26|ME QUEDO CONTIGO
David
¿Quién me iba a decir que este año iba a ser la primera Navidad que pasase fuera de casa y lejos de mi familia?
Yoel, Elena, Ricky y yo decidimos pasar el veinticinco de Diciembre juntos en el apartamento, y así lo estamos haciendo. El año pasado no teníamos tanta confianza con Ricky, por lo que cada uno pasamos este día en nuestros respectivos hogares. En este momento mi mejor amigo y su novia se han dedicado en preparar la cena. Según ellos han preparado una receta casera secreta que está riquísima y que no piensan desvelar. Ricky se ha dedicado en preparar la mesa, y yo... Bueno, yo tendría que estar ayudándole, pero en lugar de hacerlo he dedicado ese tiempo en prepararme. Ahora mismo me encuentro frente al espejo terminando de arreglarme el pelo con ayuda del secador y el cepillo. Al fijarme en mi reflejo veo que mis ojeras aún se notan un poco, que mi labio aún sigue magullado por el accidente y que en mi frente queda un bonito moratón, aunque todo esto es lo de menos. Voy vestido con unos pantalones de vestir negros y una camisa blanca. Tengo que estar presentable en la noche de hoy.
—¡David! —gritan—. ¡Han llamado a la puerta! ¡Haz algo por la vida y ve a abrir por el amor de Dios! —la voz de Elena manda de manera histérica.
Gruño dando un enorme suspiro y apago el secador una vez que veo que mi flequillo está en perfectas condiciones, seguramente que con el ruido de este ni tan siquiera he escuchado que han llamado a la puerta.
—¡David! —grita Elena de nuevo desesperada cuando se oye el timbre.
—¡Ya voy jod... —me corto—. ¡Ya voy! —chillo corrigiendo mi vocabulario.
Me miro una vez más en el espejo y le guiño a mi reflejo. Estoy perfecto. Camino con soltura hacia la entrada. Antes de abrir miro por la mirilla instalada en la puerta para ver quién es. Al hacerlo veo a Alex parada en el portal esperando a que le abra. Por lo poco que veo a través de la mirilla puedo observar que trae un jersey de lana granate y una cola de caballo alta recogiendo todo su pelo. Una sonrisa se instala en mi cara de manera inconsciente al verla. Ha venido. Sacudo mis hombros de arriba abajo antes de abrir, suspiro y decidido abro la puerta.
—¡Feliz Navidad! —exclaman ambas al unísono.
La pequeña Gabi extiende sus brazos. En sus manos sostiene una pequeña bolsita de colores, que al parecer contiene algo en su interior.
—Papá Noel ha pasado por casa y nos ha dejado un regalito para ti —me dice Gabi haciéndome entrega de la bolsita.
Parpadeo un par de veces sorprendido. No esperaba ningún regalo de su parte, y me sabe mal no haberles comprado nada a ninguna de las dos.
—Yo... Eh... Muchas gracias —balbuceo agradeciéndoselo tomando la bolsita entre mis manos.
—¡Pero ábrelo! —grita entusiasmada Gabi.
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La primera vez con mi peor enemiga.©
Roman pour AdolescentsSegunda parte de la serie «Destino» Se puede leer sin leer la primera parte, pero si tienes pensado leerla NO LEAS esta, te hará todo el spoiler del mundo. ~•~ Un corazón hecho trizas es difícil de volver a arreglar. Las piezas esparcidas no encaja...