Narra Penni
Los dioses me dieron la solución. Solo tenia que jugarle sucio a todos ellos, hacerles a todos el amor difícil, hacerlos sentir rencor, odio y temor.
Pero ellos me dieron algo tan genial como una espada o una daga...me dieron un báculo, una especie de varita, con la que le podría manejar la niebla a las personas que yo quisiera, con un numero limitado, pero no se lo podía mostrar a todo el mundo para que los acusaran de brujos o algo así. Debía escoger con sumo cuidado a las personas que me ayudarían.
Cuando regrese a mi casa, gracias al cielo mis padres no estaban, por lo que llame a Sofi y a Mitch, ellos debían saber la verdad, no me importaba lo que me dijera Percy o lo que me hiciera Annabeth, esto era por el bien del azabache.
Cuando escuche el timbre, baje a toda velocidad, abrí la puerta y los hice entrar rápido.
-¿Por qué nos llamaste? -pregunto Mitch.
-Hay algo que les debo decir, quizás me crean loca, pero los necesito.
Ellos pudieron cara de preocupación. Subimos a mi habitación y saque la barita, era negra y con detalles en plata, en su centro había una gema purpura.
-¿Qué es eso? -pregunto Sofi.
-Esto amigos mios, es lo que los hará abrir los ojos. -dije. _Pero antes les tengo que relatar...¿recuerdan esas historias griegas? Pues son reales, y los dioses tiene hijos con personas como nosotros, por lo que sus hijos son semidioses, Percy y la chica nueva, la rubia, ¿la recuerdan?
-Si, linda de ojos grises, ¿no era la novia de Percy? -dijo Mitch.
-¡¿Tu lo sabias? -gritamos Sofi y yo al mismo tiempo.
-El me dijo que no le dijera nada a nadie. -dijo elevando sus manos.
-No importa...-continúe. -Ellos son semidioses, mañana irán a la escuela con otros mas, yo soy una persona que puede ver por la niebla, yo veo lo que ellos ven, ustedes no.
Ellos, (como lo pensé) estaban en shock, pero decidieron reaccionar.
-Necesito que me ayuden a separarlos, con esta barita, ustedes pueden verlo también, ahora les diré sobre unos dioses que me visitaron.
Les conté lo que me habían dicho los dioses, que ellos se habían compadecido de mi y me habían decidido ayudar, para que ellos sufrieran y yo pudiera tener lo que me merecía.
Cuando termine, ellos estaban interesados de usar esa cosa en ellos. Apunte a Sofi primero, me concentré serrando los ojos...cuando los abrí, ella se veía normal, pero alrededor de su cabeza había una especie de niebla amarilla, la cual desapareció entrando en sus ojos. Luego de eso, hice lo mismo con Mitch, con quien paso lo mismo.
-Bien, todos tenemos un punto débil, ¿verdad?
-Verdad. -dijeron.
-Pues no importa que tan matones sean, ellos van a enloquecer, van a saber lo que pasa cuando no consigo lo que quiero. -dije ya algo molesta.
***
Al día siguiente, todos estaban mirando la nueva y hermosa camioneta que había estacionado, todos menos nosotros tres, ya sabíamos quienes estarían ahí. Lo primero que les dije, fue: no se interesen en ninguno de ellos.
Mitch tenia clase con el chico Leo, Sofi con Annabeth y Percy, y yo estaba sola.
Tenia mi barita conmigo por si encontraba a alguien con el potencial para darle el don, no encontré mucho.
Mientras pasaba por un salón, pude ver a Victoria interesada en Jason, entonces se me ocurrió una grandiosa idea, pero tenia que asegurarme de que no me creyera completamente loca.
***
Estábamos nosotros tres frente a ellos, los semidioses. Annabeth me miraba con furia, pero no era muy diferente a los demás.
-Les dijiste. -dijo Annabeth muy segura de si.
-¿Algún problema? -dije desafiante.
Ella vacilo.
-Lo sabrás en cuanto esa campana suene. -dijo. -Espero que tengan la tarde libre, aprenderán un par de cosas.
Ellos se pusieron de pie y se fueron caminando. Note que había con ellos una niña, lo que era raro, los mas pequeños no se suelen acercar aquí.
-¿Qué nos van a hacer? -dijo Mitch.
-No lo se...solo es para asustarnos.
La verdad estaba aterrada, no sabía lo se me harían, los dioses no me dijeron nada de eso. Solo quería que este día de clases no terminara.
Para mi mala suerte, solo quedaban dos horas mas, antes de que (como dijo Annabeth) la campana sonara.
***
¡Rin, rin, rin, rin!
Esa anunciaba mi muerte. Tome a mis amigos de las manos y salí corriendo tan rápido como podía, pero en el estacionamiento, (donde estaba el auto de Mitch) nos emboscaron.
Subimos en el auto nuestro, solo que con nosotros estaba un chico, Malcolm. Nos estaba vigilando, como sabia que me asustaba fácil, estaba jugando en sus manos con una daga. ¿Los podía acusar de secuestro? Si. Pero los dioses me dijeron que si quería a Percy, debía guardar el secreto.
Llegamos a su casa, nos bajamos del auto y entramos primero que ellos. Annabeth tomo su mochila y saco su cuchillo.
-Espero que les hayas dejado claro que no se lo pueden decir a nadie...nosotros te dijimos que si le decías algo a alguien, te daríamos una advertencia mas grande...
-¡No tienes las agallas! -dije.
Ella sonrió de forma malévola. Entonces me apuñalo. Mis amigos gritaron, pero los demás les taparon la boca.
-Si las tengo, solo que tu eres una simple mortal, no puedes ser herida por nuestras armas.
Entonces mire mi abdomen. Su cuchillo estaba en mi, pero no lo sentía ni me hacia daño, entonces lo saco de nuevo.
-Estamos siendo gentiles contigo niña...-dijo Frank. -guarden ese secreto, porque si no, los dioses los enviaran a los campos de castigo.
-No diremos nada. -dijo Sofi.
Entonces salimos y entramos en el auto.
-Tenemos que buscar a las personas indicadas para que nos ayuden con ellos. -dije.-¿No los viste? Ellos te apuñalaron, olvida a Percy, solo... -decía Mitch.
-¡No lo haré! -grite.
Entonces el encendió el auto y empezó a conducir. Toda la trayectoria fue consumida por un silencio incomodo, pero ellos se lo merecían. Teníamos que ganar de nuevo la confianza de Percy, aunque fuera difícil, aunque nos rechazara.
Algo corto el cap, pero tengo una pregunta para ustedes, ¿les gustaría que hiciera 50 curiosidades sobre mi? Dejen su opinión, la verdad he estado pensando en hacerlo desde hace unos días.
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Una Rubia Pesadilla
FanfictionTiempo después de la guerra contra Gea, los semidioses tienen una vida tranquila, pero los dioses menores se les dio por divertirse un rato, entonces hacen un juego peligroso molestando a los mortales, del cual se deben valer por los semidioses. P...