Capitulo XVIII

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POV DYLAN

Hay días que por más que mires a tu alrededor y estés rodeado de todo lo que un ser humano pudiera desear, sientes que no es suficiente, no está siquiera cerca de serlo, días en que todo lo que haces carece de sentido. En esos días, cuando vas de camino a casa solo piensas en llegar, tomar una taza de té caliente o mejor aun un buen trago de algo muy fuerte y hundirte en el sofá, pensar en lo minúsculo e insignificante que realmente eres.

Te empiezas a preguntar qué demonios estás haciendo con tu vida, empiezas a cuestionarte cada uno de tus pasos, ella me hacia cuestionarme, me hacia verme en un espejo y preguntarme una y otra vez si estaba haciendo las cosas bien, ella que parecía guardar el universo entero en su mirada, ella que con su testarudez me hacía creer que no hacía más que equivocarme.

Quería que se rindiera, quería que viera a Nethan en aquella cama y se convenciera de una vez por todas que no había fuerza en la galaxia que lo sacara de aquel coma, quería que viera mas allá de él pero la verdad es que tampoco podía culparla por luchar en algo en lo que creía, no podía molestarme por ver como peleaba con todas sus ganas por la persona a quien amaba, para ella nada mas importaba, todo carecía de importancia al lado de él.

Subí la pequeña colina hasta aparcar mi auto frente a la casa de dos plantas que mis padres me habían obsequiado el día de mi graduación, podías hacerte de una gran cantidad de lujos cuando tus padres eran uno de los empresarios más importantes del país, como aquella propiedad de más de medio millón de dólares que a veces me resultaba demasiado grande para mi única presencia, me había pasado un par de veces la idea de venderla y comprar un modesto apartamento en el centro de la ciudad, pero siendo sincero ni siquiera pasaba mucho tiempo en casa, así que no parecía tener demasiada importancia.

-¿Meghan?- la hermana de Nethan se levanto de un salto de los escalones de la entrada en cuanto me vio. Llevaba unas gafas de sol sobre la cabeza aunque ya hace rato que había anochecido.

-Te busque en el hospital, no estabas ahí.

-Me sentía algo mal- me escudriño con la mirada pero no hizo ningún comentario al respecto -¿Quieres pasar?

Era una pregunta absurda, sabía perfectamente cuál sería su respuesta así que deje la puerta abierta mientras encendía las luces de la casa. Escuche el suave repiqueteo de sus zapatillas sobre el piso de madera y luego el ruido sordo que hacían al caer sobre él una vez que se los quito.

-¿Qué haces aquí Meghan?

-El doctor Ronald no deja de darme la lata con eso de desconectar a Nethan...- dijo, sirviéndose un trago de brandy que bebió de una sola vez.

-Sabias que este momento llegaría.

-No, no lo sabía. Por un tiempo creí que él también saldría de esta, tú dijiste que a veces pasa.

-Pero esta no es una de esas veces- dejó el vaso de cristal sobre la superficie del bar y salvó la distancia entre nosotros tomando con sus dedos el dobladillo de mi camisa.

-No quiero estar sola esta noche- hubo un tiempo en que aquellos ojos cafés me resultaban enloquecedores, esos delgados labios que se levantaban provocadoramente en su arco de cupido me incitaban a besarla, a tomarla entre mis brazos y resguardarla pero hoy no era a ella a quien necesitaba.

-Deberías estar con Nethan, Meghan- note que no era su intención, en cambio deslizo sus manos por la piel de mi abdomen subiendo la camisa a su paso.

-Estar en esa habitación...- cerro sus ojos y sacudió su cabeza como si quisiera ahuyentar cierto malestar -odio el silencio que hay ahí, ojala fuera solo silencio pero tengo que aguantar el horrendo pitido de esos aparatos, ya debería haberme acostumbrado, después de todo llevo cuatro meses escuchándolo pero hay momentos que no lo aguanto, entonces pienso en regresar a casa, después de todo no es como si le fuera a ocurrir algo malo si yo no estoy con él pero luego recuerdo que el silencio en casa si es realmente aturdidor, no dejo de pensar que entrará por esa puerta como solía hacerlo siempre, preguntando si estaba en casa aunque ya había visto el auto en el garaje y tomándome desprevenida para hacerme cosquillas.

Entre Mi Alma Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora