Capítulo Siete

9.9K 881 484
                                    


Séptimo peligro.

Dos días pasaron desde la última vez que viste a Jeff. Habías empezado a ir a clase con naturalidad. Claro que llevabas muñequera en tu brazo izquierdo para que nadie viera el corte vertical que te hiciste en la muñeca. Los puntos aún seguían.

Al llegar a tu aula pusiste tus libros en la mesa y te sentaste sin decir nada. Nadie te dijo nada, ni siquiera te preguntaron como estabas. Solo se te quedaron mirando y murmurando. Como de costumbre.

Las clases se te pasaron rápidas, ya que te dedicaste a pensar en todo lo que estaba pasando.

Al regresar a casa, no hallaste a nadie. Comiste como si fuera un día normal y luego subiste a tu habitación a hacer la tarea. Después de terminarla, tu vista se desvío en dirección a la ventana, concretamente al bosque. El cual estaba a unas manzanas de distancia.

¿Por qué no ir?

Así podrías despejarte de todo dando un pequeño paseo.

Te levantaste y te pusiste un calzado cómodo para salir y con el móvil en tu bolsillo. Le pusiste una nota a tu madre diciendo que habías salido a dar una vuelta y que no tardarías en volver.

Saliste de tu casa y, con el paso lento y escuchando música con auriculares, caminante hacia el bosque.

Al llegar a la entrada, una sensación extraña te recorrió todo el cuerpo.

Un escalofrío.

Algo te impedía cruzar el bosque.

¿Por qué? ¿Que había dentro?

Decidirse no hacer caso de aquella sensación, de modo que diste varios pasos y te adentrarse en la oscuridad del bosque.

Tremendo error.

Los árboles eran muy altos, tanto que casi te impedían ver el cielo. Sin embargo, te diste cuenta de que el sol estaba empiezando a ocultarse. Aún así, decidiste seguir caminando, ya que sabías que tu madre llegaría tarde, de modo que no notaría tu ausencia.

Tras un kilómetro recorrido, empezaste a sentir frío y la sensación se había hecho más fuerte. Miraste a ambos lados, pero no contraste con una rama que había en el suelo. Caíste de bruces lastimándote el tobillo.

-¡Ay!- Chillaste del dolor. Con dificultad te levantaste. Decidiste salir de allí lo más deprisa posible.

Espera...

¿Por dónde debes ir ahora?

La oscuridad te impedía divisar el camino. Estabas perdida en el bosque.

empezaste a caminar sin rumbo cuando chocaste con lo que parecía ser un árbol. Sin embargo, al mirar hacia arriba, notaste que no era tan alto como los demás y era más oscuro.

Retrocediste algunos pasos desconcertada, entonces un crujido te hizo pegar un saltito. Tus ojos se abrieron como platos al darte cuenta que el árbol se estaba moviendo y empezaba a cobrar otra forma.

Un hombre.

¿Cómo era posible? Aquello te superaba. Pocos segundos después, lo que antes era un árbol ahora era un hombre exageradamente alto, vestido con un trate negro y corbata roja, su piel era blanca a más no poder y lo peor de todo era que no tenía características faciales.

Gritaste y tu primer impulso fue salir corriendo, no te importaba la dirección con tal de escapar de aquella cosa.

Algo agarró tu cintura con fuerza y te obligó a detenerte.

Tus pies dejaron de tocar el suelo, te asustaste y volviste a gritar. Tus tics nerviosos volvieron y, al ver el suelo lejos de ti, te aferraste con fuerza a lo que fuera que te estuviera sujetando.

-¡No!- Gritaste cerrando los ojos con fuerza -¡Socorro!

-Sueltala- Una voz que te pareció familiar te hizo abrir los ojos. Jeff estaba en el suelo, a unos metros de distancia justo debajo de ti. Por alguna razón las lágrimas se te salieron solas, pero la presencia de Jeff te tranquilizó y te hizo sonreír.

-Ella está en mi territorio. No interfieras, Jeffrey - Habló el hombre alto y sin rostro.

-No tienes derecho a tocarla. Soy su dueño. Está marcada- Se defendió Jeff cruzándose de brazos con el cucjilloen la mano.

-¿Y eso qué?

Jeff no respondió, simplemente dejó un salto y cortó lo que quiera que te estaba agarrando con fuerza de la cintura. Diste un suspiro al ya no notar la presión, pero te caíste al suelo de costado arañando y manchando tu rostro. Soltaste un gemido de dolor e intentaste levantarte, pero no pudiste.

Jeff corrió hacia ti y te agarró de la cintura colgándote a su hombro como si fueras un saco de patatas y salió corriendo escopeteado.

-Idiota- Te insultó sin dejar de correr -Por tu culpa he hecho enfurecer a un poderoso enemigo. Mira que eres imprudente, y además llorona.

-Comprendo tu enojo, pero no tienes por qué insultarme. Tenía mucho miedo- Te defendiste.

-Nunca le digas a uno de los míos que tienes miedo, linda.

Para un segundo.

¿Linda?

Tus mejillas se calentaron. ¿Por qué? Si hace nada te había llamado llorica, idiota e imprudente.

-Espera...- Susurraste -¡Mi casa está en otra dirección!- Exclamaste nada más salisteis del bosque y viste que Jeff corría en otra dirección.

-Por que no vamos a tu casa, chica inteligente...

Painted Smile (Jeff The Killer Y Tú)©»Terminada«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora