HEATHER.
Es muy difícil de explicarlo, pero lo que está sucediendo no tiene lógica.
Casi dos días. Absolutamente ningún rastro de vida. Daniel recuerda que las primeras horas, cuando recién escapábamos sí habían autos y vida en la carretera, pero sólo lo dijo una vez y en ese mismo instante Zayn se volvió loco con la idea de que debíamos volver al punto de partida.
Pero esa idea es mucho más descabellada que todo lo que está ocurriendo.
Aarón tiene una herida. Él dice que no es tan grave, que incluso la bala no llegó a dañar una zona de importancia, pero yo creo que deben darle por culo. Se ve horrible. Ya no tiene la misma chispa que antes tenía, y todos lo notamos. Cojea al caminar—si es que lo hace—, parece más decaído, la mayoría del tiempo su aspecto es mucho más pálido de lo normal, y sólo tiene fuerzas para sentarse y hacer muecas cada vez que el coche pega un bote.
Conseguimos detener la hemorragia el primer minuto rompiendo la tela de su camiseta y enrollándosela al muslo para cortar la circulación de su pierna, pero hasta él sabe que no puede seguir así, porque tarde o temprano las cosas comenzarán a ser peores. Y es desesperante.
No encontramos a nadie y Aarón está muriendo. Necesitamos ayuda urgentemente, pero estamos solos.
En la camioneta encontramos comida. También en una casa abandonada. Aún así, no es eterna, y en algún momento se acabará. Daniel es el único que al parecer quiere conducir. Zayn lo acompaña la mayoría del tiempo y todo lo que hacen es discutir sobre qué hacer o qué podría ocurrir. Esther tampoco se separa de Aarón e intenta ayudarlo en todo lo que esté a su alcance, que tampoco es mucho. Maia y yo... simplemente somos nosotras, aunque de todas formas ya no es lo mismo. Ella, de repente, se siente una completa estúpida por todo lo que hizo dentro de la casa y me ha aclarado más de una vez que incluso, cuando piensa en eso, no siente que haya sido ella quien estaba actuando allá dentro. Cree que Richard le hizo algo que la volvió una completa depravada que sólo pensaba en ella misma y en un chico. Yo creo que no es tan real, aunque tampoco le di muchas vueltas e intenté brindarle mi apoyo de cualquier forma. Aún así no conseguí que cambiase su opinión.
De cualquier forma, no soy capaz de asimilar que realmente estamos, ya sabes, fuera de la casa. No hablo de estar solo fuera, me refiero también a que escapamos. Maldita sea, es difícil entender que esa muerte que yo ya había asegurado en realidad ahora está tan lejos. Bueno, no tanto, pero sí un poco más de lo que antes estaba.
Se supone que está amaneciendo. Daniel tendría que estar durmiendo pero todos oímos lo que él y Zayn se están diciendo. Es siempre lo mismo: proponen ideas suicidas, se burlan entre ellos mismos por ellas, y luego vuelven a estar en silencio. Casi siempre y como ahora, Daniel decide salir a la carretera y seguir avanzando de manera absurda.
Todo está en silencio y oscuro. La ventanilla rota filtra un poco de luz pero no sirve demasiado. Me encuentro justo en una esquina con la cabeza apoyada en la fría pared de metal de la camioneta y con los ojos entreabiertos, observando directamente a Esther y Aarón, quienes se encuentran delante de mí fingiendo dormir. Creo que ninguno sabe que los estoy mirando. Esther, adormilada, apoya su cabeza en el hombro de Aarón y toma su mano. Él sonríe y ella no lo sabe. En un momento del infinito, la observa y cuando creo que va a decirle algo, hace una mueca de dolor.
Tengo que correr la mirada.
No hay nada que hacer. Creo que a todos ellos les cuesta dormir porque ninguno lo hace, pero para mí cerrar los ojos no es del todo un problema así que decido hacerlo, sumergiéndome así en la oscuridad que debería mostrarme niñas ensangrentadas y pistolas pero que en realidad es sólo eso: oscuridad. Creo que después de tener tanto miedo de lo que pueda ocurrir en cualquier momento, he conseguido entender que el "miedo" no es nada más que una simple palabra que mi mente se empeña en crear para mí.
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Alevosía
Mystery / ThrillerHuir no significa ser libre. ¿Qué pasa a medianoche? Segunda parte de la trilogía MEDIANOCHE. Todos los derechos reservados a Annis Juliet ©