*Narra Hugo*
-¡¿Qué?!- su cara estaba descompuesta.
-Técnicamente, ella me besó a mi.-
-¿Y dejaste que pasara?-
-Sí.-
Se levanta de la silla.
-Elena.-
-¿Cómo has podido?-
-Lo siento, estaba borracho, ni siquiera me di cuenta.-
Empezó a dar vueltas por la habitación y a morderse las uñas. Me levanto y me acerco a ella.
-Oye, tranquila. Vamos a hablarlo.-
Me mira pero su mirada no tiene odio sino dolor.
-Elena...- se aleja de mi.
-Lo siento, necesito tiempo.-
-¿Tiempo?-
-Adiós, Hugo. Ya hablaremos.- se acerca a la puerta.
-Elena.- la llamo.
-Lo siento Hugo, pero ahora mismo no puedo.- me da una cajita.- Si quieres solucionarlo debes dejarme un tiempo.-
Y se va.
Me siento en la silla, mi cuerpo da un bajonazo. Miro la mesa, las velas, la comida casi sin probar, la otra comida aún preparandose y la cajita que me había dado. La abro y dentro veo una pequeña carta y una cadena. En la carta ponía: nuestro símbolo personal. El colgante era una llave en miniatura, ella debía de tener el candado.
*Narra Elena*
Cuando me quiero dar cuenta estoy corriendo dirección a mi casa. Estoy llorando y a mitad de camino me paro en seco. Me siento en la acera y sigo llorando. Si vuelvo ahora a casa así mi madre se pondrá histérica, no se que hacer.
Llamo a Ángela por teléfono.
-Hola, ¿qué tal la cena romantica? Se supone que tendrías que estar ya allí ¿no?-
Lloro aún más fuerte.
-¿Qué pasa?- pregunta Ángela preocupada.
-Ha besado a otra.-
Silencio.
-¿Ángela?-
-¿Estamos hablando de la misma persona?-
-Sí.-
-¿Hugo? Vaya.-
-Sí.-
-Lo siento.-
-Supongo que es culpa mia por confiar en alguien tan pronto.-
-No te tortures.-
-¿Cómo quieres que no lo haga? Se ha besado con otra chica.-
-¿En la fiesta?-
-Supongo.-
-¿Qué te dijo?-
-Que estaba borracho.-
-Menuda escusa.-
-Ya.-
-Oye, no te preocupes ¿vale?- silencio.- ¿Qué le has dicho?-
-Que necesitaba tiempo.-
-¿Vas a pensártelo?-
-No lo sé. Estoy hecha un lío.-
-Oye, levanta la cabeza, respira, secate esas lágrimas, vuelve a casa, acuestate y mañana ven a la mia y hablamos del tema.-
-¿Seguro que...?-
-Sin excusas. No vuelvas a pensas en eso hasta mañana cuando estemos juntas.-
-Vale.-
-Venga, llamame cuando llegues a casa.-
-Es tarde.-
-Tú hazlo.-
-Vale.
Lo hago, cuando llego a casa por suerte mi madre está dormida en el sofá. Subo a mi habitación, me cambio y me pongo el pijama, me tumbo en mi cama y llamo a Ángela.
-Así me gusta.- me dice al contestar.
Me rio, no puedo evitarlo.
-¿Ves? Ya estás mejor.-
-La verdad es que sí.-
-Genial.-
-¿Qué haces?- le pregunto mientras me pongo la televisión.
-Pues estaba leyendo cuando me llamaste así que me puse una pelicula para no dormirme.-
-Gracias.-
-Para eso estamos las amigas.-
-¿A qué hora quieres que vaya mañana?-
-Cuando quieras.-
-Vale.-
Ambas nos quedamos en silencio, escuchaba la película que estaba viendo pero no llegaba a pillar cuál era.
-Para estas reuniones por telefono deberiamos de usar Skype.
-Cierto.- le contesto.
-Así nos vemos y no gastamos dinero.-
-Pues conectate.-
-Hm... vale.-
Nos tiramos tres horas hablando por Skype de las peliculas que estabamos viendo, de nuestras vidas y de cosas random que salieron.
Para cuando nos dimos cuenta era tardísimo así que ambas nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente me desperté a las 12 de la mañana. Mi madre estaba terminando de recoger cuando bajé a la cocina.
-Buenos días bella durmiente, ¿qué tal anoche en tu cena romántica?-
Como un balazo en el corazón todo lo sucedido anoche se me agolpa en el pecho y las lágrimas comienzan a surgir. Las aguanto y le sonrío a mi madre, inventandome una falsa cena que no había ocurrido.
Subo corriendo a mi habitación y me tumbo en la cama, boca abajo, y lo suelto todo. Todas esas lágrimas que durante el rato que mi madre estuvo preguntandome se me quedaron ahí. Lloré por lo que parecía una eternidad y cuando me di cuenta me dolía todo el cuerpo. Me di la vuelta en la cama y me puse mirando al techo. ¿Qué había hecho? Había confiado en un desconocido, me había enamorado y me habían destrozado en segundos.
*Narra Hugo*
No me he levantado de la cama, y no pienso hacerlo. Desde que anoche recogí todo y me acosté no he vuelto a levantarme. Tampoco he dormido. Cada vez que cierro los ojos me imagino besando a esa chica de nuevo y la cara de Elena, sus ojos, sus lágrimas, su dolor.
No podía quitarme esa escena de la cabeza, no podía olvidarme de ella y de lo que había hecho.
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Amor infinito
Romance¿Qué pasaría si te chocaras con el amor de tu vida tan casualmente por la calle? Esta es la historia de Hugo y Elena, dos chicos que por casualidad se conocieron un día y tuvieron una historia de amor muy peculiar llena de amor, risas y algunos mome...