-¡Chloe!- Dylan camino a mi lado a toda prisa, aunque no era necesario considerando lo larga que eran sus piernas- Chloe espera por favor.
-Se lo dijiste, era nuestro secreto pero aun así se lo dijiste- no estaba muy segura de a donde me dirigía, quería ver a Nethan, después de todo por él era que estaba en ese hospital pero no paraba de pensar en las palabras de mi padre y peor aún, me sentía traicionada, burlada -si pensabas que estoy loca nada te costaba decírmelo en la cara Dylan, no necesitaba que fueras con mi padre y me acusaras como si fuéramos unos niños.
-Chloe, yo no se lo dije, él solo lo noto, supongo que algún otro médico se lo dijo o alguna enfermera, no creí que alguien se fijaría en eso- No quería mirarlo, no quería ver el arrepentimiento en sus ojos, si dirigía mi atención a él lo más probable es que terminara con mi mano estampada en su rostro.
-No me importan tus explicaciones Dylan, a mi padre ni siquiera le importaron las mías así que ya no tiene ninguna importancia. Se acabo, esto fue todo- subí al auto ignorando sus protestas y maneje en reversa obligándolo a alejarse de mí, era todo, toda esta locura había llegado a su fin.
Aun era temprano, demasiado para llegar a casa y tener que darle explicaciones a Maggie, todos los días me esperaba sin falta en el sofá de la sala a la expectativa de una nueva historia, hasta pensé que se entretenía con mi vida, no podía negar que me sentía mucho mejor después de hablar con ella, pero hoy no tenía ganas de llegar y decirle que todo se había arruinado, no tenía ganas de lanzarme directo a mi habitación y llorar sin consuelo, ni siquiera podía llorar mientras conducía por la ciudad, nada, no pasaba nada fuera de mi pero por dentro era como si una represa estuviera aguantando el gran caudal de emociones.
Estacione frente al único lugar que me pareció adecuado y baje sin pensarlo, caminando directamente hacia la misma familiar mesa.
-Bienvenida de nuevo- el chico de la última vez me sonrió con amabilidad colocando el menú de nuevo frente a mí.
-Gracias, oh, no es necesario- le regrese el menú, intentando en vano recordar su nombre -puedes traerme un Moca y si tienes de ese pastel de frambuesas seria magnifico.
-De inmediato- se giro en la dirección contraria, dejándome sola con mis pensamientos.
Las paredes del café estaban cubiertas de citas en tiza, algo que por alguna razón desconocida no había notado la ultima vez, aquella vez pase mi mirada distraída por las letras al azar pero ahora me percataba de que no eran solo eso.
-Todos los días las cambiamos, los clientes pueden tomar una tiza y escribir algo que recuerden- el mesero que ahora recordaba que se llamaba Elliot, había regresado con mi café y el pastel sobre una bandeja -¿Te gustaría escribir algo?
-Tal vez algún día- respondí, tan bajito que no supe si me había escuchado o no.
-Bien, que disfrutes el café- le sonreí en agradecimiento y luego deje que mi mirada se perdiera más allá de las ventanas del mostrador. Un grupo de adolescentes tomaba café en una de las mesas del exterior, riendo entre ellas con sus gafas de sol puestas sobre sus cabezas, se giraron todas al unisonó cuchicheando entretenidas cuando Dylan paso a su lado dirigiéndose al interior del café, llevaba aun el mono vinotinto del hospital aunque gracias a Dios había recordado deshacerse de la bata.
-¿Me seguiste?- le pregunte aun con mi voz cargada de veneno.
-Claro que te seguí. No creíste que en serio te dejaría irte así después de todo lo que has pasado ¿verdad?- hablaba en voz baja pero podía notar la preocupación en él.
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Entre Mi Alma Y Tú
Romance¿Qué harías si cuando consigues al amor de tu vida resulta que esta muriendo? ¿De qué vale un sueño hecho realidad cuando no es igual a lo que imaginaste? Dos almas obligadas a luchar contra el destino, dos caminos con un solo propósito: encontrars...