Fue un momento extraño, podía perseguir el aroma de su camisa. Estaba cansada así que no me importo aquel abrazo, solo me importaba descansar, y procesar todo lo que había pasado, o mejor, olvidar todo.
-Tara – Amiéel me asusto; tenía la voz ronca
-Amiéel nos quedamos dormidos – nos acomodamos, y ya el abrazo era cosa del pasado
-Sí. Ayer fue un día pesado - ¿Un día pesado? Un día espantoso. Si empezara a contar mi día de ayer, sintieras lastima por mi
-¿Dónde está la Sra. Gerson? - pregunte
-No lo sé. Pero tienes que llegar a tu habitación antes de que aparezca
-Tienes razón – me pare del sofá y me acomode el pelo
-Ves. Tienes que descansar para mañana
-Lo hare – me agache y le bese en la mejilla
-Dulce sueños – me dijo
-Tu igual – y abrí las puertas, pero un chillido de Amiéel me detuvo - ¿Qué sucede? – me doble hacia él
-Tienes el vestido puesto – me toque el cuerpo, y era cierto
-Dios, tanto tiempo puesto y parece que fuera parte de mi – se echó a reír
-Ven – fui a donde él – Vamos a quitarte esto madmuasel
-¿Madmuasel? – espete
-Esa es la forma de llamar a una dama en Francia – lo mire mientras me iba retirando el vestido
-Es la primera vez que se lo escucho
-Sí. No lo digo muy seguido. Mi Francés se está perdiendo, he pasado mucho tiempo con el español – me alzo el vestido por la cara y me la saco dando a ver la Skafal
-Púes, quisiera oírlo todos los días, me agrada... Madmuasel – replique, tratando de copiar en mi mente aquella palabra que me encanto
-Entonces la escucharas cada día – me termino de quitar el vestido por completo – ya puedes ir a dormir
-¿Y la Skafal?
-Puedes dormir con ella, no importa, mañana te la quitas
-Está bien. Entonces me iré a dormir
-Buenas noches madmuasel – me eche a reír, y Salí de la habitación hasta la oscuridad.
Todo estaba oscuro, no sé si podía llegar hasta mi habitación, pero lo intentare. Camine derecho tocando la pared para guiarme; estaba caminando en puntillas para no hacer ruido. No podía ver la puerta, pero la sentía.
-¿Dónde está? –me dije. Había caminado tanto tiempo que estaba cansada, y de igual forma el sueño me atontaba. Cuando el sueño estaba en mis pies, decidí entrar por la última puerta que mi dedo tocara. Llegue a una puerta; estaba decidida a abrirla, y lo hice. Entre con pasos suaves, y me senté en la cama dejando que el sueño me violara. Y de repente escucho un grito que me hace saltar como un canguro de la cama.
-¿¡Quién eres!? – me decía aquella persona. No la podía ver, y ella a mí tampoco, pero igual seguía gritando
-Soy Tara – dije suave, y calmada. Dejo de hacer ruido, y se tornó tranquila
-¿Qué haces aquí? – en ese momento pude identificar esa vos. Era Ann
-Me equivoque de habitación
-Bueno, ya pudes irte – me dijo
-Ann, sé que eres tu – le dije acercándome a ella
-Ahora que lo sabes, vete
-¿Por qué?
-porque... porque, ¡Me mentiste! Dijiste que nada pasaría, y mira donde estoy – me acerque más y la toque intentado decir algo, pero ella no me dejo – lárgate de aquí, no quiero que me llenes la cabeza de mentiras
-Ann – dije, casi llorando
-Nada, lárgate, ¡ya!
No podía hacer nada, así que me fui.
Entre a mi cuarto correcto, y me acosté pensando en lo de Ann y el combate. Quería estallar. No quería estar aquí, no quería afrontar lo que me espera y lo que debo de hacer. El sueño me quería ayudar, me quería dormir para que no pensara en cosas que hacen daño.
Desperté con el sol atravesando la ventana. Mis ojos no podían soportar ese intenso brillo, así que me tape la cara la mano. Tenía algo de sueño aun.
-Tara – llego la Sra. Gerson – despierta
-Ya lo estoy
-Bueno, vístete – me dio golpecitos en la espalda – conocerás a unas personas muy importantes
-¿A quiénes? – me miro impaciente
-Como te dije, a personas importantes.
No sabía con quién me iba a ver, pero si sabía que no quería verlos. Que me vean en estado deplorable me hacía sufrir, y me hacía querer huir.
La ropa que escogí para el momento, era una simple, una que me hiciera recordar mi antigua casa. Tenía una camisa blanca, era algo ancha, mis botas, las cuales encontré en el polvo, eran negras. Una falda azul cielo, y tenía el pelo recogido. Todo lo que puedo decir de esto, es, que bien que por fin tengo algo en los pies.
Salí de mi habitación, viendo la puerta de Ann, recordando lo de ayer en la noche. Camine hasta las escaleras y me quede parada, sin pestañear.
-Bonne journée madmuasel – era Amiéel saliendo del cuarto donde estuve con él anoche
-Amiéel – estaba contenta porque se acordaba de lo que le dije ayer
-¿Te ha gustado? – llego hasta mí, y cada vez más mi sonrisa crecía
-Me ha encantado – teniendo la curiosidad en la boca, le quería preguntar a quién iba a conocer – Amiéel – le mire
-¿Si?
-¿Sabes que personas importantes me mostraran hoy?
-Claro, son... - la Sra. Gerson lo interrumpió
-Tara, ven aquí de prisa – no tuve tiempo y baje la escalera de espiral de prisa – miren – le dijo a quienes estuviesen ahí.
Llegue y la Sra. Gerson me abrazo. Yo, muerta de la intriga dedique mi vista al frente.
-Te presento a los fundadores – me quede atónita. Había 5 chicos guapos, y dos ancianos – saluda Tara – se echaron a reír
-Hola – dije nerviosa. Ellos me saludaron con la mano
-Vamos hablar en la estancia – dijo la Sra. Gerson.
Chicos elegidos, quería decirles que estoy en el puesto #68 (10/08/2016) en ciencia ficción, estoy tan emocionado, por mi y por ustedes, los amo <3
"Soy la elegida, y haré lo necesario para dejar de serlo"
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La Elegida
Science FictionEn un momento estaba feliz y riendo mientras las miradas me aprisionaban; dolida por la decepción. Pero ahora, solo estoy llorando, por que estoy sola. Mas de lo que estaba antes. Aquellas personas, me sacaron de un lugar feliz, y me meti...