El pasador me apretaba como el infierno, pensé que de un momento a otro me estrujaría el cuero cabelludo por la presión que hacía, y me giré hacia Raine para quejarme de nuevo.
La vampiresa puso los ojos en blanco por la cantidad de reproches por segundo que salían de mi boca, y terminó por aflojar más el peinado en mi cabello.
Hoy era el día que tenía que ir con Vlad a la supuesta cena. Después de lo que ocurrió en la biblioteca, como era de esperarse, no he vuelto a verlo. Parece que se esconde, aunque suene descabellado.
Raine maquilló ligeramente mi rostro, sin excesos, y aún así quedé fascinada con el resultado. Se le daba envidiablemente bien.
—Ahora el vestido —dio una palmada de felicidad y trotó hasta el armario para sacar la tela—. ¡Me encanta éste! Vas a lucir tan hermosa, Lena.
La suave seda era de color burdeos. Sin duda me recordaba al estilo que se usó en la antigua Grecia; una falda larga y lisa, con dos trozos de tela entrecruzados por el torso para tapar los pechos, dejando la espalda descubierta. Era precioso, sin duda, y no pude evitar sonreír al saber que lo iba a llevar puesto.
La única prenda de ropa interior que me dejé fue la de abajo, pues con ese tipo de vestido un sostén no tenía sentido, y al ponerlo y sentir mi desnudez bajo la fina tela, me arrepentí un segundo de ello al recordar que estaría junto a Vlad. ¡Al diablo! Si llevaba ese tipo de lujo, lo haría bien.
Di una vuelta sobre mi misma para satisfacer a Raine y sonreí ante su mirada de fascinación.
—¿Estoy bien?
—Oh, querida —me sujetó ambas manos con una sonrisa. Su pálida piel relucía fina y suave, y envidié por unos segundos la belleza de la vampiresa; estaba segura de que a ella ese vestido le quedaría incluso mejor—, no pareces la sclav del amo, sino su esposa. ¡Luces tan bella como una reina!
Sonreí de medio lado al escuchar el cumplido, aunque en cierta forma me incomodó. Había sido como un recordatorio de mi posición como una simple esclava, nada más y nada menos.
Raine alzó su cabeza, como si hubiera escuchado algo y me dedicó una última sonrisa antes de indicarme que me estaban esperando. Sujeté la falda del vestido en alto para no tropezarme y caminamos en una muda marcha hasta las grandes escaleras centrales, las mismas por las que bajó Vlad el día del baile, que daban directamente al gran salón y la entrada.
Él, junto con Dorham y dos de sus guardaespaldas estaban esperando en la puerta. Supuse que sintieron mi presencia desde lejos, ya que se giraron todos a mirar en nuestra dirección mientras subía las escaleras hasta los portones. No quise mirar a Vlad a la cara, en parte estaba nerviosa por ver su reacción. ¿Pensará que estoy guapa? ¿O me mirará con indiferencia? Por eso, mantuve mi cabeza gacha mientras miraba a la alfombra.
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Eternity ©
Vampire❝Quédate conmigo, Lena. Quédate... para toda la eternidad.❞ Lena Balan no sabía qué era lo que le esperaba al colarse en ese lujoso baile de máscaras; pero una cosa estaba clara, los allí presentes no eran para nada gente normal. Los allí presentes...