Capitulo 44. Fred, más te vale tomar la decisión correcta.

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CAPITULO 44.

-¿Qué? ¿Qué pasa? –pregunte yo empezando a asustarme por sus caras.

-Mi niño… -dijo la abuela Molly entre lágrimas cayendo de rodillas a mi lado.

-Fred… -susurraron la tía Hermione y Ginny a la vez mientras empezaban a llorar.

-¿Me vais a decir de una vez que coño pasa? –dije yo empezando a alterarme.

-¿Jen es que no te das cuenta? ¿Acaso tú no ves al tío Fred? –pregunto James intentando relajarme.

-Claro que lo veo James, lo veo bien… Un momento, ¿me acabas de preguntar si no veo a Fred? ¿Me estás diciendo que vosotros también lo veis?-él solo asintió y yo me gire con una gran sonrisa y me lance encima de Fred mientras gritaba -¡Fred, pueden verte! Pueden verte –sonreía y gritaba colgada de su cuello.

-Sí, ya me he dado cuenta enana. –dijo el soltándose de mi agarre. –Hola, familia. –luego se arrodillo delante de la abuela y dijo. –Mujer, ¿y tú te haces llamar nuestra madre? –en cuanto pronuncio esa frase la abuela comenzó a llorar más fuerte y le intentó abrazar pero para ella él era tan intangible como el aire. Aquello hizo que yo me quedara pensando en algo que había leído, por lo que me levante y volví hacia la madriguera dejando al resto hablar con Fred, él se merecía poder volver a hablar con ellos.

En la madriguera para mi desgracia mis sospechas se confirmaron y lo que me había imaginado era verdad, después de una semana no podría volver a ver a Fred jamás. Aquello hizo que me enfadara como hacía mucho y en cuanto mis manos comenzaron a temblar me imagine lo que venía y salí corriendo de la casa. Siempre que me enfadaba y perdía el control algo salía ardiendo y no me apetecía poner la casa en llamas, por el contrario lancé una figura de cristal contra una pared y esta estallo en mil pedazos y luego sí que saliendo corriendo, mientras pequeñas lagrimas comenzaban a surcar mi cara. El resto que al oír el ruido de cristales rompiéndose se habían puesto a correr hacia la madriguera pero frenaron cuando me vieron salir corriendo de allí. En cuanto creí estar lo suficientemente lejos me deje caer en el suelo y enseguida volvió a mi mente el hecho de que perdería a Fred, aquello me enfureció como nada y antes de que me diera cuentas mi alrededor ya ardía en llamas. Aquello me asusto de sobremanera e intente relajarme sobre todo porque toda mi familia corría hacia mí, varita en mano.

-¡Jennifer! –escuché varios gritos, pero para cuando llegaron ya había conseguido apagar el fuego.

-¿Qué ha pasado? –preguntó Harry varita en mano esperando encontrar a alguien.

-Nada, relajaros.

-¿Jen por qué has llorado? –me preguntó James preocupado.

-Solo me he enfadado, de verdad no es nada importante. –dije yo devolviéndole el abrazo que me había dado.

-¿Y el fuego? –preguntó la tía Hermione.

-Eso he sido yo –dije avergonzada, al ver sus caras explique-cuando me enfadó mucho o me entristezco mucho las cosas explotan en llamas a mi alrededor.

-Pero eso solo les pasa a magos inexpertos. –Dijo tío Ron –es decir, a niños.

-No Ron, créeme cuando te digo que aquí nuestra sobrina es de todo menos inexperta. Jennifer tiene un poder increíble, es mucho más poderosa que el resto, pero lo controla bien. Ha tenido que pasar algo muy grave para que no lo controlase. ¿Peque qué ha pasado? –me preguntó Fred acercándose a mí.

-No es nada importante, de hecho es una buena noticia. Al menos para la mayoría. –dije intentando sonreír.

-Jennifer explícate. –me exigió Fred.

-En una semana ellos podrán tocarte y hablarte como yo ahora mismo. –dije acariciándole la mejilla. –Prácticamente volverás a vivir, podrás comer y relacionarte. –en ese momento todos empezaron a celebrarlo, todos menos Fred y la tía Hermione que seguían mirándome atentamente.

-¿Entonces por qué te has enfadado? –me pregunto Fred.

-Has dicho que era bueno para la mayoría. ¿Para quién no es bueno? –pregunto la tía Hermione tan suspicaz como siempre.

-Sí, bueno el hecho es que al pasar la semana yo… Yo no volveré a ver Fred, él será tan invisible para mí como lo ha sido para vosotros todos estos años. –dije mientras una solitaria lágrima se me escapaba, en cuanto me escucharon todos pararon con sus celebraciones.

-¿QUÉ? –pregunto Fred.

-Será mejor que os lo explique, entremos y os lo contaré con más calma.

Todos caminamos en silencio hasta la madriguera y allí nos sentamos a la mesa y yo continué con mi explicación.

-Calla y escucha por una vez en tú vida –le corté a Fred antes de que empezará a hablar y todos se rieron - ¿Te acuerdas en el orfanato de las monjas, que cada vez que me castigaban y acababa con la espalda sangrando tú siempre me curabas cuando estábamos solos? Bueno pues yo me puse a investigar por mi cuenta el porqué cuando solo estábamos tú y yo te comportabas como cualquier vivo y cuando había alguien no. Encontré este libro –puse encima un viejo libro de tapas de cuero que la única persona que reconoció fue la ti Hermione para sorpresa de nadie- en él explica que cuando un buen mago tiene una experiencia cercana a la muerte y después de ello se queda totalmente solo, a veces se le otorga algo así como un guía o protector. Entre muggles más conocido como ángel de la guardia. Y eso eras tú para mí Fred, eras mi guía. Todavía no entiendo muy bien porque eres casi humano, pues eso solo ocurre si el mago es extremadamente poderoso, estilo Merlín. El hecho es que cuando tú protegido, es decir, yo, no requiera más de la ayuda de su protector este si ha cumplido bien su misión tiene la opción de volver a ser visible para el resto de los magos, con la traba de que su protegido jamás le volverá a ver. Fred desde mañana tendrás una semana en la que nadie te podrá ver para que tú tomes la decisión, al pasar ese tiempo podrás regresar y volverás a ser uno más de tu familia. Pero cuando yo esté cerca no estarás completamente vivo.

-Espera un momento, has dicho que yo podía elegir.

-Sí, así es.

-Entonces, no entiendo porque has dicho que en una semana seré un vivo más, yo aún no he decidido.

-Claro que lo has hecho, les elijes a ellos. –en ese momento todos me miraron con los ojos abiertos como platos. –Fred ellos son tu familia, tú has crecido con ellos, yo por el contrario no soy nadie.

-¿Qué no eres nadie? Jenny no te atrevas a decir que no eres nadie, no te lo permito.

-Vale, soy tu sobrina, pero mírales ellos son tus hermanos, tus padres. Fred él es George –dije señalando al tío George -¿Cuántas veces me has contado la manera en que os metíais en problemas en el colegio en cómo le añorabas a él y a vuestras bromas, a cómo añorabas la cara roja de tú madre cuando se enfadaba con vosotros, o las orejas rojas del tío Ron cuando le picabais? Fred tú les hechas mucho de menos y lo sé. Sabes que cuando he venido a comprobar mi teoría, me he girado y te he visto sonreír como nunca, Fred tú nunca habías sido más feliz que en ese momento y yo no pienso quitártelo otra vez, porque yo mejor que nadie sé lo que es perder a tú familia. – su cara demostraba que todo lo que había dicho era verdad y el resto me miraba callado.

-Jenny pero tú…

-Yo estaré bien. Si te han dado esta opción es porque ya has hecho tu trabajo, ya no soy la pequeñaja que necesitaba a alguien cuando todo a su alrededor eran gritos y malos tratos. Ahora estoy bien, cuando se acabe el colegio no iré a una mala casa. Iré al orfanato, trabajaré y ayudaré a Dorotea con los niños, ahora ya no tienes que pensar en mí, es hora de que piense en ti mismo. – dije sonriendo aunque por dentro estaba destrozada. Fred solo me abrazó y se despidió de todos porque era el momento de que se fuera a tomar su decisión, antes de que se fuera le dije. –Tío, eres la mejor persona que he conocido aunque sueles tomar decisiones peculiares, por favor, haz lo que te he pedido y elije la correcta.

-Lo haré, pequeña. –dijo antes de darme un último abrazo y desaparecer.

Jennifer Lily PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora