Capítulo Cinco

10.4K 919 547
                                    


Quinto accidente.

"¿Crees que suicidándote podrás escapar de ?"

Tus ojos se abrieron de golpe. No estabas en casa. Te hallabas en una una cama y encerrada en una habitación blanca. Una sensación incómoda se notó en tu brazo, así que giraste con dificultad tu cabeza para ver que tu brazo estaba inmóvil sobre tu torso con una venda ligeramente manchada de sangre. Te era imposible moverlo, ha que no lo sentías.

-¿Hola...?- Gritaste. Nadie contestó hasta unos segundos después. Tu madre abrió la puerta y casi se pone a llorar de la alegría de verte despertar.

-¡Cariño! ¡Menos mal que estás bien!- Gritó entre sollozos -¡No vuelvas a hacer una tontería así!

-¿Q-qué hago aquí...?- Preguntaste medio adormilada. Hacia mucho tiempo que no dormías, y aquella pequeña siesta te había ayudado a recuperarte por lo menos un poco.

-Alguien llamó a la ambulancia diciendo que te estabas desangrando. Pero cuando los médicos llegaron a casa te encontraron sola en el baño.

No comprendías por qué seguía acusándote. Si su fin era matarte, podía haberte dejado allí, en tu baño, desangrándote, pero no lo hizo. Por alguna razón no lo hizo.

-Mamá...- Susurraste débilmente.

-¿Por qué lo hiciste, cariño?- Preguntó tu madre. Estabas dispuesta a decírselo, pero tu mirada se clavó en la ventana donde viste al asesino. Tus tics nerviosos volvieron a aparecer, mientras viste como el sonriente muchacho te hacia un gesto de silencio y otro que era de amenaza de muerte.

-¡Ay, Dios mío! - Gritó tu madre. El asesino se escondió pensando que tal vez había sido descubierto -¿!¡Te han vuelto los tics!? ¡Llamaré al doctor para que te traiga las pastillas!- Tu madre se apresuró a salir de la sala, quisiste detenerla para que no te dejara sola, pero no pudo escucharte. Cuando se fue, escuchaste una risa macabra que te erizó todos los pelos del cuerpo y luego viste como el entraba por la ventana.

-¿Ves? Te dije que no podrías escapar de ...- Dijo acercándose a paso lento hacia ti. Te revolviste en la cama, pero no podías moverte, parecías estar atada. Volviste a escuchar su risa. Esta vez se reía de ti. -¡Mírate! ¡Eres tan divertida!- Exclamó entre risas. Finalmente se sentó en la cama y te detuvo Para que dejaras de tambalearte -Te ves muy linda cuando estás asustada...

-¡N-no...!- Tartamudeaste al ver como su rostro se acercaba al tuyo. Temiendo lo peor, giraste la cabeza para no verle a los ojos, pero su mano te lo impidió. Para tu sorpresa, sus labios se juntaron con los tuyos, pero no cerraste los ojos.

Tus tics se habían detenido de repente.

Fue un beso torpe, el cual no correspondiste bajo ningún concepto. Estabas completamente en shock.

-Lo siento- Dijo cuando finalmente se separó de ti - No he podido contenerme... En fin, parece que no voy a poder matarte... Pero tienes mi marca en tres partes de tu cuerpo...- Tocó tu muñeca, tu oreja y tus labios -Lo que significa que me perteneces ahora.

-¿¡Q-qué...!?

-No puedes negarte, chica- Te interrumpió -A no ser que prefieras que tu madre te encuentre con las tripas esparcidas por el suelo, claro.

Lo pensaste bien. No querías pertenecerle, pero mucho menos querías morir, por lo que no te quedó mas que acceder. El silencio le bastó al chico para comprender que habías accedido, de modo que se levantó de la cama y camino hacia la ventana para irse.

-¡E-espera!- Le gritaste. Él se paró y se giró para verte -N-ni siquiera... Ni siquiera sé como te... Llamas...

-Jeff- Respondió, sin darte tiempo para responder, saltó por la ventana y desapareció. A los pocos segundos regresó tu madre junto al doctor para darte las pastillas de los tics. Sin embargo, las retiraron al ver que ya no sufrías de éstos.

Painted Smile (Jeff The Killer Y Tú)©»Terminada«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora