Capítulo 48. Día dos

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David

Día 2:

Alex sigue dentro de lo que cabe bien, solo que con una horrenda bata de Hospital cubriendo su hermoso cuerpo y encerrada entre cuatro paredes de las que tiene prohibido salir. Su padre llegó enseguida ayer, y no ha abandonado en ningún momento a su hija. Si por él fuese pasaría las veinticuatro horas junto a ella y junto a Gabi, a quien ha tenido que dejar a cargo de sus abuelos. Siempre tuve una leve sospecha de que Gabi era quien estaba afectada. Verla aquí en el Hospital me hizo sacar conclusiones precipitadas, pero por lo que me ha contado Gabriel, ella solo se estaba sometiendo a pruebas. La mascarilla que llevo puesta me pica e intento rascarme. Creo que todos odiamos tener que entrar a la habitación con mascarillas puestas y con un tiempo de visita controlado. Nada de pasarse del tiempo estimado, y si lo haces ya se encargarán ellos de echarte amablemente. A mí ya me han echado como unas cuantas veces en los dos días que llevo aquí. Sé y soy consciente de que todo lo hacen por su bienestar y seguridad, solo que me gusta pasar el máximo tiempo posible a su lado, tal y como lo estoy haciendo ahora mientras que ella se encuentra centrada leyendo y yo la miro con adoración a la vez que jugueteamos con nuestros dedos entrelazados.

—¿Sabes una cosa? —me pregunta de repente apartando la vista del libro que mantiene entre las manos para mirarme fijamente a mí.

Yo niego sonriéndole. No puedo dejar de hacerlo desde que estoy aquí, desde que volvemos a estar juntos siendo lo que éramos. Estar junto a ella me hace el hombre más feliz del planeta tierra. Quien me iba a decir que yo, quien solo pensaba en disfrutar de la vida algún día acabaría siendo un tonto enamorado.

—Me sentí atraída por ti desde la primera vez que te vi —confiesa medio riéndose.

—¿Entonces por qué te resistías a mis encantos? —le pregunto burlón. Ella entrecierra los ojos. Me encanta picarla.

—¿Encanto? Eras un tipo baboso, mujeriego y mal educado —menciona—. No sé qué le ves tú a eso de encanto.

Mi boca forma una perfecta "o" cuando la escucho, pero por desgracia tiene toda la razón.

—Todo lo que tenías de atractivo lo tenías de imbécil —suelta.

—Justo en mi ego.

Hago una mueca de dolor llevándome las manos al pecho, y ella se ríe. En esos momentos un celador irrumpe en la habitación arrastrando una silla de ruedas.

—Alexandra, ¿preparada? —pregunta.

Ella asiente convencida. Hoy es su primera quimioterapia, y mentiría si dijese que no estoy asustado. Más bien estoy acojonado. Ninguno tenemos idea de cómo va a reaccionar ante esta. Antes de que se marche la estrecho entre mis brazos con fuerza. Sin embargo cuando vuelve, no vuelve siendo ella. Está demacrada, y se pasa el resto de lo que queda de día durmiendo.

Un día menos, día dos superado.








Hola mis personas sexys♡

¿Qué tal estáis? ¡Yo genial!

PORQUÉ ME ACUSAIS DE QUE YO DIJE QUE DALEX HABÍA MUERTO.

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La primera vez con mi peor enemiga.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora