David
¿Por qué nunca antes había tenido a alguien con quien pasar el rato en mi vida? ¡Esto es la hostia! Estar con Alex es lo mejor que me ha podido pasar en la vida. Han pasado unos cuantos meses desde que estamos juntos, no como pareja estable, pero sí que como algo parecido a lo que no le hemos puesto nombre. En estos meses nos ha dado tiempo a hacer de todo. Desde pelearnos, hasta reconciliarnos. Pero lo mejor de tenerla a mi lado es que puedo besarla cuando me apetece, decirle cuanto la quiero cuando me apetece, tener sexo cuando a ambos nos apetece. Y lo mejor de todo es que con ella no es solo sexo, si no sexo pervertido con amor. Por fin después de varios meses juntos hemos conocido más el uno sobre el otro, y que ella esté enferma no es un problema para nosotros. Las últimas dos pruebas realizadas han salido como esperábamos. Alex sigue estando libre de cáncer.
Llevo sin verla una semana entera, pero gracias a que es fin de semana hoy la podré ver. Los exámenes finales, y esta vez no parciales, cada vez están más cerca. Alex no ha querido tenerme cerca porque según ella está estudiando, pero según mis suposiciones, y su mala leche cuando hablamos por teléfono me hacen deducir que está claramente con la regla. Estos meses atrás me han servido como escarmiento para aprender a que se deben sus repentinos cambios de humor. De repente, sin esperarlo, algo pesado y silencioso cae encima de mí, provocando que los apuntes y el libro que mantengo en las manos mientras repaso se me caigan en la cara. No veo nada, y ahora me duele la nariz del impacto. Con toda la mala leche del mundo que puede existir me deshago de los apuntes y los tiro a un lado.
—¡Sorpresa! —grita una vocecilla.
Enseguida me calmo al ver de quien se trata. La pequeña Gabi está encima de mí.
—Soy como una ninja, no te has dado ni cuenta de que he entrado —dice orgullosa de lo que ha conseguido poniendo sus brazos en jarras.
—No vuelvas a hacerlo —le advierto indicándole con el índice—. ¿De acuerdo? —mi voz es calmada.
Estoy echándole la bronca de manera en la que no logre asustarla. La niña asiente sin parar con una enorme sonrisa y yo le pellizco cariñosamente un moflete. Gabi me adora, y yo la adoro a ella. Siendo tan pequeña consigue transmitir alegría allá por donde vaya. Siempre va con una sonrisa de oreja a oreja, siendo positiva con todo, con su gracia mientras camina y habla...
—Hola —escucho la voz de su hermana.
Alex mi "algo" a la que no puedo definir como novia porque no ha aceptado, aparece por el umbral de la puerta resoplando. Está tan sexy. Las mallas de deporte hacen que sus piernas tonificadas se marquen y la camiseta de tirantas que lleva le hace un escote de lo más lindo. Alex vuelve a estar en su peso original, e incluso me atrevería a decir que con dos o tres demás, aunque eso kilitos de más he de decir que me encantan. Mi novia está demasiado buena, y siento que no me la merezco.
—¿Qué miras? ¿Acaso tengo monos en la cara? —escupe de un momento a otro.
Empezamos bien. Sin duda alguna está con la regla. Llevándose las manos a la cabeza camina en mi dirección y se tira en el colchón de espaldas, quedando estirada junto a mí.
—Hola, ¿eh? —la saludo.
Intento arrimarme para darle un beso en los labios, sin embargo lo único que consigo es besar el aire. Me quedo un poco anonadado y me obligo a parpadear un par de veces antes de ver que Alex se ha incorporado con rapidez. Ahora está sentada en el borde de la cama, mientras tanto veo a la pequeña entretenida probándose mis zapatos.
—¿Te importaría quedarte con Gabi esta tarde? —pregunta de repente con el ceño fruncido.
—¿Qué? —exclamo—. Quiero decir, no, no me importa quedarme con ella pero se suponía que hoy, al ser fin de semana, nosotros dos estaríamos juntos. Era nuestra tarde... —recalco malhumorado incorporándome para quedar sentado a su lado.
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La primera vez con mi peor enemiga.©
Teen FictionSegunda parte de la serie «Destino» Se puede leer sin leer la primera parte, pero si tienes pensado leerla NO LEAS esta, te hará todo el spoiler del mundo. ~•~ Un corazón hecho trizas es difícil de volver a arreglar. Las piezas esparcidas no encaja...