Capítulo XXI

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—Es mentira

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—Es mentira.

Ravi abrió sus ojos por la sorpresa, y yo al mismo tiempo también. Solté esas palabras sin tan siquiera haberlo pensado un segundo; sin tan siquiera dudar de ello. ¿Por qué tanta convicción?

"Vlad mató a Ilona", simplemente esa frase no cuadra en mi cabeza.

Cuando él vio mi rostro por primera vez en ese torreón, sus ojos se iluminaron con llamas de añorancia y amor. Estoy segura de que, si bien Ilona murió por culpa de Vlad, no fue por sus propias manos.

—¿Mentira dices? —hizo una mueca—. Es ridículo, Lena. ¿Por qué iba yo a mentirte con algo así? Piénsalo.

—Me has mentido todo este tiempo...

—¿¡Cómo iba a contarte la verdad!? No me hubieras creído; me habrías tachado de loca —vociferó totalmente exasperada, y yo dejé de hablar inmediatamente al ver que en eso tenía razón.

De todas formas, mi tozudez seguía intacta, al igual que mi pensamiento.

—Vlad no mató a Ilona, no lo hizo.

Ravi, que me miraba estupefacta, arrugó su entrecejo ante mi respuesta nuevamente, al mismo tiempo que el otro vânători soltaba una estrenduosa carcajada.

No malgastes tu tiempo Ravi, ¡ésta niña se ha enamorado del vampiro! Digas lo que le digas, lo va a defender.

Mi amiga, ante esas palabras, simplemente puso los ojos en blanco y bufó, para luego volver a poner su atención sobre mí.

—Peor para tí, Lena. Espero que no sea verdad que sientes algo por ese monstruo —me alejé de ellos dos con una mezcla entre ira, asombro y confusión, y ella se limitó a cruzar sus brazos y seguir hablando—. Te diré algo, y espero que te quede claro: los vampiros no aman. Los vampiros sólo tienen interés por una cosa: la sangre. Tú sólo eres una presa más para él, ¿crees que va a quererte como lo puede hacer un humano normal? Ellos no aprecian la vida.

Bien, eso dolió de alguna forma.

No tenía sentimientos hacia Vlad; al menos no realmente profundos. Lo conozco desde hace unas semanas, el tiempo que me tuvo cautiva con él en su castillo, pero muy dentro de mí sé que es el indicado. Desde el primer momento sentí esa chispa; esa electricidad pegajosa que acompañaba a su tacto en mi piel.

Sentía tanta añoranza, pasión y respeto cuando lo veía que era imposible decir que no tenía ninguna clase de afecto hacia él.

Algo me decía que debía estar a su lado. Como si en algún momento ya hubiese formado parte de mi vida. Tal vez es verdad que Ilona y yo somos la misma persona, después de todo.

Cerré mis ojos con fuerza y, al abrirlos nuevamente y ver a Ravi y al otro líder de los cazadores delante mío mientras me inspeccionaban, no pude evitar convencerme aún más. Ellos no me habían salvado de las garras de él, simplemente me fui para que no salieran heridos.

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