Se avecina tormenta.

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*Narra Elena*

Es tarde y aún no he recibido ningún mensaje de Hugo. Sé que no debería preocuparme, no hablamos siempre, pero un día entero sin recibir nada de él...

Al final me decido por hablarle, a lo mejor ha estado ocupado. Le escribo: Hola

Es por la mañana, las doce y estaba sentada en los escalones de mi universidad esperando a la siguiente clase.

Lunes por la mañana, clases aburridas, madrugón, ¿hay algo peor?

Vibra el móvil. Es un mensaje de Hugo:

-Hola.-

-¿Qué tal?-

-Recien despertado, anoche tuve unos problemillas en casa.-

-Vaya.-

-Te llamo luego y hablamos.-

-Claro.-

Entro a clases y saco todos mis apuntes.

-Holaa.- es Ángela, bastante feliz.

-Hola.- le sonrio.- ¿A que se debe esa gran sonrisa?- que por cierto es my contagiosa.

-Pues a que hoy he terminado mis últimos examenes, es como si me hubiera quitado un gran peso de encima.-

-Genial.- se sienta en la mesa de al lado.- A mi me falta uno la hora siguiente.-

No sólo era Lunes, sino que era el último Lunes antes de las vacaciones finales de verano.

-Mucha suerte.-

-Gracias.-

Entra el profesor y comienza la clase.


El resto del día es mucho más tranquilo, al volver a casa me siento a comer con mi madre, ella se va y yo subo a mi habitación, suelto la mochila en una esquina de mi habitación, con suerte no volveré a tocarla en dos meses.

Me pongo algo cómodo y me tiro en la cama con el portatil. Pongo una película y cojo de la cocina algunas provisiones para la tarde.


*Narra Hugo*

Salgo del trabajo a las 9 me dirijo al coche. Lo arranco y lo primero que hago es poner el aire acondicionado, la calor es demasido hoy.

Llego a casa y mi madre tenía una gran cena preparada.

-¿Y esto?- le pregunto.

-En compensación.-

-¿Por?-

-Se que estos días he estado bastante tiempo fuera, y como sabia que vendrías cansado y con hambre pensé en hacerte una cena especial para nosotros.-

-Vaya.- me quedo asombrado.- Gracias.-

Nos sentamos. Había preparado lasaña, hamburguesas, patatas y ensalada. Todo un mix.


Cuando subí a mi habitación estaba lleno y muy feliz. La cena con mi madre había sido muy buena, hacía tiempo que no hablaba con ella así.

Me duché y cogí el móvil. Llamé a Elena.

-Hola.- contestó.

-Hola.-

Silencio.

No entiendo por qué estamos en silencio.

-¿Te pillo en mal momento?-

-No, tranquilo.-

-¿Quieres hablar de algo?-

-¿Por qué no me cuentas que fue lo que te pasó?-

-Ah, sí.- no se muy bien como explicarlo.- Anoche cuando llegué a casa mi madre no estaba. La llamé y estaba con unos amigos. Cuando volvió se encerró en su cuarto con un hombre.-

-Pero... ¿qué tiene de malo?-

-Nada, supongo.-

Silencio.

-Oye, no quiero meterme en asuntos de tu familia pero creo que tu madre se merece ser feliz.-

-Lo sé.-

-Debes alegrarte por ella, eres su hijo.-

-Lo sé.-

-Sé que es dificil, pero te acabarás acostumbrando.-

-¿Tú crees?- no estaba tan seguro.

-Sí, he pasado por lo mismo.-

Me quedé un poco en shock. Ahora que lo pienso Elena nunca habla de su padre. Sólo sé que es hija única.-

-¿Y eso?- pregunto timidamente.

-Bueno... es una larga historia.-

-Si no quieres hablar de ello lo comprendo.-

-No es eso, es que...-

Silencio.

-¿Elena?-

Cuelga.


No volvió a contestarme a ninguna llamada ni mensaje durante tres días.

Amor infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora