Capítulo 23: Crujió mi corazón

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Era la noche previa a la boda del chico fresa y la chica delivery. Luna tenía miedo y no, no se estaba arrepintiendo de su decisión, ni siquiera se preguntaba si estaba haciendo lo correcto al casarse exageradamente joven o qué le depararía el destino luego de firmar el acta de matrimonio... lo que realmente le preocupaba y le estaba quitando el sueño era el miedo de tropezar con su vestido al caminar por el largo sendero que le llevaría al altar junto a Matteo. Y eso no era todo, aún no había creado sus votos, se propuso escribirlos el mismo día que fueron a buscar ese precioso vestido blanco que estaba puesto en un maniquí ahí en la habitación que ocupaba en el departamento de Ámbar, según Aida, debía permanecer sin ningún dobles o arruga, tenía que estar perfecto.

Luna que quería encontrar las palabras adecuadas para prometerle a Matteo que le iba a amar tanto o igual como lo hacía en ese instante. Precisamente esa era la razón por la que estaba totalmente decidida a dar un enorme paso en su relación con el chico fresa, porque le amaba y era lo que bastaba para poder estar segura de pasar el resto de su vida junto a él, lo que tenía sólo eran nervios por la ceremonia e inseguridades de no hacer bien las cosas en el día más importante de su vida.

-Tranquila, si no sale como lo planeamos, tendremos toda una vida para volver a repetirlo -le había dicho Matteo antes de despedirse de ella hace unas horas.

Luna arrugó la hoja de papel que tenía sobre el escritorio, donde había escrito <<Yo, Luna Valente acepto a Matteo Bellini como mi esposo>> y nada más, de ahí no pasaba y cada vez que releía lo que había escrito le sonaba tan feo y muy común a todos los votos matrimoniales y ella quería armar algo único y especial que lograra expresar todo lo que sentía por su chico fresa. Así que formó una bolita y la arrojó a la basura. Eran las dos de la madrugada y sus nervios aumentaron, ¿Qué iba a hacer cuando estuviera frente a Matteo y fuera su turno de decir los votos? Se estaba imaginando un montón de posibilidades...

Todo mundo se reía de ella y la señalaban con el dedo porque abría la boca para decir sus votos y ni una palabra podía articular.

-Yo no quiero a una niña boba como esposa -dijo Matteo y se quitaba el anillo que llevaba puesto.

Matteo se alejó de ella a toda velocidad en su silla de ruedas.

-No, espera, Matteo -intentó gritar pero no tenía voz.

-Luna... -la susodicha se giró y se encontró a Federico, él le acarició la mejilla y limpió las lagrimas que le escurrían a la chica- Luna... Yo nunca te hice llorar y no voy a permitir que él lo haga... Luna...

-¡Luna, despierta! -Simón movió a Luna y ella logró abrir un ojo.

-Otro ratito -balbuceó. Se había quedado dormida y no se dio cuenta hasta que Simn le dijo...

-Luna, no me digas que te quedaste toda la noche durmiendo en este escritorio. Está bien, ya me imagino la respuesta. Anda, Luna. Ya es tarde para ti.

-Cinco minutos -pidió Luna.

-No, las estilistas ya están aquí y no piensan esperar más. Vamos, arriba. Ve a ducharte. Yo como soy el padrino tengo que ir con Matteo, necesita que le ayuden porque no puede sostenerse. Date prisa.

-¡Luna, ya levántate! -Ámbar entró a la habitación y abrió las cortinas de par en par para que la luz pudiese darle directo al rostro de Luna- tenemos que darnos prisa, el tiempo se pasa volando y tienes que repasar tus votos, no quiero que se te olviden ¿Vale?

-¡Los votos! -Luna se incorporó de un brinco, buscó una hoja en blanco, tomó el bolígrafo y comenzó a anotar ideas diciéndolas en voz alta- yo... Luna Valente... Estoy dispuesta -escribió pero en seguida lo tachó- yo... Luna Valente... ¡Maldita sea! No se me ocurre nada. Voy a quedar en ridículo.

Con tinta de agua clara (Soy Luna Fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora