capitulo 17. ¡Fred Fabian Weasley callate!

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    CAPITULO 17.

El jueves pasó realmente rápido y para cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos todos los alumnos sentados en las mesas, dispuestos a cenar. Se notaba el nerviosismo en el ambiente, pues lo que en realidad todos deseaban no era la cena, si no el cáliz de fuego, esa misma noche se abriría la etapa de poder echar los nombres en él y tener la posibilidad de ser nombrado el campeón que lucharía por tu colegio. Y este hecho tenía a todo el colegio con los nervios a flor de piel, ya que todo el mundo quería llevarse la gloria de ser el ganador del torneo de los tres magos (eso y que el dinero del premio tampoco estaba mal). Terminamos de cenar y todas las conversaciones habían sido como días atrás sobre el torneo, pero la directora nos interrumpió diciendo:

-Alumnos por favor, presten atención. En este momento sacaremos el cáliz de fuego, pero debo repetirles a todos que la línea de edad está bien colocada y que por mucho que lo intenten, nadie menor de dieciséis años podrá presentarse al torneo, por lo que nuevamente les pido que no lo intenten. –dicho eso, dió dos toques al atril que había ante ella y una preciosa luz dorada salió de este impidiendo verlo, cuando el resplandor bajo de intensidad se escucho un sonoro: -Ooohhh.... por parte de todos los alumnos. Ante nosotros estaba nada más y nada menos que el cáliz de fuego (¿azul?, ¿desde cuándo el fuego era azul?, estaba claro había vivido demasiado tiempo entre muggles pues el resto de los alumnos no parecieron quedar sorprendidos por ello). Mientras todos observábamos el cáliz, James me susurro al oído:

-¿De verdad te impresiona tanto ver fuego azul? –Pero ¡¿este me leía el pensamiento o qué?! Al no contestarle continuo –vaya novata sí que sabes poco de magia. –estaba claro llevaba demasiado tiempo sin intentar molestarme.

-Vaya imbécil, si que aguantas poco con la boca cerrada –conteste yo en su mismo tono.

-Es que sigo sin entender como alguien con tan pocos conocimientos de magia como tú, puede haber entrado en quinto curso así sin más. –dijo él haciendo caso omiso a mi contestación -¿de verdad la directora te ha hecho algún examen?

-Sí, lo ha hecho y para tu información sacó la mejor nota en todos y cada uno de ellos –se apresuró a añadir Clara antes que yo. Esta chica siempre estaba dispuesta a salir al rescate, pero no tenía que haber ido contando eso así, a mi no me gustaba presumir de eso. Yo sabía magia porque Fred me había enseñado, no porque fuera una inteligencia superior.

-Anda mira, ya va la mosquita muerta detrás para defender a la pobre novata. –dijo James haciéndome enfadar, ya estaba dispuesta a volver a darle un puñetazo en su estúpida cara cuando Fred apareció y me dijo:

-Ni se te ocurra Jennifer, no le des. No vale la pena, no te metas en más problemas. –dijo a la vez que negaba con la cabeza, a su lado Clara también me negaba que lo hiciera, pues ella también había intuido mi siguiente movimiento. En su lugar dije claramente:

-Tranquila Clara, no malgastes tus palabras con los simios, no vale la pena. –Eso hizo que todos alrededor soltaran pequeñas risas, que el zopenco se enfadara y que Clara me quiñara un ojo al igual que Fred quien sonreía de oreja a oreja.

El viernes fue un día de los más ajetreado, no solo por todo el tema del cáliz de fuego y los alumnos que querían presentarse. Ese mismo sábado la familia Weasley al completo iba al colegio de visita (por lo que también iban Harry y mi tía Hermione además del resto de las parejas de mis tíos y mis abuelos) toda una reunión familiar que me hacía sentir realmente incomoda. Las gemelas lo notaron rápidamente, pero yo las aseguré que me encontraba bien y que no había nada que me preocupará. Pero aun así las dos últimas clases de la mañana me las pase en el baño de Myrtle la llorona. Después de pasar una hora, Fred apareció y se sentó a mi lado.

-Hola, peque. ¿Por qué tan cabizbaja?

-Están aquí todos los Weasley, no creo estar preparada para enfrentarme a ellos.

-¿De verdad es eso lo que te preocupa? Sabes que no son malas personas.

-En realidad...

-¿Por qué no quieres salir? , venga dímelo.

-No quiero salir, porque no me quiero encontrar con Clara, con Sophie o con Max.

-Ahora sí que me he perdido. ¿No se supone que son tus amigos?

-Justo por eso no quiero salir.

-Enserio peque, explícate.

-Si los veo, no creo que pueda mentirles a la cara.

-Entonces diles la verdad.

-No puedo, me odiaran.

-No lo harán si de verdad son tus amigos. Si se lo explicas, te comprenderán.

-¿Y si no lo hacen?

-No son tus amigos. Pero créeme, lo harán.

-No puedo arriesgarme a volver a quedarme sola. No quiero volver a estar sola.

-No te quedaras.

-Lo sé, tengo a los niños, a Dorothea y por supuesto a ti. Pero no es lo mismo, me gustaba tener a alguien con quien poder hablar, ya sabes, de mi edad.

-Puedes contarme lo que sea.

-Lo sé, no es a eso a lo que me refiero, quiero poder hablar como lo hago contigo en público y que la gente no piense que estoy hablando sola. –dije con una sonrisa triste.

-Cuéntaselo, di la verdad.

-No puedo hacerlo.

-Si puedes hazlo –me dijo casi gritando.

-¡FRED FABIAN WEASLEY NO INSISTAS, NO LO HARÉ! ¡COMPORTATE COMO UN MUERTO Y CALLATE! –dije gritando a la vez que salía del baño.

Lo cual fue lo peor que pude hacer, pues ante mi estaban nada más y nada menos que todos y cada uno de los miembros de la familia Weasley con una cara entre horror e ira. De la cara de mi abuela Molly, por el contrario salió una solitaria lágrima. Todos me miraban con gran odio en sus miradas y yo a su vez no hacía nada más que mirarlos con pánico, pues llevaba todo el día evitándolos y me los tenía que encontrar nada más y nada menos la primera vez que le grito a Fred. En ese momento salió Fred del baño dispuesto a hablar, pero se calló al ver mi cara, para luego dirigir su mirada a toda su familia y devolverla a mí. Cuando note que iban a abrir la boca me di la vuelta y salí corriendo todo lo rápido que pude. No volví a abrir la boca en todo el día y ni siquiera fui al comedor, me pase el resto del día encerrada en mi habitación. Por la noche deje caer las cortinas de terciopelo rojo, haciendo que mi cama quedara incomunicada, pues no me sentía preparada para enfrentarme a los ojos de mi prima Susan.

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Espero que a la guapisíma de Miriampj le este gustando esta historia, pues ella es una de las que me ha apoyado desde el principio y de las que más me animo a intentar escribir algo. 

Jennifer Lily PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora