Al parecer en este mundo, en estas murallas, no es lo que tú quieras, es lo que la gente con poder quiera.
Estaba en mi habitación; pensando en Ann, en sus coletas, en su voz, en ella. Pensando, en que no podía perder a mí mejor amiga. Ya había perdido a mi madre, no veo a mi hermana de hace mucho, y ahora Ann. Eso es injusto. La vida no puede ser tan cruel con un alma. Estar muriendo por dentro, pero no por fuera. Eso era horrible para mí.
-¡Ya no puedo con esta mierda! – era Ann, que abría la puerta llorando - ¡Quiero irme!
-Ann – estaba feliz y triste de que estuviera aquí, al igual que sorprendida. Ann, en mi habitación, vino por mí - ¿Qué haces aquí?
-No puedo con esto. Te extraño Tara – llego hacia donde mí, y me abrazo; de inmediato me pare y la apreté fuerte – estos días han sido horribles
-Te entiendo. Yo también he pasado días horribles – sentía sus lágrimas frías en mi hombro. Sentía en mi pecho, esa sensación de satisfacción, de que algo por fin en mi vida está saliendo bien
-Tara, jamás debí haberte dicho eso. Tu eres mi mejor amiga, yo – lloraba más fuerte a medida que hablaba, a medida que seguía enterrando el pasado – yo te amo
-Yo también te amo.
Su abrazo era interminable, eso me alegraba. ¡Oh, Ann amiga del alma, gracias por volver a mis brazos! Estaba tan alegre de su regreso, que llovía en mis ojos los recuerdos de nuestra amistad.
-Jamás te dejare sola – me dijo – jamás volveré a correr
-Prométemelo – le dije sin pensarlo ante lo sucedido
-Te lo prometo, te lo prometo – dijo al instante. Sentía en mi yo interior, la verdad de aquellas palabras que salina de sus rojos labios.
Como era de extrañar, toque sus coletas bien precisadas, hechas a mano, con sus hermosas manos de ceda. El varazo era mucho más intenso. Sus uñas, me picaban en las espalda, pero ese dolor era parte de la felicidad que sentía en mii corazón en ese momento. Me soltó con delicadeza.
-Mi bella Tara – sus ojos estaban rojos y brillantes. Reflejaba una sonrisa en su boca y ya su llanto había cesado
-Ann. Lamento todo lo que te hice – se sentó en la cama, retirando el agua salada de sus ojos – fui una estúpida – me senté a su lado; mirando la puerta
-Tu no hiciste nada Tara. Fui yo la que exagere – apoyo su cabeza en mi hombro – yo cometí un error ese día. Estaba triste por esa noticia
-Pero, yo también te metí cosas en la cabeza. Fui débil y me deje llevar de estupidez
-Ya eso no importa – alzo su cabeza y me miro a los ojos que la miraban – este es nuestro hogar ahora, aunque implore con lágrimas de sufrimiento irme de aquí, ellos jamás nos dejaran ir, hasta que una de las dos muera
-Nadie morirá. Yo no podría hacerte daño
-Eso ya no importa. No hay nadie para mí allá afuera
-Claro que sí. Estoy yo, tu mamá
-Mi madre murió – en ese momento mi mente exploto, y se reencontró con la soledad y tristeza de la muerte de mi madre. No puede ser que también su madre murió ¿Qué esta pasando?
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La Elegida
Science FictionEn un momento estaba feliz y riendo mientras las miradas me aprisionaban; dolida por la decepción. Pero ahora, solo estoy llorando, por que estoy sola. Mas de lo que estaba antes. Aquellas personas, me sacaron de un lugar feliz, y me meti...