La Fuga

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Séptima Parte: Tinieblas

Capítulo 41: La Fuga.

Dark Mannor, Enero 2014.

Cuando llegaron a la Dark Mannor Gennovive se sentía confusa y ansiosa a la vez... después de dieciocho años por fin conocería a su hija. Su niña estaba viva, sin embargo eso no mejoraba las cosas para ella; en absoluto, eso significa que su madre le mintió todo ese tiempo... eso quiere decir que su propia madre fue capaz de separarla de su hija.

Eso no lo perdonaría.

— ¿Sucede algo? —le susurró Lola al notar su malestar.

— ¿A mí?, no Lola, ¿Dónde está tú padre? —preguntó Genn intentando encontrarle con la mirada.

—No lo sé... quizás el lord le llamo.

—Ve con Scorpius, iré por él... el lord debe de estar a punto de iniciar la reunión—se excusó con maestría, su hija asintió corriendo a los brazos del primogénito de los Malfoy.

Con el paso de los años esa mansión dejo de parecerle infinita o gigante, ahora podía manejarse en ella con confianza, si no se equivocaba Lord Voldemort de seguro había dejado a su prisionera en la habitación de los espejos... era la más cercana a la sala de reuniones y la más práctica para la tortura.

Se estremeció al pensar que quizás estuviese herida o lastimada.

Bingo, pensó al ver la habitación custodiada por un Mortifago.

—Vengo a ver a la prisionera—siseo Genn.

—No tiene autorización nadie de verla—contestó seco.

—Yo no soy nadie Zeus... soy Gennovive Snape asique más te vale que abras esa puerta—ordenó molesta.

El Mortifago completamente fuera de sí abrió la puerta para ella, observándola con absoluto asco.

—Gracias—murmuro Genn antes de lanzarle un oblibiate.

Con miedo entro a la habitación que permanecía en penumbras, la cerró tras de sí y no tardó mucho en reconocer a su objetivo.

Allí en el centro del cuarto, reflejada en todos los espejos estaba una joven atada con sogas y con pánico en la mirada. Genn sintió cómo sus piernas temblaban mientras sus ojos comenzaban a escocer con fuerza... tantos años perdidos, tantas lágrimas desperdiciadas y allí estaba aquello con lo que tanto había soñado.

Su hija.

El cabello negro azabache le llegaba por la cintura en finos rizos, su piel era casi tan blanca cómo la suya y sus ojos... aquellos ojos eran idénticos a los suyos. Un jadeo ahogado salió de sus labios mientras al ver la forma de sus labios recordaba a su padre, mía...

— ¿Quién eres? —susurró la chica nerviosa ante aquel parecido tan peculiar entre esa mujer y ella.

Tu madre, quiso responderle pero de su boca solo salió un sollozo.

— ¿Cómo te llamas? —preguntó sin controlarse mientras se acercaba a ella, Isabella retrocedió temerosa hasta chocar con la pared de espejos, Genn quedó arrodillada al frente suyo, ida por completo.

Isabella—murmuró la joven con miedo. Gennovive sonrió, su abuela materna se llamaba justo así, se preguntó si Agatha lo había elegido.

Genn no pudo evitarlo, levantó su mano temblorosa hasta que pudo tocar su mejilla, solo para asegurarse de que no se trataba de ninguna fantasía, era real.

La Mujer de Severus Snape #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora