Capitulo XI

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-Cariño en serio, si quieres venir a casa con Rachael y conmigo estaríamos contentos de tu decisión.

-Papá estoy bien- repetí por decima vez en el corto tiempo que había pasado, treinta minutos después de los cuales mi padre me seguía insistiendo en que me alojara en su casa -solo fue un desmayo, no he comido bien estos últimos días y todo esto de la mudanza ha sido un gran cambio para mí pero estoy bien, Maggie cuidara de mi si es necesario.

-Maggie no es tu familia, ni siquiera la conozco Chloe.

-No tienes porque hacerlo- conteste, arrepintiéndome de inmediato del tono que había tomado mi voz -mira, en serio papá, estaré bien.

Mi padre fingió estar distraído con uno de los hilos de su gris abrigo, halándolo y enrollándolo en su índice una y otra vez. No era necesario que lo dijera, estaba hiriendo sus sentimientos, podía notarlo en su semblante que no hacía más que evitarme pero no podía controlarlo, no podía hacer nada contra ese impulso de alejarme de él tanto como fuera posible, lo amaba ¿Cómo no hacerlo? Pero me había ido al otro lado del mundo para no tener que darle cara ni a él ni a mis sentimientos encontrados, y después de seis años seguía sin querer encarar la situación, no hice más que evitarla y lanzarla desde un alto risco y me atemorizaba que algún día pudiera volver.

-Aun no me perdonas- dijo después de un largo rato cuando estaba tomando mis cosas y calzándome los zapatos, cerré mis ojos y respire con paciencia.

-No quiero hablar de eso papá.

-¿Entonces cuando? ¿Cuánto debo esperar para que nos perdones a Rachael y a mí? Chloe yo jamás quise hacerte daño, eres la última persona en el mundo a la cual yo querría hacerle daño y solo espero que lo entiendas.

-Estoy cansada papá, por favor. Solo quiero ir a casa.

-Cuando eras muy chica recuerdo que me esperabas acurrucada en el mueble hasta que terminara en el trabajo, muchas veces te encontré adormilada pero siempre encontrabas la manera de mantenerte despierta. Tu madre siempre nos regañaba por eso, a ti porque no descansabas lo suficiente y a mí por permitirte hacerlo, pero cada día solo esperaba llegar a casa y verte ahí donde siempre, con tus pequeños ojitos iluminados justo cuando me veías cruzar el umbral y tus pequeños bracitos alzándose hacia mí. Te tomaba en mi regazo y me pedias que te cantara para poder dormir, parecías un ángel, un pequeño querubín...

Me detuve en seco, sentándome lentamente en la orilla de la cama aun desorganizada tras mi presencia, mi padre seguía con la vista fija en su abrigo, el cabello lleno de canas caía sobre su frente, que no solo había sido yo quien resulto herida hace seis años

-Lo siento Chloe- alzo su rostro hacia mí, lleno de líneas y huellas de largas horas de trabajo e innumerables caídas en la vida -de verdad lo siento.

-Estoy aquí papá- acerque mi mano a la suya pero la deje caer antes de que contactara con su piel -volví y ahora eso es lo importante.

-No cariño, no has vuelto- decidí hacer caso omiso a sus palabras porque de algún modo tenía razón, no era esa misma chiquilla que lo esperaba hecha un ovillo hasta altas horas de la noche y esa niña tampoco iba a volver.

-Debo regresar al trabajo- dije, rompiendo el incomodo silencio.

-Hable con tu jefa, le dije que hoy sería mejor que te tomaras el día libre.

-Papá...

-No rechistes Chloe que se mostro realmente preocupada por ti, un día que faltes no le hará daño a nadie- La verdad agradecía no tener que ir a ningún lado, era justo el momento perfecto para ver a Nethan y que nada se interpusiera en el plan -¿Quieres que te lleve a casa?

Entre Mi Alma Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora