Capítulo Veintiuno

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Vigésima primera lágrima.

Tras varios días, Jeff logró encontrar tu casa gracias a que vio al joven policía salir de ésta varias veces. Su plan ya estaba preparado, atacaría esa misma noche, y estaba seguro de que ésta vez te resultaría imposible escapar.

***

Observaste a Jeff a pocos centímetros de ti, estaba lleno de sangre y su mirada era más desquiciada que de costumbre. En ese mismo momento, te diste cuenta de que el charco sobre el que habías caído anteriormente, no era de otra cosa que sangre, la cual te había manchado entera y había cubierto casi toda la sala. Mas no era tuya. 

Tus ojos advertían del terror que sentías, y tus tics nerviosos habían vuelto con más fuerza que nunca. Miraste tus manos llenas de aquél líquido rojo con ese olor metálico tan fuerte. Te era imposible moverte, el horror te había paralizado por completo. 

Jeff se acercó a ti con las manos escondidas en su espalda. Parecía que ocultaba algo, de lo cual no querías saber nada. 

-Me divertí mucho con tu amigo, ¿sabes?- Dijo con una voz que aparentaba ser inocente -Mira, aún tiene la sonrisa en su rostro de lo bien que se lo ha pasado- De repente, sacó sus manos de su espalda y te enseñó la cosa más asquerosa que has podido ver en tu vida:

Se trataba de la cabeza degollada de Axel. El corte de la cabeza era imperfecto, parecía que había sido arrancada de cuajo, todavía chorreaba sangre, tenía la mirada perdida y en su boca una horrible sonrisa tallada, mucho más imperfecta que la de Jeff. 

Las ganas de vomitar te invadieron, pero aguantaste. 

En ese momento, te diste cuenta de que el cuerpo de Axel seguía en el sofá, acostado, y la sangre sobre la que te encontrabas era suya. Rápidamente te levantaste, pero el horror te había mareado, estuviste a punto de caer si no fuera porque Jeff te agarró de la cintura y te acorraló en la pared. 

-¡No! ¡P-por favor... Jeff...!- Jeff te calló con un corte en tu hombro, el cuál empezó a sangrar -¡Ah!- Un gemido de dolor se escapó de tus labios. 

-¡¡JAJAJA!! ¡Que linda!- Jeff se acercó a ti y te puso el pelo por detrás de tu oreja para susurrarte: -Jamás pensé que me divertiría tanto haciéndote sufrir...- A continuación, mordió tu oreja, a lo que sonrojaste. 

-Basta...- Susurraste. Jeff volvió a reír, para luego negar.

-¿parar? ¿Ahora? ¡No seas tonta!- Jeff puso su cuchillo en tu mentón para alzarlo levemente, sabiendo que acabarías mirándole los ojos por no hacerte daño con el puntiagudo cuchillo -La diversión acaba de comenzar...

-Jeff... N-no...- Otro corte. Esta ver en la pierna, un poco más profundo que el anterior, aquello te hizo caer al suelo sentada, otro gemido se escapó de tu boca, a lo que Jeff le pareció magnífico. 

-No es divertido si no puedo tocarte...- Jeff tiró el cuchillo detrás de él sin importarle demasiado donde cayera, para luego colocarse encima de ti y hacer que te tumbaras en el suelo y colocar sus frías y manchadas manos de sangre en tu cuello, empezando a apretar con intenciones de matarte lentamente con sus propias manos. 

-J-Jeff... N-no... R-resp-pi-ro...- Tus ojos empezaron a cerrarse -N-no l-lo ha-gas... J-Jeff...

-Ssssshhh...- Dijo Jeff, a punto de llevarse tu vida. Bien sabías que de aquello no ibas a salir con vida de allí, por lo que decidiste contarle lo que verdaderamente sentías por él, por el chico que te había hecho la vida imposible desde que le conociste, el chico que intentó matarte, el chico que ahora mismo estaba por matarte. 

Reuniste las últimas bocanadas de aire que te quedaban, para dedicarle a Jeff un último mensaje antes de partir al otro lado:

-J-Jeff... Te... Quiero...- Tus ojos se cerraron, mas Jeff abandonó tu cuello enrojecido por la sangre segundos después de escuchar tus últimas palabras. 

Te quiero...

Aquellas palabras se repetían en su mente una y otra vez, parecía arrepentido por haberte matado. Eras la primera persona que le había dicho aquello después de convertirse en lo que era ahora. Sin embargo, después de aquello que le dijiste, no estaba dispuesto a dejarte morir, quería salvarte, pero... ¿Por qué?

¿Por qué salvarte... Si estuvo planeando esto por mucho tiempo?

Ni él lo sabía, pero no estaba dispuesto a dejar morir a la única persona que se le había declarado con amor. 

Sus pensamientos se fueron cuando escuchó las sirenas de policía. En un intento desesperado por escapar, te tomó en brazos y corrió hacia una ventana que daba al bosque. Cogió carrerilla y saltó rompiendo la ventana.

Salvarte...

Eso era lo único que pasaba por su mente.

Painted Smile (Jeff The Killer Y Tú)©»Terminada«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora