05|¿ENEMIGOS?
David
Sentado en un banco situado a las afueras del campus me encuentro con el teléfono móvil a mano sin despegar la vista de él después de clases. Todo es paz y tranquilidad aquí ahora. El sol dándome de frente, los pájaros cantando situados encima de las ramas de los árboles y el ruido de una jodida patineta se carga mi estancia de relajación.
El sonido proveniente de unas ruedecillas rodando por el pavimento asfaltado me molesta. Espero unos segundos a que se termine ese ruido, pero nunca lo hace, es más, cada vez el ruido se hace mucho más fuerte hasta que siento algo chocar con fuerza justamente contra uno de mis tobillos. Aquí es cuando el sonido de esas ruedecillas deja de sonar.
—Me cago en... —gruño masajeándome la zona golpeada.
Al bajar la vista al suelo me encuentro con un monopatín de skate, así que directamente aparto la mirada de este y la dirijo hacia arriba buscando al dueño de esta cosa con ruedas.
—Eh, ¿qué tal? —saluda de una manera demasiado amistosa quién encuentro frente a mí.
Seguidamente dándole un suave golpe al skate en una de sus puntas se lo lleva a las manos sin necesidad de agacharse a recogerlo y se sienta a mi lado.
La miro un tanto extrañado, no es muy normal que la marimacho me esté hablando de una manera formal y sin ironías. Me pregunto qué bicho le habrá picado.
—¿Qué quieres? —le pregunto sin rodeos.
Alexandra se encoge de hombros y deslizando su trasero por el banco se coloca a mi lado.
—Tío relájate... —me dice con total serenidad echándome un brazo por encima de los hombros.
Por unos momentos pienso que se ha fumado algo, aunque de inmediato descarto la idea de mi cabeza cuando la escucho seguir hablando.
—Vengo en son de paz —anuncia ella elevando los brazos por encima de su cabeza.
Luego vuelve a dejar uno de ellos alrededor de mis hombros. Sinceramente no quiero sentir su tacto, y mucho menos aún quiero que venga con su típico carácter sarcástico a quitarme la tranquilidad en la que me encontraba sumergido. Alex ya me ha dejado en ridículo un par de veces, o quizás más de un par.
—Creo que tú no conoces el significado de la palabra paz —suelto sin más.
No me convence su actitud, así que sigo mirándola de la misma forma en la que lo hacía anteriormente, entrecerrando los ojos.
—Tienes razón —afirma chasqueando la lengua—. Más bien conozco el significado de las palabras venganza e ira.
Frunzo ceño. Sigo aún sin entender su comportamiento, pero creo que lo único que me pasa es que estoy demasiado confundido. No entiendo como alguien como ella puede pasar a ser un completo pivón. El sol aparece y sigue siendo la misma, el sol desaparece y aparece un pivón de alta gama.
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La primera vez con mi peor enemiga.©
Genç KurguSegunda parte de la serie «Destino» Se puede leer sin leer la primera parte, pero si tienes pensado leerla NO LEAS esta, te hará todo el spoiler del mundo. ~•~ Un corazón hecho trizas es difícil de volver a arreglar. Las piezas esparcidas no encaja...