Capitulo XXXII

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POV NETHAN

Cada día la dibujé, la construí en mi memoria antes de dejarla en trazos de grafito sobre el papel, sus ojos azules, su cabello, su boca, sus manos menudas y delicadas, su cuerpo que poco a poco se volvía tan hermoso como una Venus.

La dibujé y me pregunté si era tan hermosa como la imaginaba y al mismo tiempo me cuestioné sino había enloquecido, si no estaba perdiendo mi tiempo buscándola entre las personas, caminando como un peregrino cada tarde después de la escuela.

Meghan seguía sin entender del todo que era lo que pretendía pero prefería dejarme continuar con todo, agradecida de que al menos diera señales de vida, incluso accedió a conducir un par de veces a la semana por la ciudad lo que en realidad resultaba ser divertido, volvimos a conversar como lo hacíamos antes, a hacernos bromas y juegos como cuando éramos niños, me descubrí riendo a carcajadas con uno de sus chistes y me sorprendió con un abrazo una noche antes de irse a la cama.

-No sé si ese ángel es real o no, pero estoy feliz de que estés aquí Net- me dijo y no pude evitar notar el quebrado tono de su voz.

Cuando cumplí 16 años, unos meses después, Meghan se atrevió a hacer un pastel para mi, desde que nuestros padres murieron me negué a celebrar mis cumpleaños a pesar de su insistencia en hacerme cambiar de opinión, eran días como los otros, no tenía nada que celebrar cuando lo único que recordaba era a mamá horneando un pastel y a papá tocando su vieja guitarra cuando era la hora de cantar el cumpleaños, Maghan siempre estrellaba mi cabeza contra el pastel cuando me aproximaba a soplar las velas y luego yo corría tras de ella con mis manos cubiertas de crema para deslizarlas por su rostro.

Ese año fue diferente, solo ella y yo, nada de guitarra, nada de la risa de nuestros padres junto a nosotros, solo mi hermana sosteniendo mis hombros mientras yo miraba pensativo la vela sobre el pastel, la miraba y pedía un único deseo, uno que parecía menos imposible que la idea de tener a mis padres de regreso.

Pensé en ella en ese momento, en su sonrisa, su rostro, toda ella y la felicidad que me proporcionaba con su compañía, pensé en mi ángel y entonces sople hacia el pequeño fuego como se sopla a un diente de león para luego ver flotar tu deseo.

POV CHLOE

-Chloe...- la voz de mi madre era suave y cautelosa, habían llamado a la caballería después de que Meghan, papá, las enfermeras e incluso Dylan, intentaran convencerme en vano de desprenderme de Nethan. No podía, no podía soltar su mano y quitarle un solo ojo de encima, no me había atrevido si quiera a dormir en toda la noche, cada minuto velando su sueño como si eso pudiera impedir que me abandonara.

Sentí las manos de mi madre apoyarse en mis hombros, aquellas dos partes de mi cuerpo que estaban demasiado agotadas con el peso que de pronto les tocaba sostener. Era demasiado, ver como la vida se drenaba de Nethan era demasiado para mi, temía descomunalmente que muriera y al mismo tiempo una parte de mi estaba resignada a que eso pasara tarde o temprano, habían logrado estabilizarlo ¿pero hasta cuando podrían hacerlo?

Intentaba con toda mis fuerzas desechar la idea de que estuviéramos haciéndole daño, no quería creer que Meghan y yo estábamos siendo unas egoístas, solo teníamos esperanza ¿era tan malo era guardar esperanza incluso en los peores momentos?

-Nena, todos están preocupados por ti, no te has levantado de este lugar en horas.

-¿Tu lo harías? Si fuera yo quien estuviera en esa cama ¿me dejarías sola?

-Él está bien Chloe, tu padre dice que no le pasara nada si te tomas unas horas para ocuparte de ti. Tienes que cuidar también de tu salud.

-Él no está bien mamá- refuté con mi voz carente de emoción –nada de lo que está sucediendo está bien, que se esté muriendo en una cama de hospital no está bien, que no responda a ninguno de nosotros no está bien, que una maquina deba respirar por él no está bien, que mi padre y Dylan fastidien día tras día con que es hora de dejarlo ir no está bien- mi voz ahora era un torbellino incontrolable de agonía, una ola que comenzaba en el lecho de mi corazón y se llevaba todo lo demás por delante –¡nada en esta maldita historia está bien!- exclamé entre lagrimas, apretando con más fuerza la mano de Nethan y sintiendo como mi madre me enrollaba en sus brazos desde atrás.

Entre Mi Alma Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora