Pasamos Sufriendo (#4)

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-Hola a todos – llego su asistente con esta vez un vestido azul, pero también estaba apretado – gracias por venir. Hoy daré los nombres de la dos chicas que estarán en el pentágono – se estiro – sí. Sé que da miedo y que los nervios los llenan, pero esto es lo mejor para ustedes – era estúpido las palabras de Sra. Gerson, igual que ella – ya todas saben que no se pueden echar para atrás y es obligatorio

-Vaya al punto – se escuchó en la multitud. La Sra. Gerson doblo los ojos

-Bien. Si eso es lo que quieren. Aquí están – su asistente le dio una hoja de papel y ella se puso una gafas

-La primera Onex es... - la tensión y los nervios nos dominaron, Ann a mi lado me apretó la mano y me miro fijo – Ann Belfort – me apretó la mano tan fuerte que sentía un dolor en el alma, tanto por la decisión que habían tomado por elegirla, como su mano destripando la mía.

-¿Dónde está Ann? – ella no movió ni un musculo. Se quedó paralizada, se quedó como un maniquí.

-¿Ann? – una luz que salió de la nada la estaba buscando. Por un momento quise que no la encontraran, a si ellos tendrían que elegir a otra, pero eso no pasaría. La luz seguía buscándola, y yo seguía deseando que no la encontrara.

Ya había pasado un rato cuando la luz alumbro el rostro sin expresión de Ann. Estaba quieta en la silla, casi temblando. Cuando la luz se le hizo incomoda, alzo la mirada lentamente, parecía muerta.

-Bien Ann ¡Felicitaciones! – ¿Felicitaciones? Habría que estar feliz por una noticia que le desgarra el alma a cualquiera. Que mierda – mañana te recogeremos a las 6:00 para prepararte. Espero que estés lista para entonces.

En el incómodo y horrible momento se estiro la espalda y miro otra vez la hoja, su boca se abrió para decir a la siguiente elegida

-La siguiente Onex es... – dio una sonrisa y en ese momento quería estallar su cara contra el pavimento. Arrojarla a miles de espinas y que su cara se destruyera en sangre – Tara Smith – Ann me soltó la mano mientras en mi interior sentía un miedo profundo. Mi garganta seca no podía trasmitir una sola palabra y mi cuello y espalda estaban sudando. Estoy asustada.

La luz me reflejo de inmediato. Pareciera como la Sra. Gerson me habría estado viendo todo el tiempo, o será que ya sabía de mí, no lo sé.

-Estaré en tu casa a las 6:30, y espero al igual que le dije a Ann Belfort, estés lista – le dio la hoja a su asistente y miro al público. Estoy devastada.

-Esta son las chicas que salvaran la próxima generación. Las que tendrán la palabra en esta nueva época de posibilidades. Solo una de estas chicas, nos demostrara, valentía y fuerza. Buena suerte chicas y disfruten esta noche.

Ahora en este espacio del tiempo sentía que era una estúpida, una gran bestia. Mi forma de pensar le gano a la realidad y ahora tengo que luchar contra Ann. La idea me aterra, me asusta, me repugna. Quiero esconderme bajo la tierra. Huir. No saber de nada y de nadie, pero esta es la realidad. Esto es la cosa más horrible que he sentido en mi vida.

Mi mente es una mierda.

Literalmente nos quedamos sentadas sin pararnos durante horas. Era obvio, la inesperada noticia nos mató, nos destruyó. En especial a Ann, que parecía una momia. No se movía ni parpadeaba, no movía ni un solo dedo. No había nada en su mirada, solo muerte.

-¿Ann? – le susurre. La idea de luchar a muerte con Ann me rompió el alma. No sé, pero quería llorar, llorar para desahogarme.

No me decía nada. Seguía hay quieta, mientras yo seguía intentando llorar.

-¿Anny? – mi vos se partió junto con lágrimas. Ella de sorpresa también. Sus lágrimas caían con rapidez. Sentía un agite entre lagrima y lagrima, sentía una quebrada entre cada aliento desesperado. Cada recuerdo estruendoso de las últimas horas. Cada hora desde aquellas intrigantes personas, hasta las lágrimas de mi madre cayendo sobre aquella inesperada cachetada. Todo eso, era una locura, y esto, empeoraba la situación.

Ann comenzó a llorar de forma constante, haciendo sonidos con la boca. Por su forma de llorar, sentía que debía seguirla. Eso hice.

-Ann – ya había dicho su nombre de todas las formas. Pero ninguna había sido contestada.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora