28|¿Y ESO POR QUÉ?
David
Unas cosquillas alrededor del cuello me despiertan. Un enorme escalofrío sacude todo mi cuerpo en este mismo momento, cosa que me obliga a acurrucarme entre las sábanas tapándome con ellas incluso hasta la cabeza.
—Despierta dormilón... —oigo su dulce voz de fondo llamarme, y luego con cuidado retira las sábanas que tapan mi cabeza.
Sus manos frías, o mejor dicho totalmente congeladas, se posan en mi espalda desnuda. Con estas se dedica a acariciarme de arriba abajo. Si cree que así conseguirá levantarme está muy equivocada, porque la verdad es que no me inmuto lo más mínimo cuando lo hace. Me muevo de manera perezosa rodando sobre el colchón para hacerle saber que ya estoy despierto. Aún tengo sueño. No he parado de dar vueltas en la cama durante toda la noche, y la verdad es que no ha sido porque haya estado incómodo... A lo largo de la noche ha habido varios sucesos que no me han dejado dormir en condiciones. Lo cierto es que ha ocurrido el hecho de que a veces he pasado un calor terrible e insoportable en las que he despertado sudando, y otras veces en las que he pasado un frío polar típico, supongo, que del polo norte. Incluso ha habido veces en las que me apetecía abrazar a Alex para así estar acurrucaditos sintiendo el calor corporal el uno del otro, pero otras en las que simplemente me he visto obligado a dar media vuelta sobre mí mismo para quedar de espaldas a ella. No he podido pegar ojo en más de una ocasión, e incluso he tenido que levantarme en más de una ocasión para dar vueltas por todo el perímetro del dormitorio porque no podía estar tumbado más tiempo. Se me hacía imposible.
—David... —murmura cerca de mi oído.
Su aliento me da de pleno en la cara, y un olor tan fresco como la menta se abre paso a mis fosas nasales. Voy abriendo los ojos despacio, hasta que mi mirada tropieza con la suya. Ella se encuentra tumbada a mi lado bocabajo con una sonrisa de lo más tierna en el rostro. Yo sonrío al verla aquí, y me doy cuenta de que ella ya está completamente vestida y arreglada. ¿Qué estará tramando? Ojalá que lo que este tramando sea que todas las mañanas despertemos de este modo, con ella siendo mi despertador personal por muy fría que tenga las manos. Aunque lo mejor sería que este despertador llamado Alex me despertase a besos y susurros cariñosos.
Un nuevo escalofrío me recorre toda la espina dorsal. Cierro los ojos de nuevo para aprovechar la cama al máximo. Me siento cansado, quizás sea porque no he descansado lo más mínimo. Doy un largo y exagerado ronquido para hacer como si me hubiese vuelto a quedar dormido, lo que provoca que Alex me sacuda con brusquedad de hombros y piernas.
—Vamos despierta —me anima ella a levantarme de la cama.
¿Qué hora será? La noche se me ha hecho eterna, y la última vez que alcancé a mirar la hora esta apenas marcaban las siete y media.
—Es la hora de comer, Elena, Yoel, tú y yo tenemos planes —comenta como si hubiese leído mentalmente mi pregunta.
—No tengo ganas de ir... —murmuro echándome de nuevo las sábanas por la cabeza como si fuese un escondite en el que nadie me viese.
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La primera vez con mi peor enemiga.©
Teen FictionSegunda parte de la serie «Destino» Se puede leer sin leer la primera parte, pero si tienes pensado leerla NO LEAS esta, te hará todo el spoiler del mundo. ~•~ Un corazón hecho trizas es difícil de volver a arreglar. Las piezas esparcidas no encaja...