6. La fiesta #1

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Juro que lo castraré, torturaré o cualquier otro acto sádico le haré ¡Pero esto no se queda así!

En este momento me encuentro desenterrando todo lo que se encuentran en las cajas ya que el estúpido de mi vecino tiene una fiesta a centímetros de mi. Es por eso que ahora mismo quiero incendiar su apartamento y partir el cuerpo de él en pedazos. —Quizás piensen que soy una exagera y sí, lo soy. —La fiesta ya lleva una hora y no le han bajado absolutamente nada de volumen a su equipo de música, los vidrios de mi apartamento retumban y no entiendo como no a llegado nadie de secretaria a detenerlos.

Creo que no podre dormir. 

—¡Tengo que detener esto! —Grito mientras tiro lo que tengo a mi alrededor y señalo la pared que da con el apartamento de el idiota de Aaron. Me paro rápidamente, mientras busco mi sudadera y mis llaves.

Para problemas graves necesitan consecuencias graves.

Cierro la puerta y me doy cuenta que desde acá afuera la música es peor.

When I met you in the summer
To my heartbeat's sound
We fell in love
As the leaves turned brown
And we could be together baby
As long as skies are blue
You act so innocent now
But you lied so soon
When I met you in the summer

Cuando me doy media vuelta me encuentro con una tremenda fila para bajar en el ascensor, tantos adolescentes fumando y bebiendo, no me quiero imaginar como estará el apartamento por dentro. Intento caminar sin chocar con alguien o pisar alguna persona tirada en el piso, decido caminar hacia las escaleras y bajar los sietes pisos que tengo por delante.

Finalmente me encuentro en el primer piso y observo como siguen llegando adolescentes disfrazados. 

Quizás Maddy este entre estos chicos.

Desde nuestra supuesta pelea sobre esta fiesta, Maddy no volvió a llamar ni yo le he escrito mensajes, así que me imagino que seguimos enojadas, o al menos ella. —Eso me motiva a pensar que todo lo malo que me pasa tiene que ver con Aaron, tengo que acabar esta fiesta ahora mismo. —Me dirijo totalmente enojada hacia la secretaria, desde allí tendrán que hacer algo. 

Entonces llego a la dichosa oficina de secretaria, después de pasar el campus solitario y aterrador, pero encuentro todo totalmente oscuro, no había ni una alma aunque por supuesto la música se escuchaba desde aquí.

¿Pachamama tu me odias?

Me devuelvo desanimada y pensando como podre pasar la noche, porque por mas que quiera romperle los cables del equipo de música y oponerme a Aaron, simplemente no puedo, se perfectamente que me temblaran las pierdas y perderé la cabeza. Así que avanzo pero una rama de un árbol se interpone en mi camino —como si fuera poco.  — y caigo como una plasta en un charco de barro. 

¡Mi mala suerte y yo caemos en un charco! ¿A quien demonios le ocurre eso?

Me paro rápidamente, viendo a mi alrededor por si alguna persona me estuviera observando, pero no, no hay nadie. Así que me quito mi sudadera favorita y trato de limpiarme la cara y algunas otras partes que tienen barro. 

Llego al edificio de la gran fiesta, lo extraño es que hay una par de adolescentes en el primer piso,  —cuando me fui eran demasiados. —Para mi mucho mejor, ya que mi aspecto esta peor que el que tenia esta mañana. El ascensor se abre y me encamino hacia el, oprimo la tecla con el numero siete y la de cerrar. 

—¡Uh! —La mano del sujeto se interpone en el ascensor, como típica película y se pone a mi lado. Siento como su mirada me escanea de arriba hacia abajo. 

Claro, con esa camisa esqueleto se ve que tienes buenos paquetes. 

Pachamama una chica llena de barro no es nada sexy y menos si soy yo. 

—Marie, —Su voz atrae a que mis ojos suban a su rostro que hasta ahora no me atrevía a mirar. —Estas diferente... 

—¡Oh si! —Miro como se revuelve su pelo y se acomoda la chaqueta de cuero.

Este silencio es incomodo. 

—¿Vas para la fiesta de Aaron? —Sus ojos se encuentran con los míos y hacemos una conexión indestructible.    

—Claro que no, —Bufé. —Una chica llena de barro y hojas, en una fiesta como esa, no es buena combinación.

—Creí que era tu disfraz, —Jake ríe mientras quita una pequeña hoja de mi cabello. —Muy innovador.  

—¿Una fiesta de disfraces en Septiembre? Eso sí es innovador.  —Pronuncio sarcásticamente mientras el se ríe mas fuerte. Las puertas del ascensor se abren y nos observa un Aaron con el ceño fruncido.

—Te estaba es-esperando, —Aaron esta apunto de abrir la boca pero se calla mientras paso por su lado. —Ella es... ¿Que hacías con ella?

Esta borracho.

—Vamos a la fiesta. —Jake lo interrumpe antes de que siga diciendo cosas de mi. 

Por fin encuentro mis llaves y me adentro a mi apartamento, directamente voy a mi cuarto y cierro la cortina morada que por la tarde me atreví a poner. La música sigue igual que antes y puedo escuchar los gritos eufóricos de adolescentes embriagados. Me pongo mi pijama y me acuesto, voy a intentar dormir. 

Ojala Morfeo me acompañe.

Siento ese tatuaje con las yemas de mis dedos, no sé qué sea pero al final tiene una frase. Levanto la mirada para poder encontrar la cara de aquel chico pero un sonido me despierta rápidamente.    

Otra vez estoy soñando. 

No escucho la música que mi vecino tenia hace unos horas, tampoco los gritos de adolescentes drogados, pero vuelvo a escuchar el sonido que me levanto, como el de un radio bastante viejo y dañado. Me concentro totalmente, me doy cuenta de que todavía está de noche y que el sonido no es parte del sueño, me levanto lentamente y busco mis gafas, para después tomar mi celular y mirar la hora. 


3:45 AM


Intento buscar el sonido con mi oido, ya que esta totalmente oscuro, pero nada.

Vamos, suena por favor. 

El sonido se incrementa y puedo adivinar de donde proviene. El balcón de mi habitación es mi objetivo, me acerco un poco mas y asiento con mi cabeza porque estoy segura que ahí se encuentra lo que esta haciendo ese sonido. Abro un poco la cortina y me aseguro con la mirada que no hay nada en mi balcón, como un animal o un radio. Pero vuelvo a escuchar el sonido, así que tomo el valor —que no tengo.  — y abro la puerta de mi balcón, encontrando el sonido.

—¡Oye! —Le susurro a un Aaron sentado en una esquina de su balcón, de una forma que abraza sus piernas, posa su cabeza en sus rodillas y sus ojos se encuentran mirando hacia la nada. —¿Estas bien?









Enamorada de mi peor enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora