Capítulo 24: En pleno amanecer de la desilución

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Sin duda aquello era peor que tropezar con su vestido... Los ojos se le llenaron de lágrimas, le dolía el pecho y el aire que entraba a sus pulmones se sentía como arañazos que rasgaban su garganta. Tragó saliva con la esperanza de que así cesara un poco el dolor que se originó en su corazón. 

El tener toda la atención de los invitados en ella logró que se sintiera la persona más miserable del mundo, no podía ver con exactitud las expresiones de la gente debido a su vista borrosa por las lágrimas que amenazaban con salir. Pero aseguraba que la veían con lástima, porque siendo tan joven se arriesgó a pararse ahí decidida a contraer matrimonio con el chico que decía amarle, y ese chico le había dejado plantada.

No pudo más, se estaba desmoronando. La fuerza para afrontar esa situación se estaba esfumando, quería correr y alejarse de ese lugar que llenó su corazón de regocijo y de repente se convirtió en el mejor escenario de las pesadillas, pero no pudo hacerlo, no logró reunir fuerzas y por eso mismo, sus manos no podían seguir sujetando su ramo de rosas... se le escapó de las manos y cayó al suelo, rodó hacia atrás.

Distinguió cómo una persona se puso de pie... levantó la mirada... se trataba de Aida que estaba en los primeros asientos y una lágrima rodó por la mejilla de Luna, arruinando su perfecto maquillaje. Uno a uno de los invitados, fueron imitando a Aida, se levantaron de su asiento. Quizá estaban dispuestos a irse ya que no tendrían  nada qué hacer ahí, la boda no se llevaría a cabo, fue como si le estuvieran diciendo a Luna <<Hey, deja de esperar, él no tuvo el valor de arriesgar su futuro poniendo en juego su soltería, mejor vayámonos>> 

Curiosamente nadie caminó hacia la salida, todos se quedaron ahí donde estaban... Qué, ¿A caso estaban esperando a que Luna armara un show donde se tirase al piso y llorase su desgracia?

Y la música... la maldita música no paraba. ¿A caso los músicos eran ciegos y no veían que Matteo, el novio, no estaba esperando a Luna en el altar? ¿Por qué seguían tocando tan campantes?

Ámbar y Simón esquivaron a Luna sin decirle nada y caminaron por el sendero... Les siguieron Federico y Jazmín. De seguro se querían unir al publico para tener mejor visión de la chiquilla que, como una tonta, creyó en las palabras de amor de su novio.

Daniela, que estaba más cerca de Luna, le sacó una fotografía con su celular... ¿Quién la había invitado? se preguntó Luna. ¿Quería tener un recuerdo de la cara triste de Luna para colgarla en su habitación y reírse de ella? 

Suficiente, no iba a permitir que esa humillación continuase, aún le quedaba un poco de dignidad como para dejar que le mirasen como bicho raro, esperando a que haga algún movimiento. 

Luna estaba por dar un paso hacia atrás cuando de repente, algo cálido y suave se posó sobre su mano, se trataba de otra mano un poco más grande, que lentamente se encontró palma con palma a la de Luna y mecánicamente los dedos se entrelazaron. La chica delivery dirigió su vista hacia el agarre y la otra mano de esa persona que le sujetaba, le entregó su ramo que había soltado... en lo que la segunda lágrima recorría su cara, Luna alzó la mirada para descubrir de quién se trataba y su corazón dio un vuelco... 

Ahí, sin la silla de ruedas, o muletas... a su lado, estaba Matteo, sosteniéndose por sí mismo. 

Luna sonrió y dejó que todas sus lágrimas saliesen pero con otro motivo porque comprendió todo... Matteo, su Matteo había recuperado la movilidad de sus piernas y lo más importante, es que no le había fallado... sólo llegó tarde porque era la primera vez que realizaba una caminata sin ayuda y quería ir a la par con Luna hacia el altar.

-Federico no me dejará casarme contigo si sigues llorando... -dijo Matteo únicamente audible para Luna- vamos -ella asintió conmocionada.

Ambos dieron el primer paso con el pie derecho, iban al compás de la melodía de fondo...

Con tinta de agua clara (Soy Luna Fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora