-Ella lo tomo de sus manos y salvo la distancia entre sus cuerpos, aspiro la fragancia del perfume de él, siempre esa mezcla de roble y almizcle "¿Cuánto me amas? Le pregunto mirando fijamente a sus ojos, él reía pero ella estaba más seria qué nunca "Sabes cuánto te amo" respondió tomando a su amada por la cintura. "Repítelo, temo que si no lo pronuncias pensaré qué todo es un sueño" pidió haciendo con sus labios ese tierno gesto al cual él rara vez podía negarse- Cerré el cuaderno sobre mi regazo y alce mi mirada hacia la cama donde Nethan seguía sumido en la inconsciencia, me levante tomando lugar en un costado de la cama.
-¿Tu me amas Nethan?- pregunte, como si de la nada él abriría los ojos para por fin responderme, tome su mano entre las mías, ligeramente fría al tacto debido a la baja temperatura en la habitación -¿Cuánto de nosotros es un sueño? Me pregunto eso cada vez que vengo aquí a visitarte, siempre cruzó las puertas de la clínica esperando que estés esperándome despierto. Además, tienes que darme tu opinión respecto a lo que he escrito, eres la primera persona con quien comparto una de mis historias.
La respiración de Nethan era acompasada, a veces solo me imaginaba que estaba durmiendo y que pronto recordaría qué era hora de abrir los ojos. Me descubrí pensando en él todo el tiempo, pendiente del celular con la vaga esperanza de que Dylan me avisara qué por fin Nethan había salido del coma, mi vida no giraba más que en torno a él, aun cuando me encontraba en el lado opuesto de la ciudad, con personas por completo ajenas, mi cerebro volvía a él, mi corazón se aferraba a su imagen, mi piel se erizaba una vez que invocaba su recuerdo, recuerdos entremezclados con retazos de mis sueños.
-Hoy Jennifer me pregunto qué tanto he estado escribiendo, no me había dado cuenta hasta que lo dijo de que me paso horas enteras deslizando el lápiz sobre las páginas de mi cuaderno o con la laptop en mi regazo- Reí, como si compartiera con él un chiste -estoy obsesionada por completo, se pasan todas estas ideas por mi cabeza y tengo que tomarme un momento para plasmarlas de inmediato. Espero que no me despidan, este trabajo es lo que más deseaba cuando llegue de Londres, me agrada pero hay tantas cosas ahora en mi cabeza...
Pase mis dedos por el cabello oscuro y ondulado de Nethan, sedoso y ligero. Quería saber cómo luciría en una tarde de verano, con los rayos de sol arrancando tonos castaños de él, la brisa alborotándolo sobre su cabeza, lo imaginaba pasando una mano distraídamente por su cabello pensando que tal vez podía devolverlo a su lugar pero en realidad terminaba despeinándolo un poco más.
-Creo que ya viene siendo hora de un corte de cabello- dije aun acariciándolo.
-Chloe- me gire hacia Dylan con la mano de Nethan entre las mías, había cambiado su ropa casual por uno de esos uniformes qué tanto me recordaban a una pijama, sus manos las guardaba en los bolsillos de su bata, un gesto que había notado era algo prácticamente involuntario -Ya se ha terminado tu tiempo, Meghan estará aquí en unos minutos.
Asentí y él salió dándome privacidad para despedirme de Nethan. Esa había sido nuestra rutina, un par de horas diarias en las cuales le leía un retazo más de mi nueva historia, o solo me sentaba a su lado en silencio con mi cabeza sobre su pecho, consolándome con los latidos de su corazón; un par de horas que comenzaban a parecerme insuficientes.
-Volveré pronto- susurre cerca de su oído, deslizando mis dedos por su mejilla -siempre volveré mi amor, siempre- deposite un beso sobre su frente y a regañadientes tome mis cosas saliendo cabizbaja de la habitación.
-¿Por cuánto tiempo seguiremos haciendo esto?- me preguntó Dylan mirando a través de la panorámica al paciente de mi padre -Meghan es una buena persona, dudo que se moleste si vienes a visitarlo con ella, no le vendría nada mal un poco de apoyo a decir verdad.
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Entre Mi Alma Y Tú
Romansa¿Qué harías si cuando consigues al amor de tu vida resulta que esta muriendo? ¿De qué vale un sueño hecho realidad cuando no es igual a lo que imaginaste? Dos almas obligadas a luchar contra el destino, dos caminos con un solo propósito: encontrars...