ZAYN
—¿Qué crees que ocurrirá ahora, Zayn?
Mis ojos se clavan en la carretera. Intento mantenerlos en el mismo punto fijo pero, en realidad, no puedo hacerlo. Últimamente todo me cuesta demasiado. Incluso estoy replanteándome la fija idea de si respirar es del todo necesario.
Comienzo por renegar con la cabeza, consciente de, en parte, qué estoy dando a entender.
—Si supiese qué está por ocurrir—digo a modo de respuesta—, créeme que no estaría en este estado, Daniel.
Mi amigo hace una mueca. Se encuentra justo a mi lado, recostado en el asiento del conductor, con una de sus manos en el volante, aunque en realidad, no está conduciendo. Se supone que estamos durmiendo, pero en realidad, nadie lo está haciendo. Les dejamos a Aarón y a las chicas el compartimiento aparte no porque sea más cómodo, sino por el espacio. Y tendrían que estar con los ojos cerrados, pero nadie puede meterse en la oscuridad de esa forma desde lo ocurrido.
No tenemos idea de qué está ocurriendo. Ni siquiera de en qué tiempo, espacio y lugar nos encontramos. Pero no dejamos de avanzar. Daniel dice que en algún momento tendríamos que llegar a algún lugar, pero hasta la fecha no hemos encontrado nada que nos indique en qué parte del mundo estamos. Es como si hubiésemos salido del mundo que conocíamos para sumergirnos en otro que ninguno de nosotros está dispuesto a explorar en las condiciones en las que nos encontramos. No hay esperanza, ni algún tipo de sentimiento que nos de fuerzas para avanzar. Es complicado para nosotros saber cómo actuar a partir de lo ocurrido, porque ahora que estamos fuera todo se siente tan...
Diferente.
Y no hemos tenido contacto con ningún otro ser humano desde que escapamos. De eso hace ya veintiséis horas. Si no me equivoco, a las dos horas encontramos una casa abandonada justo a un lado de la carretera y aunque al principio dudamos, terminamos por entrar. Nada. Ningún rastro de vida, ni algo que nos indicara en dónde estamos o hacia dónde ir.
Cuanto más avanza el tiempo, más consciente soy de que estamos completamente perdidos y de que, de alguna forma, tenemos que buscar alguna otra alternativa para encontrar el camino correcto. Avanzar nos llevará a algún lado, sí, pero si llevamos tantas horas avanzando y eso no ha dado resultado, ¿qué se supone que debemos esperar? ¿A que llegue Richard y nos muestre el camino? Porque si es eso lo que Daniel espera hacer, tendría que decirle ahora mismo que es una idiotez y de las grandes.
Aunque decirle eso no ayudaría de ninguna forma.
—Me refiero a si crees que... ya sabes—Daniel toma aire y lo deja salir, sin hacer mucho ruido e intentando no cerrar los ojos a pesar de estar muerto de sueño—, ocurrirá algo.
Me encojo de hombros y lo observo. Su cabello oscuro permanece revuelto como la noche en la que fuimos a aquella puñetera fiesta. Me gustaría poder gritarle a aquel Zayn que se detenga, que hay mejores cosas que chicas y bebidas. Aunque luego podría poder darle una cachetada al Zayn que detuvo al otro Zayn por haberlo detenido, ya que en realidad, de no haber ido a esa fiesta, me habría perdido de algunas cosas que realmente valieron la pena vivir. No me gustaría eso para ningún Zayn.
—Claro que ocurrirá algo, idiota—le espeto, y me acomodo en mi lugar, solo para moverme y no dejarme vencer por el sueño—. Siempre termina por ocurrir algo.
—Eres demasiado...—comienza a atacarme Daniel, pasándose una mano por la cara, aunque no alcanza a completar la frase.
—¿Genial?—termino por él, enarcando una ceja y echándole una mirada cómplice.
ESTÁS LEYENDO
Alevosía
Mystery / ThrillerHuir no significa ser libre. ¿Qué pasa a medianoche? Segunda parte de la trilogía MEDIANOCHE. Todos los derechos reservados a Annis Juliet ©