El juramento inquebrantable

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Sexta Parte: El Conjuro

Capítulo 31: El Juramento Inquebrantable


La Hilandera, verano de 1996.

Cuando Genn abrió la puerta esa fría mañana previa al regreso a clases nunca pensó encontrarse a la estirada de Narcissa Malfoy, y mucho menos a su asquerosa prima: Bellatrix Lestrange. Alzó la ceja con estupefacción, ya tenía suficiente con colagusano merodeando en su casa... ahora también tendría que soportar este tipo de indeseadas visitas.

Sin poder hacer más se hizo a un lado dejándolas entrar.

— ¿Tú marido? —preguntó Bellatrix.

Lejos de tu alcance, zorra. Para nadie en la orden era un secreto que esa mujer había tenido una aventura, o varias, con la mano derecha del Lord... hace muchos años atrás.

— Ya le llamo—siseo subiendo escaleras arriba.

Entró sin tocar al despacho de Severus donde este leía el periódico concentradamente... a su lado estaba Lola jugueteando con la varita de su padre.

Él la miró alzando una ceja, Genn sabía que Severus odiaba ser interrumpido en ese lugar y mucho más cuando estaba con Lola pero esto era un asunto... de mayor importancia.

—Narcissa Malfoy y su enloquecida prima te están buscando abajo—prácticamente ladro.

—Bien, terminemos con esto—gruño con fastidio pasándole a Lola.

Ambos bajaron al salón donde Bella jugueteaba con uno de los adornos Rusos de Genn.

—No se toca lo que no es nuestro, Bella.

Bella, ¿Por qué demonios le dice Bella?, pensó Genn encolerizada.

—Buenos días, Severus—saludó Narcissa nerviosa.

Severus asintió.

—Hemos venido aquí para...

—Para que ayudes a la imbécil sentimental de mi prima, está preocupada por su retoño—zanjó Bellatrix paseándose por la habitación—. Aunque si me lo preguntas, no sé por qué tanto drama... debería estar orgullosa de que el Lord le encomendase tan esplendida... labor, al idiota de Draco.

¡Es solo un niño! —Genn escuchó tanto dolor en sus palabras que no pudo evitar sentir empatía por ella, después de todo, ambas eran tan solo desafortunadas en esta guerra ajena.

—Sé lo que el Lord le ha ordenado hacer Narcissa, y no te preocupes, me aseguraré de que todo salga bien—aseguró Severus.

— ¿Y cómo podemos estar tan seguras de tu palabra? —ironizó Bella apoyando el mentón en el hombro de Severus, Genn sintió que era capaz de hervir en ese segundo... Bellatrix Lestrange no sabe la clase de loca que puedo ser, pensó con amargura.

— ¿Qué propones? —Severus se alejó de su contacto asqueado.

—Nada grave, un juramento inquebrantable.

— ¡¿Un Juramento Inquebrantable?! —chillo Genn.

—Oh, hola querida... había olvidado que estabas allí—siseo la pelinegra.

Oh muy bien, esto es todo...

—Seguro—intervino Severus antes de que a Genn le saliesen cascabeles de la cabeza.

Genn miró a su marido cómo si a este le hubiese salido un tercer ojo.

—Bien, tómense de las manos—ordenó Bella satisfecha, sacando su varita después.

La Mujer de Severus Snape #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora