Capítulo 4: La nostalgia se hizo con mi corazón

972 102 39
                                    

-Mi medallita -susurró Luna. Intentó agarrarla pero Federico fue más rápido y cuando menos se dio cuenta, el chico la estaba colgando en su cuello.

El sentir el aroma que desprendía el muchacho le erizó la piel, era la misma esencia que la de Matteo. Luna ya no podía más con esa situación, se iba a volver loca si no sabía quién era en realidad esa persona.

Nina se enjuagó los ojos y se alejó de ellos. Ámbar tragó saliva y se dedicó a jugar con sus pulgares.

-Listo. Ahora, chica delivery, ten más cuidado, eres un poquito distraída. Ayer te salvé la vida y no me gustaría repetirlo. -Federico se dio la vuelta y caminó en dirección a la cafetería.

-No... Por favor espera. -pidió Luna.

Federico se detuvo y tardó unos segundos en regresar con ella.

-Yo... Gracias.

-No hay de qué -sonrió Federico.

-Espera por favor. -Luna le detuvo del brazo cuando intentaba irse.

Federico arqueó las cejas.

-Es que tú... -comenzó a decir Luna con la voz quebrada- te pareces mucho a alguien.

-¿A sí? Cielos, creo que estar en el Studio te da cierta fama. Y eso que aún no comienza lo de U-mix. -comentó Federico ilusionado.

-No, te pareces a... A un amigo que no veo desde hace mucho tiempo. -confesó Luna con las lágrimas a punto de salir.

-Oh, ya veo. Pero se ve que te importa mucho ¿Por qué no le hablas?

-Está muerto -dijo Ámbar sin escrúpulos.

-¡Smith! -le reprendió Nina.

-Lo siento, yo no pensé que... -intentó disculparse Federico pero Ámbar de nuevo interrumpió.

-Además era su novio.

-¡Ámbar! Ya es suficiente.

-No Nina, Luna no ha dormido toda la noche por querer saber quién es este chico. ¿Qué no se dan cuenta que sólo quiero ayudar para que esto se termine de una vez por todas? ¿Para qué andarnos con tanto misterio diciendo mentiras a medias para intentar averiguarlo? Créeme, es un error.

Luna rompió a llorar y sólo así la rubia guardó silencio.

-No, no llores. -Federico se agachó hasta la altura de Luna. Su voz fue dulce y cariñosa- no llores chica delivery.

Luna lloró con más fuerza. En serio era una tortura tener qué escuchar ese adjetivo con una voz idéntica a la de Matteo y no pudo evitar reclamar aquello.

-Es la misma voz...

-Por favor, no llores. -Federico hizo a un lado el cabello de Luna que le cubría el rostro- Yo soy Federico Pacini, vine de intercambio estudiantil desde Italia.

-¿Italia? -preguntó Luna con esperanza.

-Sí, soy Italiano. -explicó con amabilidad- ¿Cómo se llamaba él?

-Matteo Balsano -contestó Nina- en serio se parecen mucho.

-¿Te recuerdo a él? -preguntó tímido.

-Podría apostar mi vida a que son la misma persona. -sollozó Luna.

Federico suspiró, aquello lo había tomado por sorpresa definitivamente. ¿Es que todos tenían razón y en el mundo puede haber personas idénticas dispersas? Ahora entendía por qué el día anterior la chica de rulos se le arrojó a los brazos llorando y llamándole "Matteo".

-Por lo que ha dicho tu amiga no has dormido desde ayer que nos vimos ¿Cierto? -Luna asintió. Se rehusaba a mirar los ojos de aquel muchacho por temor a no volver a ver su reflejo en la mirada del fantasma de su Matteo- Me gustaría que estés tranquila. No es mi intención herirte pero yo no soy quien tú crees. Esta es la primera vez que piso Buenos Aires, toda mi vida he estado en Italia.

-¿Por qué hablas español? -preguntó Luna.

-Mi madre habla muy bien el idioma y tuve que aprenderlo para poder estudiar aquí.

-¿Hay algún problema? -dijo Simón que había llegado a pista.

Federico se enderezó y miro a Simón.

-Ninguno.

-Luna, ven conmigo. -Simón rodeó a su amiga por los hombros.

-No es que...

-Oye espera, estábamos hablando. -comentó Federico.

-Luna ya no tiene más qué decirte.

-Perdóname Simón, pero quiero quitarme todas las dudas. -Luna empujó a Simón suavemente.

-Claramente él no es Matteo, déjalo ya Luna.

-A mi no me molesta que me pregunte, de hecho para eso vine, yo también me quedé con la intriga de saber qué es todo ese lio, me parece fascinante el que me parezca a alguien desconocido. -le aclaró Federico a Simón.

-Dale Simón, aquí no tienes nada qué hacer, regresa a tu puesto.

-Tú no me das ordenes, Ámbar.

-Pero prácticamente soy la dueña del lugar y si quieres, para que no te queden dudas...

-No te tengo miedo Smith -dijo Simón retadoramente.

-Ya, es suficiente. -Nina intervino- Luna es mejor que vayas con Simón.

-¡¿Por qué?! -reprochó Ámbar.

-Esto va a traer consecuencias, Ámbar. Te rogué para que no trajeras a Luna, sólo vas a lograr que se empeore todo. -contestó Nina.

-Pero ella quiere hablar conmigo, yo no veo nada malo en eso. -opinó Federico.

-No vengas más a este lugar, por favor. -le dijo Simón.

-¿Y por qué debo hacerte caso? -Federico frunció el ceño.

-Simón suéltame. -Luna quiso deshacerse del agarre de su amigo que estaba dispuesto a llevársela.

-Deja en paz a Luna. -se interpuso Ámbar y tironeó de Luna.

-Por el bien de todos, no se te ocurra regresar ni mucho menos ver a Luna. -amenazó Simón a Federico.

-¿Simón qué rayos te pasa?

-¡YA NO QUIERO QUE SUFRAS! -gritó Simón y exasperado, cargó a Luna a la fuerza y se la llevó a los casilleros.

Luna pataleó y manoteó hasta que Simón la bajó. La chica no pudo más y le dio una bofetada a Simón.

-¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA?! Anoche me dijiste que me ibas a ayudar y hoy de repente te opones, Simón no te entiendo... ¡Mejor no te metas más en mi vida! -exclamó Luna.

Simón cubrió su rostro con sus manos.

-Todo iba bien hasta que llegaste, él y yo estábamos quitándonos de dudas y lo arruinaste ¿Por qué, maldita sea? -gritó Luna en medio del llanto.

-Estás alterada. -susurró Simón dejando caer sus manos a los costados.

-¡POR SUPUESTO QUE ESTOY ALTERADA! ¿NO TE DAS CUENTA QUE ESTO ES IMPORTANTE PARA MI Y ME PROMETISTE AYUDARME?

-¡Ya, tranquilos! Sus voces se escuchan en la cafetería a pesar de que ya pusieron música. -dijo Ramiro con cara de enfado que en ese momento había aparecido detrás de unos casilleros.

-Tú sí que déjame en paz -Luna apuntó con el dedo a Simón- y no te atrevas a acercarte.

La muchachita huyó de nuevo a la pista, pero esta ya estaba vacía. Ámbar, Nina y la copia de Matteo ya no estaban.

Luna salió corriendo del Jam&Roller después de echar un vistazo a la cafetería y verificar que sólo Nina se encontraba ahí, llorando y siendo consolada por Gastón. Se fue antes de que se dieran cuenta de su presencia.

Miró hacia ambos lados de la avenida, ya no estaba el auto de Ámbar aparcado y no había rastro del fantasma de Matteo. 

Con tinta de agua clara (Soy Luna Fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora