La Elegida

Una Noche (#42)

Él me había acompañado hasta la puerta, su padre ni Katty habían puesto cara ante nuestra partida; él tenía razón. Llegamos hasta mi habitación.

-Esta es mi nueva vida

-No es tan malo

-No he abierto la puerta – abrí la puerta con lentitud y deje ver mi vida

-Esto es normal – en su voz había sarcasmo

-Esto es deprimente – me eche a reír – sabes lo que ahora mi mente está pensando

-¿En qué? – se sentó en la cama

-En eso de la toma de la bastilla

-Te juro que no sé nada de eso – me senté a su lado

-Estoy asustada. Todo esto jamás debí haberlo vivido

-No crees que asustada es una fuerte palabra

-No. Mira Matthew, eso de la Toma de la bastilla me está dando miedo

-Sabes, a mí también

-Eso de hacer "Cosas de parejas" no me relaja, me atormenta

-Tú crees que mí no me tiene inquieto

-Yo no quiero hacer nada – hubo un silencio de un minuto

-Yo tampoco

-Tardaste en decirlo

-¿Eso no tiene nada que ver?

-Quieres hacerlo – sin importa que había llorado, sin importa la toma de la bastilla, querría hacerlo reír

-No – se paró de la cama

-Entonces, dices que soy fea – fingí que estaba triste

-No, no estoy diciendo eso

-Entonces quieres hacerlo

-No juegues con mi cabeza – se estaba estresando

-Tranquilo Matthew, solo estaba jugando contigo – me pare hacia donde él

-Yo también – y ese momento me tomo como el aire y me beso. Yo intentaba quitármelo de encima, pero me sostenía como nunca me habían sostenido. Mi forcejeo era inútil, él era más grande y fuerte que yo. Me llevo hacia la cama y me recostó con delicadeza.

No sé qué había pasado. Como me había quedado dormida, solo sabía que Matthew estaba en mi cama ¿Habrá pasado algo? Él tenía todo el cuerpo tapado, tenía miedo de que estuviera desnudo.

-No – me susurre.

Con delicadeza, tome la sabana y la baje de prisa. Estaba vestido.

-Gracias – susurre

-Tara – me asusto

-Me asustaste

-Lo siento – se paró y sobo su cara. En su cachete tenía la sabana marcada como un cuadro

-¿Tienes que irte?

-Sí. Me meteré en problemas – tomo sus zapatos y se alejó, tirándome un beso

-¡Tara! – llego Katty, note que Matthew salió corriendo. No dije nada - ¿Qué paso?

-Te juro que nada, te lo juro

-Sé que no me mentirías, pero mira, quedarte con el toda la noche

-No hablemos de eso – le dije

-No. Vengo hablar de la toma de la bastilla