Capitulo VII

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-¿Qué haces?- Kyle se recuesta a mi lado y toma mi mano entre sus dedos.

-Cuando era pequeña solía hacer esto, me lanzaba en el césped y veía las nubes pasar. Son muchas las historias que puedes descubrir en el cielo.

-Y ahora ¿qué ves?

-¿Ves aquello?- le indico con el índice de mi otra mano una nube a la izquierda de nuestro campo de visión -es como un dragón grande y feroz.

-Un dragón de algodón, temible- noto la diversión en su voz y decido seguirle la corriente.

-No tiene nada que sea de algodón, tal vez eso lo hace más letal. Disfrazado de inocencia pero cuando te das cuenta te ha devorado.

-Y si nos ve espiándolo, si se da cuenta de que estamos aquí podría consumirnos con su llama voraz.

Giro mi rostro al suyo, él sigue mirando hacia las nubes distraído, es así como más me gusta verlo, cuando no sabe que lo estoy haciendo, es cuando luce más hermoso que nunca, cuando menos me puedo creer que él está a mi lado.

-Mira aquella- se gira para llamar mi atención atrapándome infraganti y me arrebata un trozo más de aliento con una de sus sonrisas -¿Qué pasa?

-¿Cómo puedo amarte tanto Kyle?

Abrí mis ojos a regañadientes, no tenía ganas de salir de la cama, de abandonar un sueño donde él estaba bien, donde me amaba y caminaba de mi mano sin problemas. Quería aferrarme a mi imaginación, no darme cuenta de lo que había descubierto el día anterior, no pensar en su imagen carente de vida. Tome una gran bocanada de aire para ahuyentar el nudo en mi garganta, nadie más que Dylan sabia de lo sucedido, papá ni siquiera se percató en la cena de que algo andaba mal, rebosaba de felicidad, no paraba de hablarme de Rose y Cory, de sus nuevas travesuras y sus nuevos descubrimientos. Yo en cambio no paraba de recordar a Kyle, de relacionarlo con cada cosa que me ocurría en el resto de la noche.

Quise volver al hospital después de la cena pero me acobarde en cuanto recordé a aquella mujer en su habitación, pensaría qué estaba loca, qué me había colado entre los pasillos del hospital sin ninguna autorización ¿Y si era su novia? o peor aún, su Esposa; no sería capaz de soportar un golpe más de verdades. Salí de la ducha y me vestí automáticamente sin pensar realmente en los movimientos de mis manos, dejándome decente para un día más de trabajo.

-Buenos días Chloe- Maggie me saludo dejando su taza de café sobre la encimera -te guarde un par de waffles para qué desayunes más tarde ya que supongo que vas de salida.

-Gracias Maggie.

-¿Que tienes? ¿Discutiste con tu padre?- mi amiga era muy perspicaz, a veces, como en ese momento era algo que no me convenía para nada.

-No, no, todo está perfecto con él.

-Pero....

-Pero tengo que irme o llegare tarde y no puedo darme ese lujo en mi 2do día de trabajo.

-Chloe....

-Si ya lo sé, no me dejarás tranquila hasta que te explique qué sucede. Pero de verdad debo irme- me acerque a mi amiga y deje un beso en su mejilla antes de salir deprisa del apartamento.

El día se me paso en piloto automático, un par de reuniones para terminar de dejar las cartas sobre la mesa en la editorial, unas cuantas caras nuevas más y muchas horas de lectura para luego salir del edificio como si el día hubiera pasado por mi y no yo por él. Dude si quiera de recordar los nuevos rostros cuando regresara, mi cabeza estaba en un solo lugar, con una sola persona y es hacia allá donde me dirigía sin pensarlo una vez más. Baje del auto decidida y entre al hospital con los nervios haciendo añicos mi estomago.

Entre Mi Alma Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora