Varias veces, me senté en el suelo. Y no era relajadora la verdad; el suelo era torcido, y teso. Pero al menos, encontré algo que me entretuviera. La ventana. Me quede hay, mirando a Catania, que desde de aquí, se veía todo.
Estaban las lámparas que nunca se apagaban. Estaban las casas, que eran de color café, y ladrillos. Estaban las personas, que corrían por todos lados jugando. Estaba las rosas, que cubrían una gran parte al palacio, y una minúscula parte a las casa cercanas a ella. Estaban las mascotas, desde perros, hasta diminutos gatos; eran muy escasos.
Era habitual estar triste en Catania; todo era más difícil. Porque, la tecnología que habitualmente usan los de Armonía, no están en Catania; es más artístico, y cultural.
Las rosas por todos lados, las esculturas en el palacio, las pinturas. Todo eso, era parte de Catania. Pero en Armonía, debe ser tan diferente; las cosas, deben ser más, robots, y científicos. Aquí en Catania, no. Aquí no teníamos personas que hicieran ropa; tenían que pedirlas en Armonía, y ellos se llevaban rosas, las cuales crecen frecuentemente en este plantel.
Pero solo hay una cosa en común, entre Catania y Armonía. Una sola cosa. El pentágono. El cual estaba entre los dos; en el medio. Esa era la única cosa, que los relacionaban. Pero, ¿Por qué tenía que ser algo tan macabro? No lo sé, pero últimamente el mundo es así. Los planteles son así.
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La Elegida
Science FictionEn un momento estaba feliz y riendo mientras las miradas me aprisionaban; dolida por la decepción. Pero ahora, solo estoy llorando, por que estoy sola. Mas de lo que estaba antes. Aquellas personas, me sacaron de un lugar feliz, y me meti...