Enamorada de mi peor enemigo

30. Necesita tiempo, dicen que lo cura todo.

Los nervios me estaban volviendo loca. 

Maddy y yo ya estábamos listas, con nuestros vestidos cortos y tacones en la sala de la casa de mi mejor amiga esperando a John. Sentía ganas de vomitar y no se si son los nervios, pero el presentimiento feo que tengo en el pecho se hace presente cada vez mas. Quizas sea una exagerada, pero hay que tener cuenta que este es mi primer baile.

Soy una chica invisible, acuérdense.

Estuvimos toda la tarde escuchando música, hablando de series de Netflix y comiendo helado de chocolate con crema batida. Hasta que se llego la hora, comenzamos a arreglarnos, Maddy con su vestido vino tinto y yo con mi vestido blanco. También nos maquillamos —muy natural— , cepillamos nuestros cabellos y Maddy saco su vieja cámara instantánea, donde tomamos demasiadas fotos. 

Escuchamos el pito del carro de John, nos despedimos de la mamá de Maddy y de su perrito. Salimos de la casa, pero el sonido de mi celular se escucha desde el pequeño bolso que llevo, así que lo saco y reviso la pantalla. La llamada es de mi madre y aunque suene muy cruel, no quiero contestar. Estoy segura que son para regaños y malas palabras, puesto que las cosas con ella no se han mejorado. Decido guardar el celular y seguir mi camino, definitivamente quiero disfrutar la noche. 

—No sabia que el Homecoming fuera tan lejos. —John llevaba varios minutos manejando. Sabia que estábamos saliendo de la ciudad, ya que tomamos una gran autopista y el letrero de salida de Chicago se hizo presente. 

—Es en un casa de eventos fuera de la ciudad. —John responde. Yo volteo a mirar a mi mejor amiga quien esta a mi lado, en la parte de atrás del auto. Esta totalmente distraída, mirando lo poco que se puede ver por la ventana, ya que esta totalmente oscuro.

Necesita tiempo, dicen que lo cura todo.

Imito su acción y volteo a mirar mi ventana. Se puede percibir que las nubes de la tarde se las llevo el viento, esta totalmente despejado y lo grandioso es que hay tantas estrellas que es imposible contarlas. El auto se va deteniendo y entramos por una carretera no tan larga, hasta que finalmente John estaciona el carro. 

El lugar esta increíblemente lleno, hay adolescentes por todos lados, chicas con sus vestidos y chicos con sus trajes. La música se escucha desde aquí y también los gritos eufóricos. Entramos a la casa de eventos, que era mas como varios salones en diferentes niveles. Hay muchos jovenes bailando y tomando, las luces del lugar no hacen su función para nada y se puede sentir mas calor cuando nos vamos adentrando.

Maddy es nuestra guía en este mar de gente y de repente paramos en frente de un bar. 

—¿Quieren algo de tomar? —John y yo negamos con la cabeza. Mientras Maddy le hace señas al barman, quien se acerca y toma su pedido. —Tres vasos del licor mas fuerte que tengas. 

—Nosotros no vamos a...

—Son todos para mi. —Maddy me sonríe y guiña su ojo. Mientras volteo a mirar a John quien esta igual de sorprendido que yo.  

—Sabes las consecuencias.

—¡Si, si, si! —Maddy grita. El barman se acerca y trae los tres vasos grandes llenos de un liquido verde con azul. El los pone al frente de nosotros y yo le agradezco por parte de mi mejor amiga. Maddy toma el primero y se lo bebe de un sorbo. Esperaba que el siguiente fuera mas lento, pero creo no lo bebió, se lo devoró.  

—Maddison. —Le digo en tomo de regaño, pero al parecer le entro por un oído y le salio por el otro, puesto que Maddy toma el ultimo vaso y se lo bebe completico. 

—¡De lo que pudo haber sido y no fue! —Grita entusiasmada y se acerca a John, arrastrándolo de la corbata. —¡Tu y yo vamos a bailar!

John me voltea a mirar pidiendo ayuda, pero no puedo hacer nada. Decido quitarme de la barra o bar —como se llame —, y moverme un poco mas a la derecha sin quitarles la vista de encima. Maddy baila muy sensual y lento, pero la cara de John es cómica. No sabe como tomar a Maddy y hace muecas cada vez que mi mejor amiga quiere mostrar sus dotes de bailarina.