Capítulo XXX

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Como un balde de agua fría la realidad cayó sobre Caín de manera brusca, congelándolo por completo

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Como un balde de agua fría la realidad cayó sobre Caín de manera brusca, congelándolo por completo. Ahí se encontraba, desarmado, sin su armadura, y con todas las personas importantes de la orden desprotegidos mientras eran rodeados por un séquito de sedientos vampiros. Ese era el resultado de hacer tratos y confiar en la palabra de Eirene Dalaras; ahora lo sabía.

Y qué caro lo iba a pagar.

No podía evitar que una mueca de satisfacción se extendiera por mi rostro progresivamente. Hacía sólo unos minutos le dije que algún día volvería al infierno del que salió; ese día resultaría ser hoy.

Sus ojos verdes se abrieron desorbitadamente en dirección a la vampiresa, totalmente bloqueado, mientras Vlad seguía avanzando entre los presentes, quienes se alejaban lentamente con temor.

¡¿QUÉ MIERDA ESTÁS DICIENDO, EIRENE?! —vociferó, totalmente ido—. DA LA PUTA ORDEN, ¡AHORA!

¿Por qué debería dar una orden en contra de mi propio padre?

Los labios de la rubia se estiraron en una socarrona sonrisa, y descruzó sus piernas con elegancia para levantarse de su asiento.

¡TENÍAMOS UN TRATO, MALDITA ZORRA! ¡NO TE ATREVES A TRAICIONARME!

En ese instante, Vlad llegó hasta nosotros y se colocó a las espaldas de Caín, a quien sujetó por la cabeza y el brazo con demasiada fuerza. Dejó su cuello totalmente expuesto, mientras su rostro se posicionaba amenazante en ese hueco. Tragué saliva al ver esa imagen de él desde este punto de vista, donde yo no era la víctima.

Tan intimidante.

No deberías haberte fiado de la palabra de aquello a lo que quieres eliminar, ¿no crees Lucian?

Ahogué un gemido de sorpresa al escuchar ese nombre, y vi la duda en el rostro de Caín, totalmente perdido y sin entender sus palabras. Vlad sacó abrió su boca, mostrando sus colmillos y sus ojos inyectados en rencor miraron a su presa antes de hablar.

¿Creías que Lena era la única que reencarnó? Por fin tendré mi venganza por lo que nos hiciste hace 500 años.

Y tras esas palabras, mordió a Caín con tanta fuerza que la sangre comenzó a dispararse a presión de su cuello. Él gritó con dolor, revolviéndose en vano ante la fuerza del vampiro que lo mantenía estático mientras se alimentaba. Entonces todo el mundo en el salón comenzó a gritar.

Inmediatamente los vampiros se abalanzaron contra todos vânătorii; desgarrándoles el cuello, mordiendo, e incluso algunos amputaban sin remordimiento las piernas de los que intentaban huir. Pocas personas se defendían con objetos en la sala, pero sin duda era una masacre.

Eternity ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora