9. Galletas de café no.

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Después del suceso patético, es decir, la pelea que tuve con Aaron en la mitad del pasillo, tome la decisión y salir del instituto. Cómo toda una chica rebelde no fui a ninguna de las clases que me faltaban.  —Quiero decir, todas. —Ahora me dirijo a un lugar donde Aaron y sus malas energías no se pueden acercar a mi. Las palabras que me dijo Aaron fueron las misma que Jake pronuncio hace unos cinco años aproximadamente, cuando nosotros entramos a este instituto y después de un tiempo el me rechazo. 

No me mal entiendan, Aaron sigue siendo un cero a la izquierda en mi mente y vida, pero cuando dijo eso, sentí la misma presión y sensación en mi pecho como en el pasado.

 En realidad no me importa el hecho que yo sea un error para él.

Eso creo.

Lo que si me estrujo el corazón y puedo decir que saco la terrible debilidad de mi ser, fue recordar ese momento. Justo todos esos recuerdos de cuando Jake dañaba nuestra amistad con esas palabras, cuando observaba como mis padres peleaban, como papá me abandono, mamá no me quería a su lado y por ultimo termine completamente sola. 

Definitivamente la Alisha del pasado no queda ni el rastro.

—Buenos días Camille. —Mi sonrisa formal trata de salir pero mi alma la opaca totalmente.

—Esta de mañana. —Camille frunce su ceño y se acerca a mi. —Alisha te di un día de descanso, te dije que podías volver cuando te sintieras bien.

En realidad fueron 2. Viernes y Sábado.

—Me siento bien. 

—¡Ay mi niña! —Camille saca de su cuerpo una risa que parece que fue acumulada desde hace siglos. —Primero procesa hasta que te lo creas. ¿Que te paso?

—En realidad nada. —Trato de desviar mi mirada y encuentro el objecto perfecto. —Cambiaste de cafetera.

—Esta bien. —Camille limpia sus manos en el delantal. —Si no quieres contarme, no hay problema, pero yo soy la doctora corazón y se perfectamente que unas galletas de café te ayudaran.

Galletas de café no.

Los lunes son los días mas movidos en la cafetería, las personas necesitan de un buen café cargado y un ambiente calmado para comenzar su semana de la mejor manera. No entiendo como Camille puede sola en las mañanas en días como hoy, su trabajo en la cocina es mucho mas agotador, así que le dije que hoy cambiaríamos de puesto. Yo en la cocina y ella con los clientes, a ella le pareció una buena idea. 

Cuando le entregaba un café expreso, escuche como Camille echaba una pulla y no era precisamente para mi, así que me dio curiosidad y salí de la cocina. 

—Si las miradas matasen, yo ya estuviera bajo tierra. —Camille mira a Matt y luego a mi, saliendo del mostrador para atender a un cliente en una mesa.

Cuando mi mirada se fija en Matt, que me imagino que es él que recibió el comentario de Camille, me doy cuenta de que ella tiene toda la razón. Matt tira su maletín en una esquina de la cocina y se pone el delantal, su rostro esta totalmente rojo, sus puños cerrados, su ceño fruncido y lo más importante para identificar que Matt esta que revienta de la rabia es que se esta mordiendo el labio interior.

Nunca lo he visto de esa forma.

—¿Te pasa algo?—Le pregunto a Matt pero lo que recibo de respuesta es su mirada matadora y dejarme totalmente sola en la cocina.

¿Me ignoro? Esto es una emergencia. 

Decido llamar a mi mano derecha y la que por lo menos debe saber que demonios esta pasando. Maddy debió de estar con él en la hora del almuerzo, así que intento hacerle varias llamadas pero lo único que recibo es la voz de la señora para dejar un mensaje de voz. Tocará esperar que el tiempo diga que fue lo que paso.

Enamorada de mi peor enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora