¡TOC!¡TOC!
Escucho el sonido de la puerta mientras arrasó con una mordida mi manzana verde. —De mis frutas favoritas. — Hace unos treinta minutos aproximadamente me levante, me aliste y ahora estaba desayunando. —Como todos los días de mi vida. —Cuando me dirijo hacia la puerta de mi apartamento me encuentro con un sobre blanco, me agacho a recogerlo y observo la pequeña nota.
De: Rectoria.
Yo puedo jurar que no he cometido ningún delito.
Quien te ve, picarona.
No vayas a empezar Pachamama.
¡TOC!¡TOC!
Estoy a punto de abrir el sobre cuando el sonido de la puerta me interrumpe, —Ya vinieron por mi, voy a morir. —Abro la puerta lentamente esperando que sea la persona que dejo el sobre y que posiblemente estará esperando que le abra, pero lo que me encuentro es la reencarnación de una demente.
—Buenos días, ¿Por qué estás tan radiante hoy? —Frunzo el ceño y trato de atrapar el café de Starbucks que literalmente me acaba de lanzar.
¿Qué le hicieron a mi mejor amiga?
—No me mires así, espero un piropo de tu parte, dímelo. —Pronuncia levantando su dedo indice en un intento de señalarme mientras pasa como perro por su casa, a mi apartamento.
—¿Pareces un sol y no por lo radiante? —Digo intentando disimular la risa, mientras me llevo el vaso de café a mis labios.
Me encanta el café.
—Eres mala pero te quiero. —Responde mientras sus ojos grises se posan en mis manos.— ¿Que es eso? No me digas.
Su expresión me da miedo.
—¡Un admirador secreto! —Sus gritos hace que mi cara se transforme en una gran mueca de desagrado. —Alisha Marie Hale, ¿Cuando me ibas a decir que tenias un admirador? —Detiene sus pequeños saltos y se fija en el sobre. —Que se hace pasar por rectoria, ¡Que sexy y misterioso!
Pachamama, dime como una cabeza puede tener tantos disparates.
Le arrebato la carta y abro el sobre para demostrarle que esta totalmente equivocada.
Después de demostrarle a mi mejor amiga que no tengo un admirador secreto, —Mucho menos con el seudónimo de rectoria. —Ya que la carta venia de parte de la rectora del instituto y su mensaje no era nada romántico ni declaratorio, al contrario, decía algo que realmente me preocupaba.
Me cambiaría de apartamento obligatoria-mente y sin cambios.
Sí, como leyeron. Ustedes se preguntaran porque me preocupa tanto. Se los diré.
Mi apartamento es el mejor, —No es por alardear ni ser presumida. —Para una chica algo fantasma e invisible lo mejor para su bienestar y los demás es tener que vivir en un piso totalmente sola. No tengo vecinas y me alegro por eso. Ademas mi apartamento queda en el ultimo piso —De uno de los cinco edificios de las chicas. — y desde mi grande balcón, —Que solo lo tiene los últimos pisos. —Se podía ver todo Chicago, era una experiencia fantástica y muy relajante en vacaciones. Por ultimo me agradaba este apartamento, los tres años pasados lo re-modele a mi manera, cuadros de colores por todo los lugares posibles, muebles negros para la sala y hasta coloque mi colección de discos en la pared de mi habitación.
Definitivamente extrañaremos ese lugar Pachamama.
—¿Me estas escuchando o sigues pensando en el maldito apartamento? —Maddy se para al frente mio, haciendo que me choque con ella y la realidad. En este momento estamos en nuestros casilleros.
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Enamorada de mi peor enemigo
Teen Fiction-No se como estoy metida en esto, realmente ni siquiera se que estoy haciendo aquí. -Me paro rápidamente de la silla donde estaba sentada hace unos momentos y comienzo a caminar de derecha a izquierda formando círculos. -Bueno sí se, -Me detengo un...