Jennifer Lily Potter

capitulo 26. ¿Tú quien te crees para... ?

   CAPITULO 26.

-Acabo de recibir noticias de que el orfanato en el que Jennifer ha pasado el último año ha sufrido un grave incendio. –dijo la directora, afectada por la noticia. Haciendo que me diera un vuelco al corazón y que me perdiera un poco en mis pensamientos.

-¿Fuego? – pregunto Harry boquiabierto.

-¿Y los niños están bien, ha habido algún herido? –pregunto una alarmada Ginny, haciendo que mis pensamientos volvieran a lo esencial.

-No, por suerte no. Todos han salido ilesos, pero el orfanato no podrá volver a abrir sus puertas. –dijo a la vez que un gran nudo se formara en mi estomago. ¿Y Nick y Jack? (Nick y Jack eran dos niños de cuatro y nueve años que me habían robado el corazón en cuanto entré en el orfanato, se habían convertido en mis hermanitos). –Les he pedido que vengan para decidir si debemos contárselo a Jennifer o no. –En ese momento llegaron Clara, Sophie y James quienes fueron a echarme la bronca por estar fuera de la cama, pero yo les interrumpí, con una señal de mano, haciéndolos callar. Junto a ellos llegó Max, quien se quedo mirándome en silencio.

-No, por supuesto que no. –contestó Harry. Aquello me enfadó de sobre manera e interrumpí en el despacho.

-¿Cómo que no? ¿Tú quien te crees para decidir si deben decírmelo o no? –dije gritándole a Harry, con los otros cuatro mirándome desde el quicio de la puerta.

-Soy tu padre. –dijo él en el mismo tono de voz, cosa que hizo que mi enfado aumentará.

-Pues no te has portado como tal en estos últimos diez años. –él se dispuso a contestar pero lo interrumpí. –Solo he entrado para informarla directora, que me vuelvo al orfanato.

-¿Qué? –gritaron a la vez Clara, Sophie, James y Max. Este último me sorprendió.

-Lo que habéis oído me voy.

-De eso nada, aún debes guardar reposo. –dijo dando dos grandes zancadas mi hermano.

-Si piensas que eso va a detenerme me conoces poco, hermanito. –dicho eso salí corriendo del despacho hacia los terrenos, ante la atenta mirada de todos los que se cruzaban por mi camino. Pero estos no se fijaban en mí por correr, sino por toda la tropa que llevaba detrás gritándome que parará. James, Clara, Sophie, Max, Harry, Ginny y la directora. Salí a los terrenos y al llegar al punto en el que puedes desaparecerte, lo hice.

  Max P.O.V.

Desde el primer día que conocí a Jennifer supe que ella era diferente, que no era como las demás y aquello hizo que llamará mi atención. Poco a poco fue cogiéndola más aprecio y sin darme cuenta ella se había convertido en alguien importante para mí. Por eso cuando me enteré de que nos había mentido a todos, me sentí tremendamente decepcionado y dolido. Desde ese día fui incapaz de hablarla, ni siquiera podía mirarla a los ojos, pues estaba seguro que si miraba sus preciosos ojos mi enfado se esfumaría. A pesar de todo, la tenia bien vigilada, por si algún listillo se acercaba más de los necesario. El día de la primera prueba no pude dormir bien en toda la noche agobiado por todas las cosas que podrían salir mal. Aunque he de admitir que el día de las pruebas para presentarse al torneo lo hizo mejor que nadie.

Estaba sentado en silencio viendo la primera prueba de los otros dos ganadores del torneo, cuando por fin le llegó el turno a Jennifer. Empezó de maravilla, hasta que un gritó la distrajo y el bicharraco – el cual era mucho más grande que los anteriores- la golpeo, después de aquello todo fue de mal en peor. Pero milagrosamente tras el horrible segundo golpe consiguió ponerse en pie y acabar con él ante la mirada atónita de todos los presentes. Pero cuando se desmayó y James corrió hacia ella, yo quise hacerlo también pero mis piernas no respondían, me quedé en un absoluto estado de Shock. Los días siguientes pregunté por su estado a Clara quien me respondía amablemente y me invitaba a verla, pero yo siempre me negaba pues dudaba que Potter me quisiera cerca de su hermana, y la verdad tampoco las tenía todas conmigo de que Jenny quisiera verme.

Estaba paseando, por los pasillos cuando la vi de pies, escuchando a hurtadillas en uno de los despachos. Llevaba un chándal gris y el pelo revuelto, pero seguía viéndose preciosa. Me estaba acercando a ella, cuando llegaron Potter y las gemelas Longbotton, estas se acercaron conmigo a Jennifer. Pero antes de que nadie hablará ella nos mandó callar, para luego entrar en el despacho como alma que lleva el diablo y empezó a discutir acaloradamente con Harry Potter. De repente soltó algo que a todos nos dejo sin habla:

-Pues no te has portado como tal en estos últimos diez años. –él se dispuso a contestar pero lo interrumpió. –Solo he entrado para informarla directora, que me vuelvo al orfanato.

-¿Qué? –gritamos a la vez Clara, Sophie, James y yo.

-Lo que habéis oído me voy.

-De eso nada, aún debes guardar reposo. –dijo James.

-Si piensas que eso va a detenerme me conoces poco, hermanito. –dicho eso salió corriendo del despacho hacia los terrenos, ante la atenta mirada de todos los que se cruzaban por su camino. Salió a los terrenos y al llegar al punto en el que puedes desaparecerte, lo hizo dejándonos a todos mudos de asombro.

-¿Acaba de desaparecerse?-pregunto una incrédula Clara

- ¡Pero si para eso hay que ser mayor de edad! –continuó Sophie.

-Me da igual yo voy detrás. –dijo James corriendo en la dirección en la que Jenny había desparecido.

Usamos un trasladador, que la directora siempre llevaba encima para casos de emergencia y todos nos dirigimos al lugar al que Jennifer había marchado. Al llegar todos ahogamos un gritó aquel lugar era desolador, la calle estaban destartaladas y todo indicaba que aquel era sin duda el peor barrio de la ciudad. Los yonquis y borrachos se paseaban por allí como Pedro por su casa y todo el mundo tenía un aspecto desolador. Al fin distinguimos a Jennifer corriendo en dirección a un gran edifico calcinado y la seguimos, mientras la gritábamos que parará, pero ella nos ignoraba sin despegar la vista de su meta. La verdad, era que para estar tan mal se revolvía con mucha soltura.

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