Capitulo III

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-Cory es un caso, no deja de preguntar por todo lo que hago, creo que finalmente he encontrado a mi heredero.

-Otro Dr. Mathius para que seas feliz- dije, sorbiendo un trago de café de mi taza.

-Soy feliz contigo cariño, si estás haciendo lo que amas créeme que estaré orgulloso de ti.

-Basta que me abochornas. Cuéntame de Rose.

-Rose, se parece tanto a ti. Es tan pequeña y angelical, no me creo que hace un año que vino al mundo- baje la mirada de repente, sintiendo el café demasiado amargo para mi gusto -¿Qué tienes?

-Fui una tonta papá, me perdí de los primeros 4 años de Cory y del nacimiento de Rose. No debí ser tan inmadura.

-Ahora estas aquí- dijo, poniendo su mano sobre la mía- eso es lo que importa y Cory te conoce gracias al Skype, está ansioso por verte- limpio una lagrima de mi mejilla -no llores linda, cuando quieras puedes verlos.

-Los quiero papá, de verdad que sí.

-Ya lo sé Chloe, no te preocupes por eso. Habrá tiempo para todo, no tienes que apurarte.

-Tienes razón- medio sonreí -debo irme papá.

Él se puso de pie antes que yo y me ofreció su mano, volvimos en silencio a la clínica donde había dejado mi auto aparcado y nos despedimos con un largo abrazo antes de alejarme del edificio. Escuche la música mientras conducía a través de la ciudad, trate de estar pendiente de las indicaciones en el camino y a la misma vez oír lo que me decía el GPS, a duras penas recordaba como ubicarme en mi país natal, toda mi vida recorriendo las mismas calles y cinco años bastaron para nublarlo todo.

Aparque frente a un gran edificio de vidrios en medio de la gran metrópolis, veía personas en traje salir y entrar en él con sus gafas para resguardarse del sol y en sus caras dibujada la expresión de un vencedor. Baje del auto, me arme de valor y camine decidida hacia mi sueño, hacia el lugar donde daría mi segundo paso en busca de algún día tener mi propia publicación.

-Hola, Buenas Tardes- la secretaria me hizo un gesto con la mano mientras hablaba por teléfono.

-¿Puedo ayudarte en algo?- preguntó con una cordial sonrisa una vez que colgó la llamada.

-Vengo a una entrevista de trabajo con...- mire el nombre sobre la tarjeta en mi mano para asegurarme- Jennifer Bennet.

-Oh, sí claro, ¿Tienes cita?

-Sí, justo en 10 minutos- conteste ocultando mis nervios tras otra sonrisa.

-¿Cuál es tu nombre?

-Chloe Mathius- respondí con un hilo de voz.

-Toma asiento, le avisare que estas aquí.

En vez de caminar hacia una de las sillas me quede parada frente a una gran pecera en medio de la estancia, peces de todos los colores nadaban imperturbables en el agua cristalina, puse mi dedo sobre el cristal sonriendo cada vez que uno de ellos se acercaba para descubrir de que se trataba el nuevo intruso.

-Hola pequeño- salude al pequeño pez azul que se quedo junto a mi dedo moviendo sus labios en dirección a él.

-Señorita Chloe- me llamo la secretaria -La señora Bennet puede atenderla ahora, sígame por favor.

Camine tras la secretaria fijándome en sus altos tacones que no dejaban de repiquetear sobre la baldosa, se contoneaba de un lado a otro al caminar como un gato y me pregunte si es así como naturalmente caminaba o si solo se lucia para llamar la atención de los presentes. Abrió la puerta de una oficina rodeada de panorámicas, aunque no logre ver nada hacia adentro, puesto que las persianas estaban cerradas, al entrar había a una mujer rubia de mediana edad detrás de un escritorio de cristal, vaya que a esta mujer le agradaba el vidrio.

-¡Chloe Mathius!- Jennifer se puso de pie en cuanto me vio y camino hacia mí también montada en unos grandes tacones y vistiendo un traje azul de gabardina- Tenia tantas ganas de conocerte, ven siéntate siéntate ¿Quieres tomar algo?

-Un poco de agua si no es molestia- pedí sintiéndome algo nerviosa.

-Por favor Paige, tráenos algo de agua y déjanos solas.

-Si señora- la secretaria salió de la oficina cerrando la puerta tras de ella.

-¿Cómo estuvo tu viaje Chloe?- La señora Bennet tomo asiento tras el escritorio y cerro la carpeta frente a sí, sacando otra en su lugar.

-Largo- respondí.

-No estés nerviosa, con tu curriculum ya casi tienes el trabajo en tus manos, solo quiero conocerte un poco para estar segura de que perteneces a nuestro equipo.

-Lo siento, es que realmente quiero esto- confesé, mirando a Jennifer a los ojos -desde que soy una chiquilla escribir ha sido mi vida.

- Si es así ¿Por qué editar en vez de escribir?

-Aun no creo ser tan buena como para competir con grandes escritores, quiero aprender de ellos, reunir experiencia antes de creer que puedo llegar al corazón de algún lector.

-Los grandes artistas no se hacen, nacen- dijo, dirigiendo su atención a los papeles en sus manos- Aun así, si es esto lo que quieres pues bien, en Paper Phoenix entonces te damos la bienvenida.

-¡¿En serio?!- me avergoncé en cuanto note que mi voz había subido un par de octavas pero Jennifer en cambio dejo escapar una suave risa.

-En serio, mañana a primera hora puedes comenzar. Espero me entiendas si te digo que tendrás unos meses de prueba para asegurarme de que tienes buen gusto, si es así, pues serás editora en su merecido momento.

-Es perfecto señora Bennet, gracias- el rostro me dolía de tanto sonreír, estuve pensando en esa entrevista desde el momento en que decidí volver a casa, acostándome cada noche con el miedo de no lograrlo pero allí estaba, con todo un abanico de posibilidades frente a mí.

-Gracias a ti Chloe, eso sí, cuando por fin decidas escribir espero que confíes en nosotros para ayudarte.

-Claro que lo hare, muchas gracias, en serio no sabe lo que esto significa para mí.

-Tengo una pequeña idea.

La secretaria que había olvidado cómo se llamaba entro a la oficina con una bandeja en manos, sobre ella dos vasos llenos con agua los cuales deposito frente a nuestros asientos.

-Gracias Paige, puedes retirarte.

Tome el vaso entre mis manos y bebí el agua con rapidez intentando calmarme con cada trago que bajaba por mi cuello, enfriando todo a su camino.

-Ahora Chloe, espero me disculpes pero tengo una reunión con uno de nuestros escritores- Jennifer se puso de pie y yo lo hice enseguida- ve a casa, descansa, celebra y mañana nos veremos para que conozcas toda la editorial y a tus nuevos colegas.

-Gracias de nuevo Señora Bennet- me despedí antes de pulsar el botón para llamar al ascensor, la señora Bennet siguió su camino en otra dirección y yo entre al elevador pegando un brinco y un pequeño grito en cuanto las puertas de este se cerraron -Bienvenida a casa Chloe- me dije frente al espejo, esperando a volver a la planta baja.

Entre Mi Alma Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora