Capitulo XXVII

14 0 0
                                    

-Volveré mañana amor- susurré cerca del oído de Nethan antes de darle un beso cerca de los labios.

-¿Estás bien?- Dylan me entregó mi abrigo cuando salí de la habitación, ya me había acostumbrado a su mono vinotinto de trabajo pero esa vez vestía de civil bajo la bata blanca que ahora colgaba sobre su antebrazo. No lo había visto el día anterior, ni siquiera mientras esperaba a mi madre en el pequeño jardín cerca de la entrada del hospital llegue a vislumbrarlo, supuse que había sido su día libre.

-Cada día luce más...lejano- no podía decir que cada día lucia más cerca de la muerte, era como clavar agujas en mi pecho -mi padre le entrego hoy los papeles a Meghan de no resucitación, si su corazón vuelve a detenerse Dylan...

-No pienses ahora en eso, aun no los firma.

-¿Qué?

-Meghan aun no está segura de firmar los papeles.

-¿Sufre?- entramos en el ascensor que esta vez estaba vacío salvo por nosotros -¿Crees que esté sufriendo?

-Su cuerpo se está quedando sin fuerza Chloe, cada día trabaja con mayor dificultad, me temo que mientras más tiempo pase en coma, más daño se está haciendo. No me imagino estar en su lugar.

Salí del ascensor sin decir nada más, no dejaba de cuestionarme si lo mejor para él era que lo dejáramos ir, lo amaba con toda mi alma y mi ser pero no podía aferrarme a él si lo que necesitaba era partir. Comenzaba a comprender que tal vez era demasiado tarde, que no importaba que hiciera, él no regresaría a mí, tal vez mi destino no era estar con él caminando por las calles de la ciudad, tal vez solo tenía que llegar a tiempo para despedirme, pero pensar en que esa era la verdad era demasiado peso para mi entendimiento, algo demasiado injusto e incomprensible de aceptar.

-¿Sigue tu madre en tu casa?- volví de mis pensamientos cuando Dylan se detuvo frente a mi justo a unos pocos metros de donde había aparcado mi auto.

-No, regreso a la suya esta mañana.

-Bien ¿quieres ir a cenar en la mía? Puedo preparar algo para los dos, además, creo que necesitas distraerte un poco y me dijiste que Maggie no soporta tus días grises post Nethan- miré las llave de mi auto en mis manos y de vuelta a él, la verdad era que no me entusiasmaba la idea de volver al piso de inmediato.

-Vale, pero nada de alcohol esta noche ¿sí? Aun debo disculparme con tu hermano por el oso de aquella noche.

-No te preocupes por eso, le caíste bastante bien, no deja de jugar con mamá con eso de que su verdadero nombre es Max- dijo entre risas, retomando la marcha hacia nuestros autos -¿Quieres conducir tu?

-¿Tu auto?- cuestioné asombrada, amaba aquel trozo de metal casi más que a sí mismo.

-Hoy me siento complaciente- sin dudarlo tome las llaves de su mano y entré en el puesto de piloto sintiendo una emoción banal esparciéndose por mis venas, el motor ronroneaba deliciosamente como un gato, le di una sonrisa maliciosa a Dylan y en cuanto estuvimos sobre la autopista me deje hundir el pedal hasta donde el límite de velocidad me lo permitía.

-Cuidado saltamontes, tengo un historial libre de multas.

-¿Para qué tener un deportivo si no puedes correrlo? Olvídalo, no respondas esa pregunta.

Dylan me miro divertido durante todo el camino, hacía lo posible por no centrarme mucho en eso. Su casa seguía pareciéndome salida de una revista de inmuebles, tendría que vender más de un millón de libros para pagar algo como aquello, cuando salí de ahí la mañana anterior pensé que aun había rastros de alcohol en mi mente, él fue el primero en bajar del auto y luego apareció frente a mi puerta abriéndola para que pudiera bajar tras él.

Entre Mi Alma Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora