Capitulo IX

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Me desperté en una habitación impersonal demasiado clara para mi gusto, no reconocí el lugar sino hasta que eche un vistazo mejor a lo impersonal y diáfano que era, estaba en un hospital pero no lograba ver nada mas allá ya que las cortinas estaban corridas impidiendo mi vista a los pasillos, presumí que para darme privacidad. Me enderece tomándome un par de minutos para deshacerme del pequeño mareo, mis cosas estaban en la mesa de noche a un lado de mi cama pero no había nadie más en el lugar, tan rápido como me permitía mi cuerpo me coloque los zapatos y gracias al cielo seguía con la misma ropa con la cual había llegado a la oficina aunque mucho mas desarreglada.

Al salir de la habitación vi a las enfermeras caminando de un lugar a otro completamente ajenas a que me había salido de la habitación y dado de alta sin consentimiento, no es como si un desmayo fuera algo demasiado importante, entrecerré mis ojos para ver el membrete sobre la bata de uno de los doctores, estaba en el Hope Medical, si era así no entendía donde podría estar mi padre sino es a mi lado esperando a que despertara. Me encogí de hombros, de todos modos no era él a quien quería encontrar.

Vi por fin en una de las puertas la indicación de que era la sala de residentes, Dylan salió justo cuando me acerque, llevaba en sus manos una tablet en la cual parecía bastante abstraído. Me detuve a pasos de él preguntándome si no me había vuelto loca, justo cuando me convencía de dar marcha atrás levanto la vista en mi dirección.

-¡Chloe! ¿Qué haces fuera de la cama?- salvo la distancia entre nosotros tomándome de un brazo para guiarme, supuse que de regreso a la habitación.

-Estoy bien Dylan, en serio- mi voz sonaba mas como la rabieta de una chiquilla.

-Determinare eso cuando estén listos tus exámenes, pasaste más de una hora inconsciente- si me sorprendía escuchar eso, hice lo que pude por disimularlo.

-Dylan- me detuve clavando mis pies sobre el piso tanto como me era posible -estoy bien, para. Necesito hablar contigo, por favor, en privado- algo por fin logro despertar la curiosidad de Dylan, quien soltó aire resignado antes de conducirme discretamente a otra de las habitaciones de hospitalización. Corrió las persianas una vez que cerró la puerta tras de sí, mirándome con cautela.

-Más vale que sea importante.

-¿Estas acostumbrado a hacer esto?- pregunte, sorprendida con la rapidez con que nos adentro allí.

-¿Hacer qué?

-Encerrarte en habitaciones del hospital con mujeres.

-Es algo que prefiero responder otro día si no te importa- respondió, sonriendo con picardía.

-Si mi padre lo supiera- reí, no sabía si por los nervios o por conocer el pequeño secreto de Dylan -la verdad es que necesito un favor tuyo.

Dylan se sentó colocando al revés una silla cerca a la cama vacía, paso sus piernas alrededor del espaldar y coloco sus brazos entrecruzados sobre él.

-¿De qué se trata?

-Todos los días estas aquí ¿cierto?- el asintió -y Nethan también es tu paciente- asintió de nuevo esta vez con una ceja alzada -sabes a qué horas puede estar solo- esta vez no me respondió sino con una mirada de recelo -Necesito estar cerca de él Dylan, tal vez me necesita.

-No creo estar entendiendo que es lo que me pides. Estas desvariando Chloe, creo que mejor deberías recostarte- comenzó a ponerse en pie pero lo detuve con una mano no sin tomar su consejo.

Me senté sobre la cama pulcramente vestida con sabanas blancas, me acosté por completo y mire el techo esta vez con las lámparas apagadas mientras hablaba.

-No entiendo que es lo que está pasando ¿sabes? lo repito una, dos, tres, infinidad de veces me digo que esto es una fantasía, luego me digo que soy una dramática, mas tarde me convenzo de que todo es una jugada de mi cabeza y que solo me empeño en creer que Nethan es el mismo hombre de mis sueños. No lo sé, tal vez se parece demasiado a alguien que ya haya visto, yo quiero creerlo en verdad que sí, quiero tomar un avión y volver a Londres porque las cosas entonces tenían sentido pero no puedo.

Me olvide de que estaba en un hospital, de que el hombre que me escuchaba era prácticamente un desconocido, cerré mis ojos y lo único que recordé fueron esos ojos grises, esa sonrisa arrebatadora, ese cabello ondulado enredado en los soplos del viento, solo lo veía a él esperándome rodeado de mi prado de margaritas.

-No puedo dejarlo, no puedo evitar sentir esto en mi pecho como un peso que me ancla a él, no puedo quitarme la sensación de que necesita de mí, que preste atención; no me quito estas ganas de entenderlo todo, de luchar, de estar a su lado y que sepa que por fin estoy aquí. Una parte de mi está convencida de que enloquecí, esta aferrada a la sensatez a lo que todo el mundo me ha enseñado, pero otra parte esa que cayas cuando debes ser un adulto pero que guarda todos y cada uno de tus sueños, esa que escucha a tu corazón, esa Chloe está segura de que es él a quien toda mi vida he esperado y me pide a gritos que luche, que luche por esto.

Cuando abrí mis ojos y me reincorpore Dylan estaba mirándome inexpresivamente, me pregunte cuantos años hicieron falta para elaborar esa coraza tan perfectamente.

-Él me necesita y yo lo necesito- susurre -pero si papá se entera querrá que me aleje de él de inmediato y si su hermana me ve... ¿Qué se supone que le diría? Necesito que me ayudes Dylan, día tras día, que me des un voto de confianza y creas en mí.

-Chloe...

-No digas que no- le suplique al borde de las lagrimas.

-¿Sabes que esta es una apuesta muy alta verdad?

-Si apostamos a lo grande podemos ganar a lo grande.

-Chloe si alguien nos descubre, yo tengo mucho que perder.

-Dylan por favor, sé que no tengo ningún derecho a pedirte esto, pero eres el único que me puede ayudar. Por favor.

-Estás loca...- tomo el puente de su nariz entre su pulgar y el índice, ahora era él quien había cerrado los ojos -una hora, solo una hora es lo que te puedo dar y debes estar aquí puntual, es justo después de que tu padre se ha ido del hospital y antes de que Meghan llegue para pasar la noche aquí.

-¿Hablas en serio?- los ojos me comenzaban a escocer, pero esta vez de alivio -Dylan, te debo la vida.

-Ya pensare en algo para cobrármela- dijo con una media sonrisa sobre sus labios -hay una condición, no puedo decirte nada de su estado de salud, ya he hecho demasiado y dicho más de la cuenta.

-Está bien, no te molestare con eso- Dylan asintió, se puso de pie y abrió las puertas corredizas de la habitación esperando que saliera delante de él -¿Puedo verlo Dylan?- pedí cuando pase frente a él.

-Tienes que volver a la cama Chloe, aun necesitamos los resultados de tus pruebas.

-Estoy bien- repetí sintiéndome exasperada.

-Vuelve a tu habitación, esperaremos a que tu padre se vaya y luego iré por ti ¿sí? Ahora debe estar esperándome en su consultorio, le gusta dejarme indicaciones antes de irse cuando mi guardia esta fuera de su horario.

-Está bien- me acerque a él, dándole un fuerte abrazo en agradecimiento, no tenía ni idea de lo importante que era todo aquello para mí pero esperaba que ese gesto pudiera darle una pista. Dylan me había dado la oportunidad de hacer mi sueño una realidad, había colocado la pieza faltante para iniciar mi juego, uno en el que se podía perder todo, o ganar todo.

Entre Mi Alma Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora