2. ¡Eres bruja!

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—Estoy cansada de animales como él, ¿Por qué nadie hace algo? ¿Desde cuándo hemos entrado en esta burbuja donde no se puede tocar al maravilloso Jake Grier y a su grupito de amigos? —Digo molesta y un poco sobresaltada. Mientras mi mejor amiga me toma de la mano y se acerca a mi oído.

Pachamama necesito que vengas y me digas algo.

—Sky, ya paso. Tranquilízate, han pasado 3 minutos desde que se fue. Ademas sabes perfectamente que él no sabe los significados de respeto e igualdad. Me pregunto sí en su casa no le enseñaron los valores. —Maddy se toma barbilla con su mano como si estuviera buscando la solución a su pregunta.

Yo sabía la respuesta.

Unos de mis mayores secretos en mi corta vida,—Que nadie lo sabe. —Es que ese animal, Jake Grier, fue mi mejor amigo hace unos 5 años aproximadamente.

No los compares con los animales, los pobres no tienen la culpa.

Lo siento Pachamama, tienes razón por segunda vez en el día. Ya me estoy asustando.

Nuestra amistad era única, nos llevábamos muy bien, sus padres y los míos hacían barbacoas fantásticas los fines de semana, íbamos al parque y mirábamos películas. Era una amistad sincera. La familia de Jake era fantástica, sus padres siempre le inculcaban los mejores valores a todos sus hijos, los trataban por igual y les ponían responsabilidades por cada error que cometían, no sé por qué Jake hace cosas como molestar a otros chicos o chicas, escondiendo sus libros, tirando su comida, golpeando e insultando, eso es horrible y es en lo que se ha convertido.

—Deja de pensar tanto, tenemos que ir a clase. Nos vemos en el almuerzo. —Maddy me distrae de aquel pensamiento tan guardado, que hasta ahora, no lo había tocado en mi mente. Yo le di una mirada tranquila y suspire.

Me siento mal por no decirle mi gran secreto, quizás en unos 20 años, cuando Maddy y yo tengamos hijos y tomemos té en la sala de mi casa, mientras nos contamos todos los chismes y recordamos momentos, se lo contaré.

Apenas está comenzando el día, tiene que mejorar.

Llegue corriendo a mi primera clase.

Biología.

Por suerte el profesor Suliwal no ha llegado, ya que ese señor es bastante rígido con sus reglas y muy grosero cuando se trata de ser impuntual a sus clases. Saque mis cuadernos y lápices, escucho como los demás cuenta sobre sus vacaciones, —llenas de fiestas, drogas y alcohol. —hasta que llega el profesor.

¡Oh, oh! Santa mierda.

¿La alma del señor Suliwal la ataco un cuerpo tan bien formado y sexy?

—Buenos días alumnos, soy Jacob Espinosa el nuevo profesor de biología y hoy haremos un examen diagnóstico, saquen hoja y lapicero.   —Dijo muy serio y todo mundo comenzó a quejarse. El nuevo profesor era muy joven y atractivo, nunca había tenido un profesor así.

Estoy gratamente sorprendida Pachamama.

Controla esas estúpidas hormonas adolescentes.

—Es mentira, por el momento, —Dice el profesor Espinosa, que por un momento saca esa sonrisa, que parece de comercial de televisión. —La próxima clase si lo haremos mientras que hoy nos conoceremos. Quiero que...

El sonido de la puerta interrumpe lo que dice el profesor

—Disculpe, ¿puedo pasar? —Cuando aquella voz tan infernal y asquerosa llega a mis preciados tímpanos, maldigo mentalmente. Bajo la mirada y comienzo a tocar mis lapiceros.

Enamorada de mi peor enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora