visto y me pongo delante del espejo. Mi cara expresa lo poco que he dormido esa noche y mi pelo está igual de revuelto que siempre. Intento darle forma, pero lo difícil que es hacerlo es una de las razones por las que siempre lo llevo recogido. Cuando está lo mejor posible me maquillo un poco, lo justo para tapar las ojeras y dar color a mi cara, y salgo del cuarto de baño. Rápidamente bajo las escaleras, ya con las cosas de la universidad en la mochila, y me preparo algo de desayuno. Como todas las mañanas estoy sola porque mi madre sale a trabajar una hora antes de que yo me tenga que levantar.Desayuno algo rápido y ligero para no tardar mucho y salgo de camino a la universidad. Siempre voy andando así que cuando salgo de mi casa me tranquilizo porque con la calor que hace como vaya tan rápido llegaré sudando.
*Narra Hugo*
Escucho golpes en la casa... luego gritos. Un plato se rompe en el suelo y alguien da un portazo. Miro el móvil. Las 7.15 de la mañana. Me doy media vuelta e intento volver a dormirme.
Comienzan a escucharse llantos.
Salgo de la cama y me dirijo escaleras abajo hacia la sala de estar. Allí está mi madre, tumbada en el sofá, con la cara pegada al cojín y llorando. Me acerco con cuidado a ella para no asustarla y me siento a su lado. Deja de llorar y se da media vuelta.
-Hola, hijo.- intenta sonreír pero le queda una especie de mueca rara.
-¿Qué ha pasado?- no me hace falta preguntar, me lo imagino.
-Nada, tú no te preocupes.- siempre dice lo mismo. Se levanta del sofá y sube las escaleras.
-Estaré en mi cuarto.- me dice.
Me quedo en el sofá, mirando a la nada. Sé lo que ha pasado, el cabrón de mi hermano mayor ha vuelto a hacer de las suyas. Recojo los destrozos que hay por el suelo de la sala de estar y la cocina y miro la hora. Las 8.20 de la mañana. Preparo café, tostadas, saco algunos dulces de la despensa y lo pongo todo en una bandeja. Lo subo al cuarto de mi madre y se lo pongo en la cama, no está dormida.
Me mira sorprendida y me sonríe, está vez sí de verdad. Se le saltan las lagrimas y la abrazo.
-Venga, tómate el desayuno.- le digo cuando ya nos hemos soltado.
-Claro.- vuelve a sonreírme y me ofrece un dulce de los que he puesto.
Lo cojo y le pego un sorbo a mi taza de café.
Nos quedamos un rato tranquilos desayunando y luego hago que se vista. Me voy a mi cuarto y me doy una ducha y me pongo algo cómodo, unos vaqueros y una camiseta. Salgo y ya está esperándome.
-Te puedo dejar en la puerta del centro si quieres.- me dice mi madre.
-No te preocupes mamá, iré andando, así me despejo.-
Se va con el coche hacia el trabajo y yo cojo las llaves para salir a recoger a mi hermano de sus clases. Sí, es mayor que yo, pero después de violar su acuerdo con mi madre debe largarse, así que tengo que ir a por él y esperar la llegada de mi padre, que es quien se hará cargo de él a partir de ahora.
Miro el reloj, la hora perfecta para salir. Me encamino con el paso ligero, contra antes llegue, antes se termina. Voy a cruzar una calle y ¡zas! Cuando me quiero dar cuenta me acabo de chocar con alguien.
-¡¿Pero que...?!- maldigo
-Lo siento.- se disculpa una chica.- Mierda, mierda, mierda.- todos sus papeles estaban en el suelo.
*Narra Elena*
¿Cómo es posible que tenga tanta mala suerte? Justo hoy tiro por la calle todo mi trabajo y demás cosas de la universidad.
-Lo siento.- vuelvo a repetir a la persona con la que he chocado. Aún no le he visto la cara, pero por sus palabras puedo advertir que no está especialmente contento con el suceso.
Se agacha a mi lado y comienza a ayudarme a recoger los papeles.
-No te preocupes, solo ha sido un accidente.- su voz había cambiado por completo. Me quedo embobada mirando su cara y al cabo de un minuto me levanto.
-Gracias.- le sonrío.
Me devuelve la sonrisa y me hace un gesto de despedida. Se marcha y yo sigo mi camino. Me escuece la rodilla así que probablemente tenga una herida y los papeles están desordenados. Tendré que estar como cinco minutos poniéndolos en sus respectivas carpetas de nuevo.
Gracias por leer hasta aquí. Espero que hayas disfrutado del primer capítulo y que esperes hasta el segundo y todos los demás. Si tienes alguna duda o quieres dejar algún comentario, no lo dudes y por supuesto te agradecería que compartieras esta historia para hacer que llegase a más lectores interesados.
Gracias
ESTÁS LEYENDO
Amor infinito
Romance¿Qué pasaría si te chocaras con el amor de tu vida tan casualmente por la calle? Esta es la historia de Hugo y Elena, dos chicos que por casualidad se conocieron un día y tuvieron una historia de amor muy peculiar llena de amor, risas y algunos mome...