Capítulo Veinticuatro

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Vigésimo cuarta salvación.

Cuando terminaste de sacar la bala, cogiste la aguja y el hilo para coser y así cerrar la herida.

-¿Por qué haces esto?- Preguntó Jeff tratando de sonar lo menos molesto posible.

-Porque él a salvado mi vida. Se lo debo y no pienso dejarle morir- Jeff apretó sus puños. ¿Cómo podías decirle eso tan tranquila? Los celos le estaban matando por dentro y comiendo su cabeza. No pensaba en otra cosa.

Delicadamente empezaste a coser su herida. Lo que Jeff hiciera ahora no te importaba.

La aguja atravesaba su piel y por cada pasada te ponías cada vez más nerviosa.

¿Y si no sobrevive por mi culpa?

¿Y si ha perdido demasiada sangre?

¿Y si no le he tratado la herida como debería?

Era la primera vez que hacías eso y tu cabeza estaba llena de pensamientos sombríos y tristes. Tenías miedo de fallar a Liu.

Tras terminar de coserte la herida, te labaste las manos, ya que las tenías llenas de sangre. Entonces le pusiste una gasa y luego procedente a vendaría: rodeaste todo su torso alrededor de la herida con vendas. Estabas tan nerviosa que ni siquiera te fijaste en sí trabajado cuerpo open las miles de cicatrices que tenía. 

Jeff se fijó en la hora, eran como las dos de la madrugada y tu te notaba cansada.

-Deberías ir a dormir- Te dijo.

-Ve tú- Le dijiste -Yo me quedaré aquí por si despierta.

Jeff apretó sus dientes y salió de la habitación en dirección al salón. Le dio una patada a un sillón y este cayó al suelo. Acto seguido tiró una silla, la cuál chocó con la pared rompíéndose en pedazos.

Mientras Jeff se desquitaba la rabia, tu mirabas a Liu con esperanzas de que despertara.

"Me recuerdas a ella... No podía perderte a ti también..."

-Liu, por favor, abre los ojos...

Tus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Por qué? Tu estabas furiosa con él hace unas horas, pero cuando te salvó de aquél balazo.

Bostezaste. Estabas cansada, pero no podías dormir por el miedos que Liu no despertara.

(***)

La noche pasó lenta para ti. No habías dormido en toda la noche. Te sentías agotada, podías tirarte al suelo en cualquier momento y quedarte dormida.

Liu seguía sin despertar.

Te habías comido la cabeza toda la noche con pensamientos horribles,  te echarías la culpa de todo si Liu se muriera.

Cogiste su brazo y le tomaste el pulso en la muñeca. Tenía, era lento, pero tenía.

Te acercaste a su pecho notaste como se contraía y se relajaba. Estaba respirando.

Una sonrisa de alegría se formó en tu rostro, entonces cogiste su mano y la colocaste en tu mejilla.

-Liu, abre los ojos... Por favor...-  Susurraste. Cerraste los ojos dejando escapar una lágrima.

Después de unos minutos notaste unas caricias en tu mejilla. Al instante abriste los ojos y viste que la mano de Liu estaba acariciando tu mejilla. Rápidamente le miraste a los ojos. Estaban entreabiertos y su boca formaba una sonrisa. Las lágrimas se escapaban de tus ojos sin posibilidad alguna de retenerlas.

-¿Has sido tu la que me ha cosido la herida?- Asentiste sin borrar la so rosa de tu cara.

-¡Liu!- Te lanzaste a abrazarle. Él correspondió tu abrazo rodeando tu cintura con ambos brazos y acariciando tu espalda.

Jeff todo aquello desde la puerta. Estaba por romper la pared de la rabia.

¿Por qué abrazabas a Liu? ¿Por qué llorabas por él? ¿Por qué le seguías mirando así?

Empezaba a dudar de ti, obviamente te exigiría a una respuesta.

O Liu o él.

Painted Smile (Jeff The Killer Y Tú)©»Terminada«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora