Capítulo XIII

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—¡Idiota, estúpida, usada! —chillé con rabia— ¡Así es como me hizo sentir! ¿Por qué me hace todo eso sí luego me va a dejar tirada como un trapo?

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¡Idiota, estúpida, usada! —chillé con rabia— ¡Así es como me hizo sentir! ¿Por qué me hace todo eso luego me va a dejar tirada como un trapo?

—No pensé que fuera a afectarte de esa manera —Raine continuó cepillando mi cabello—. Cuando llegaste ayer por la noche parecía que a la mínima saldrías corriendo. Además Lena, normalmente sclavii* que están retenidas en contra de su voluntad como tú, estarían felices de que su amo no llegara más lejos. Oh, pero tu por el contrario le insultas por no haberlo hecho.

Uhg... para, Raine —murmuré al escuchar todas las verdades que soltaba por la boca.

Después de que Vlad me dejara sola en su habitación esa noche, me tapé con el vestido lo más rápido que pude y corrí por el pasillo de vuelta a la mía. Es verdad que tendría que sentirme aliviada, pero la humillación no se me quitaría tan fácilmente de la cabeza. ¡Había dejado que hiciera lo que quisiera conmigo, totalmente hechizada!

Suspiré y me llevé una mano a la cabeza mientras veía mi reflejo en el espejo del tocador. La vampiresa estaba arreglando mi cabello al terminar de cepillarlo, cogiendo mechones de mis sienes y trenzándolos para juntarlos en una sola por la parte posterior de mi cabeza, dejando el resto suelto en cascada.

No había pegado ojo en todo el día. Intenté en vano abrir las ventanas y las puertas, pero desde que regresé a mi cuarto me habían encerrado para evitar que me escapara. Sabían que lo intentaría.

¡Sería una tonta si no lo intentara!

Baja de las nubes, tenemos que irnos.

Miré el joven rostro de la vampiresa a través del espejo y me levanté despacio de mi asiento, siguiéndola fuera de la estancia con amargura.

Ella, mientras caminamos, me miró de reojo sobre su hombro y soltó una pequeña risa.

No pongas esa cara, parece que te vamos a destripar como a un cerdo.

Capaz que un día si...

Ella movió su cabeza en negación y continuó hablando.

Sólo te llevo a desayunar, la comida está servida —suspiré de alivio—. Es extraño hacer comida para alguien más aparte de nuestro amo.

¿Te refieres a Vlad? Pero si él es...

Pausé. No estaba segura de lo que decía en cierta manera, pero no me los imagino con esos afilados dientes comiendo algo que no sean humanos.

Como ya te habrás dado cuenta, mi señor no es un vampiro normal. Su dieta es tanto de comida humana como de sangre, aunque la segunda le sacie en mayor medida.

Eternity ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora