Flores

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*Narra Hugo*

En los siguientes tres días le mandé varios mensajes y la llamé un par de veces. Todos sin respuestas.

Podría ir a su casa pero no quiero molestarla y seguro que ella está bien.

Intento seguir mi vida lo más normal posible y no estar pendiente del móvil durante todo el tiempo.

El primer día pasó lento, estaba preocupado.

En el segundo día la preocupación se relajó y pasó a la duda.

El tercer día la duda se convirtió en enfado.

Para cuando Elena dio señales de vida era incapaz de hablarle. Su mensaje fue:

-Lo siento, no puedo hablar de ello.-


Me fui al trabajo y al llegar allí me encuentro con Luis en el aparcamiento.

-¿Qué haces aquí?-

-Quería decirte algo y como estaba cerca decidí pasarme un momento.-

-¿Qué pasa?-

-Nada, mañana hago una pequeña fiesta en casa, ya sabes, los colegas de siempre, y pensé que como era viernes noche pues te apetecería.-

-Claro, ¿a qué hora?-

-A las 10.-

-Allí estaré.-


Salí de trabajar y volví a casa. Cogí el móvil y ahí seguía el mensaje.

Lo solté y me fui a la ducha.


*Narra Elena*

La he cagado. Es oficial.

Sé que estuvo muy mal hacerle eso a Hugo, pero... pero... no podía.

¿Por qué no se lo dije? ¿Por qué soy así de estúpida? ¿Y por qué tardo tres días en darme cuenta?

No responde a mi mensaje, ni siquiera lo lee. Está enfadado. O ha dado por hecho de que hemos terminado... ¿Hemos terminado? No ¿verdad? Aunque parece que...

¡Dios!

Espero a su mensaje, tengo miedo de lo que pueda pasar, de como pueda estar, de lo que piense ahora de mi...


Al cabo de varias horas recibo su contestación. Eran las 10 de la noche. Su contestación fue:

-OK.-

Estaba enfadado.

Lo llamo y tras varios tonos contesta.

-¿Sí?- su voz era apagada.

-Lo siento.- es lo primero que suelto.

Se queda callado, no dice nada.

-Lo siento.- repito.

-Te oí la primera vez.-

Agacho la cabeza avergonzada y comienzo a llorar. Me oye ya que su tono de voz cambia por completo.

-Oye, tranquila ¿vale?-

-Lo siento.- repito entre lágrimas.

No sabe que contestar, o no quiere contestar. Tras varios minutos de silencio me dice:

-Hablamos mañana, en persona, por la mañana, ya terminaste las clases ¿no?-

-Sí.-

-Hasta mañana.-

-Hasta mañana.-

Cuelga.

No se que duele más, si su tono apagado e indiferente o la conversación tan triste que hemos tenido.


Al rato, cuando consigo calmar mis lágrimas me quedo dormida.


A la mañana siguiente Hugo me manda un mensaje:

-Voy cuando quieras a por ti.-

Me visto y me peino, desayuno algo y lo aviso. Llega unos cinco minutos después.

-Hola.- digo al entrar al coche.

Me siento como si fuera la primera vez que estoy con él, como si volvieramos a ser unos extraños el uno para el otro.

-Hola.- me contesta. No me mira, no lo ha hecho en ningún momento.

Comienza a conducir y no sé a donde se dirige, pero tampoco quiero preguntarle. Me acomodo en el asiento y agacho la cabeza, sigo sintiendome como una mierda.

Estuvimos una hora de camino a algún sitio, incluso salimos de la ciudad nuestra y llegamos a las afueras.

-¿A donde vamos?- me atreví a preguntar.

-A un lugar especial.

Cuando aparcó nos encontrabamos en un mirador. Las vistas eran increíbles.

-Wow.-

-¿Te gusta?-

-Mucho.-

Me acerqué para mirar y él se quedó atrás.

Saco el móvil y hago algunas fotos al paisaje.

Se acerca y me abraza por detras. Me pongo colorada. Me da besos en el cuello y me agarra por la cintura, cada vez más fuerte, pero sin hacerme daño.

Sonrío, no puedo evitarlo, y él lo hace también.

-Te quiero Elena.-

Me quedo en shock. ¿Acaba de decir lo que acabo de escuchar?

-Yo también Hugo.-

Me gira y me besa, un beso apasionado pero lento y cariñoso. Sus labios, el roce de su barba de unos díos y sus manos, agarrando mi cintura, subiendo hasta mi nuca y acariciendome el pelo.

Le agarro de la espalda y me apoyo sobre él, me dejo llevar por completo.

Cuando nos separamos me tiende un ramo de flores, unas margaritas, mis flores favoritas.





Amor infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora