Muerte Subita

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Segunda Parte: Dolor.

Capítulo 6: Muerte Súbita.

Cuando despertó no estaba en la Villa, al abrir los ojos vio un techo muy conocido, decorado en barroco, estaba en su habitación, en su casa...

Se sentó de un sopetón pero un insoportable dolor abdominal le hizo acostarse de nuevo, desatando un conocido dolor de cabeza.

—Deberás guardar reposo por unos días, logre convencer a tu padre que solo te caíste de un caballo—la voz de su  madre le sobresalto, volteo y allí estaba ella, a su lado sentada en una de las mecedoras.

— ¿Y... —Agatha no le dejo que terminara.

—Lo mencionare solo una vez Gennovive Romanov, después de este momento todo lo que paso en esa Villa queda en el olvido, ¿Me entiendes? —su voz era dura.

Pero asintió de todas formas.

—Tuviste una hermosa niña, pero lamentablemente nació muerta. —Y en ese entonces, en ese preciso segundo Gennovive sintió como algo en ella moría también, quizás era la esperanza, la calidez o la bondad.

Pero con la muerte de su bebe, eso que se había formado con ella se fue también, y óiganme bien, nunca, nunca podría sentirse tan vacía como en ese momento.

—Tu cuerpo no estaba preparado para recibirla, y ella nació prematura, no sobrevivió. La enterré en la Villa, por el lago, Lo siento, pero tienes que entender que desde el comienzo esa cosa que tenías adentro era... —esta vez  no la dejo terminar.

Era solo un bebe madre. Mi bebe, y no te permito nombrarlo—siseo con toda la frialdad que pudo reunir, ella la miro asombrada, ella lo supo, cuando vio sus ojos, ella lo supo, su hija estaba rota. —. Ahora vamos a fingir que nada paso y a continuar con nuestras vidas—lo último sonó como un gruñido.

Ella trago en seco y asintió.

—Muy bien Gennovive, tienes unos días para descansar, pero el viernes hay reunión con el Lord, y el Lord demanda verte—susurro su madre con la mirada perdida.

El Lord.

Él no le asustaba, le inspiraba respeto, no admiración, estos días en la villa ella había entendido que la sangre valía poco cuando se quiere.

Unos toques en su puerta le sacaron de sus pensamientos, ella murmuró un suave pase, entonces esta se abrió mostrando a Daniel, con sus ojos azules mirándola con adoración.

— ¿Pero qué haces aquí? —susurró cuando se lanzó a abrazarle, ignoró el fuerte dolor en el vientre, ahora lo único que quería era llorar, llorar en su abrazo.

—No iba a dejarte sola, asique persuadí a tu madre para que me trajera..., soy algo así como tu nuevo elfo—dijo risueño y ella le golpeo en el brazo.

—No digas eso ni en broma mocoso—gruñó y él le sonrió, de esa manera tan genuina y particular.

— ¿Cómo te sientes? —suspiro mientras acariciaba con ternura su vientre vacío.

—Como una escoria—susurró.

—No lo lamentes, ahora ella está en un lugar mejor, eso es lo importante. —le dijo.

Y ella prefería pensar eso, que su pequeña hija estaba en algo como el cielo, o eso a lo que los Muggles le llaman Edén, así era más fácil llorarla, sí, así todo le resultaba fácil.

Pero habían horas,  minutos en esos días que paso en cama, junto a la constante compañía de Daniel en los que solo podía pensar en lo que hubiera pasado si tan solo todo fuese distinto.

La Mujer de Severus Snape #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora