Bueno, ahora sí, vamo a llora.
HEATHER
00:00 es la mierda más grande que alguien haya podido crear en su desgraciada vida.
Y por «alguien» estoy hablando de Richard.
Lo último que hago es despertar encerrada en un cubícalo diminuto que bien podría consumirme. Estoy tirada sobre el suelo, algo atontada y sintiendo náuseas. Llevo el mismo vestido negro que llevaba aquel día, el desgraciado día en el que todo comenzó, pero a pesar de todo no ha sufrido ningún cambio. Es como si volviésemos al pasado, a cuando arrastré a mis dos amigas a la muerte, a cuando elevé la mano solo por miedo, más por la imposición de otra persona.
Tengo a mi lado un retrete, y más allá un cubo de basura. No me molesto en comprobar ninguno de los dos porque cuando intento incorporarme, noto que ahora mi cabello está completamente negro. Cae, lizo, sobre mis hombros. No tengo heridas ni nada que demuestre algo de lo que ocurrió e, incluso, estoy sola, porque todas las personas que estuvieron a mi lado en aquel entonces ya ni siquiera saben de mi existencia.
De fondo, bastante cerca, puedo percibir la música. No hay nada más. Ni voces, ni gritos, ni palabras de un hombre que está a punto de actuar y me dejó las órdenes de hacerlo bien, de intentarlo por ellos, por sus vidas.
Me está utilizando, y le estoy dejando hacerlo.
Empujo la puerta que me mantenía encerrada y salgo del cubículo para encontrarme con un par de personas. No conozco a ninguna y todas pasan de mí como si fuese un fantasma al que no quieren ni pueden ver. Veo mi reflejo en el espejo del baño, sin querer, y compruebo que no me equivocaba.
La chica que veo allí, en el reflejo, es la misma Heather que vivía la vida antes del 00:00. Es la misma que tenía una amiga rubia a la que no podía entender, es la misma que tenía otra amiga castaña demasiado alegre. Es esa chica que alternaba sus estilos sólo para poder decir que era multifacética y podía acostumbrarse, moldear su actitud a cualquier situación, sólo para encajar. Es la chica que era joven.
La que no le tenía miedo a su propia mente.
Esa que no podía estar satisfecha.
Pero vuelvo a estar en el mismo lugar, en donde todo se acabó y a la vez comenzó, el lugar que parece marcar un antes y un después sólo dentro de mis recuerdos. Para la mayoría de las personas, este baño, esa sala que está a continuación atestada de personas, es sólo una situación más que pronto olvidarán.
Para mí es el lugar en el que tendré que tomar la decisión de volver a morir.
No alcanzo a entender por qué ni cómo dejamos que acabe así, que termine ocurriendo esto, que todos mueran. Richard intentó, como siempre, volver a dejarnos una de sus malditas reflexiones, pero esta vez la única que puede recordarlo para analizarlo soy yo. Por eso es completamente mía, por eso es para mí. La muerte no es el único final. La memoria también puede limitarnos, llevarnos al abismo o hundirnos en el agua hasta ahogarnos.
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Alevosía
Mystery / ThrillerHuir no significa ser libre. ¿Qué pasa a medianoche? Segunda parte de la trilogía MEDIANOCHE. Todos los derechos reservados a Annis Juliet ©