CAPÍTULO 9

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09|¿TE PARTIÓ EL CORAZONCITO TU MEJOR AMIGA?

David

Al llegar de una tarde bastante movida Ricky, su compra y Elena desaparecen de mi vista adentrándose en la cocina mientras que Yoel, la marimacho y yo nos dirigimos hacia el salón.

—Alex siéntate y ponte cómoda, como si estuvieses en tu casa —la invita Yoel amablemente a pasar a nuestro sagrado salón.

Ella le sonríe de una manera agradable mientras va echando un vistazo a la sala en la que nos encontramos. Veo como ella finalmente se decide por ir a sentarse en uno de los sofás que componen la sala, específicamente va a sentarse en mi sofá, en el que me echo las siestas interminables por las tardes después de clases y veo los partidos de fútbol con mis birras en mano.

No voy a permitir que aplaste su bonito trasero en mi sofá, y aún menos que le quite el molde adaptado a mi cuerpo, ese molde que tanto trabajo me ha costado conseguir.

—Eh, eh, eh —le advierto antes de que aplaste su culo y posiciono mis manos sobre sus hombros para detener cualquier movimiento por su parte—. Ahí no —le niego.

Ella me mira con los ojos entrecerrados y sin decirme nada, ni siquiera un insulto que es lo que al menos me esperaba, se retira de allí sin poner resistencia. Suspiro pesadamente al lograr apartarla del sofá. He temido durante unos segundos en que destrozara mi maravillosa obra de arte, así que aprovecho el momento de gloria para estirarme sobre él. Desde el sofá la sigo con la mirada, sigo cada uno de sus pasos y veo que va a sentarse en el sillón en el que como todos los viernes pizzas mientras juego a la Xbox durante toda la noche.

Me obligo a mí mismo a levantarme de un salto y voy tras ella. No es que me moleste mucho que vaya a sentarse en el sillón en el que me alimento de pizzas como un cerdo, es más, creo que esto sólo lo hago por incordiarla y molestarla un rato.

—Pensándolo mejor, creo que este sitio me gusta más... —le digo antes de que se siente.

Alex vuelve a repetir las mismas acciones de antes. Me mira entrecerrados los ojos y sin mediar palabra se sienta en mi sagrado sillón, dejándose caer contra el respaldar de este y poniéndose lo más cómoda posible. Ella me mira con una sonrisa de lo más burlona en el rostro.

Acaba de pasar de mí por completo.

—¡Chicos! —escucho a Ricky gritar—. ¡Ya ha llegado el alma de la fiesta! —chilla al aparecer en el salón.

Ricky alza por encima de su cabeza la botella de tequila que había comprado y Elena es quien se encarga de traer los limones partidos a gajos y el salero para acompañar los tragos. Mientras que él se encarga de repartir un vaso de chupitos a cada uno de nosotros, Elena se encarga de repartirnos lo demás. Finalmente yo acabo en el sofá con Ricky, Yoel frente a nosotros dos con Elena y Alex a mi otro lado en el sillón. Hemos acercado los asientos hasta quedar finalmente rodeando la mesilla de café que se encuentra en el centro.

La primera vez con mi peor enemiga.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora